Micología regenerativa: una visión radical desde la micocultura
Solemos creer que cada organismo vive separado, con sus propias necesidades y su propia forma de absorber el mundo. Sin embargo, toda la vida está interconectada. Y si pudiéramos ver esta red de una forma más tangible, el reino Fungi es un brillante ejemplo de ello. A través de sus redes de micelio (que forman la parte vegetativa de crecimiento fúngica) los hongos permean el mundo, construyendo y transformando ciclos para demostrar que cada acto tiene una cascada de efectos. Poseen características y rasgos que no vemos en plantas, animales o bacterias, y así, toman roles únicos en la evolución de la tierra.
Texto por Alexa Robles-Gil
Los hongos micorrícicos aumentan el asentamiento de flora sensible y ecológicamente importante. © Annie Spratt
En un mundo cambiante, ante la crisis entre actividades humanas y ecológicas, se ha dado lugar a la necesidad de sistemas y modelos de vida que sean ecológicamente coherentes. Es decir, que existan procesos y estructuras de vida que contengan elementos naturales y que estén integrados con la regeneración. Por ejemplo, el reflejo de las conexiones creadas en el mundo humano nos convierte en una imitación micológica.
En camino hacia un mejor futuro, los hongos construyen sistemas en la naturaleza que expanden los límites de crecimiento y al mismo tiempo proveen con nutrientes. Son capaces de deshacer plástico, degradar contaminantes tóxicos, y sanar ecosistemas dañados. Una visión micocéntrica nos aporta una perspectiva que reafirma el aumento de estructura, composición y diversidad funcional de un hábitat. Nos lleva a una cultura de regeneración en la que se puede condensar, magnificar y colaborar con todos los esfuerzos y procesos que aumentan la calidad de vida de las personas y del planeta (McCoy, 2016).
El planeta es una red extensa de intercrecimientos. No hay organismos aislados, sólo hay crecimientos envueltos con otros crecimientos.
Una Revolución Agrícola
Mientras que el 80-90% de la biomasa de la agricultura se desecha por enfermedades o no poder ser comestible, el uso de hongos en su cultivo puede convertir estos desechos en alimento, medicina u otros elementos. La permacultura se refiere a una agricultura permanente, y promueve un uso dinámico de los procesos naturales que actúan en ella. Y la regeneración micológica, dentro de la permacultura, involucra hacer un cambio de desechos hacia una regeneración (Stamets, 2020).
La palabra micorriza proviene del antiguo griego –mico (mikes) significa fungus y riza (rhiza) significa raíz– y representa el fungi que vive en unión con las plantas que crecen en un suelo saludable. Ésta relación es bidireccional. Tanto la micorriza como las plantas obtienen un beneficio; los hongos descomponen materia viva y la convierten en nutrientes para la planta mientras que ésta actúa como un soporte (Karas, 2022).
Los hongos micorrícicos aumentan el asentamiento de flora sensible y ecológicamente importante, como especies endémicas y los cultivos tradicionales. Esto lleva a tasas reducidas de desertificación y una mayor estabilización del suelo y tolerancia a la salinidad (Stamets, 2020).
Se ha demostrado que las prácticas agrícolas regenerativas que evitan la labranza y mantienen el suelo cubierto ayudan a recuperarlo. Y si la biología del suelo se atiende específicamente al agregar hongos, estos se multiplican increíblemente rápido en unos pocos años. Hacen su trabajo como descomponedores, y muestran cambios extraordinarios para el ecosistema completo (Karas, 2022).
Parte del trabajo de la micología regenerativa es el aspecto de entendimiento con el entorno. Este principio se observa en los hongos porque examinan y responden a su entorno de manera que reflejan las necesidades o los límites del mismo. Epigenéticamente, los hongos responden a cambios en su ambiente dentro de formas en las que hay autopreservación, eficiencia de energía, y regeneración del ecosistema en su totalidad (McCoy, 2016).
Diseñar (Eco)Sistemas
Todo realiza más de una función: dentro de la ecología, podemos ver los diferentes desempeños que tiene un organismo y que afectan al ambiente en su totalidad. Los sistemas de cultivo mejor diseñados son aquellos que imitan sistemas naturales al integrar de forma eficiente los múltiples productos que ofrecen todos los organismos dentro de él. En la permacultura, a este concepto se le llama apilamiento de funciones (McCoy, 2016).
El diseño de la permacultura utiliza diferentes tácticas para mejorar la eficiencia de un sistema vivo. Estos conceptos de diseño son una base sobre la cuál se puede construir. Por ejemplo, los diseños micológicos imitan el micelio del hongo, integrando las habilidades en sistemas autosuficientes que satisfacen las necesidades y al mismo tiempo mejoran la resiliencia del ecosistema.
Los hongos son uno de los mejores modelos de organismo para la perseverancia y resistencia por el estímulo y respuesta que tienen a cambios en el ambiente. Prosperan bajo ambientes retadores, y muestran el valor de una constante búsqueda por, no sólo el mejoramiento propio, sino eficientizar y mejorar su entorno. No viven aislados de él; viven en coexistencia y colaboración con la flora, fauna y sistemas humanos que los rodean. Su fuerza se encuentra en la interacción dinámica que tienen con su hábitat (McCoy, 2016). En sistemas naturales, los hongos prosperan cuando están interconectados con un ecosistema activo y equilibrado. Al ser especies indicadoras, los hongos toman un papel en el que aumentan la diversidad en un ecosistema.
Cuándo creamos sistemas vivos que son diseñados de forma inteligente, conectados, y con un propósito regenerativo, se reduce el estrés y costo del trabajo, y se abren nuevos espacios para pensar, crear, y ser. Los micosistemas son una forma holística e integrada de remediar cambios ecológicos, y de comprender el ecosistema como un total.
Miceliación
En la naturaleza, no hay residuos. Como el micelio de los hongos, todo está conectado, y siempre hay formas de utilizar este residuo. Con la mezcla adecuada de diversidad de organismos en un sistema, se incrementa la productividad y también se estimula la fuerza del micelio. Esta mezcla de colaboración se vuelve el cimiento de un sistema con longevidad.
Los hongos no sólo son una fuente de alimento para los humanos, sino que los subproductos de su cultivo devuelven nutrientes al suelo para otros seres dentro de su ecosistema. La liberación de estos nutrientes aporta e impulsa los ciclos de vida de los seres que los rodea: plantas, animales, insectos y la microflora del suelo (Stamets, 2020).
El micelio es lento, pero estratégico. La regeneración micológica no tiene por qué ser difícil, costosa o elaborada. Una vez establecidos, los sistemas vivos dependientes de hongos pueden ser autosuficientes por años. Los hilos microscópicos de las hifas (parte vegetativa del hongo que forma el micelio) son muestra de esto: lentas pero firmes, ramifican sustratos y mejoran ecologías. Tal como lo han hecho durante siglos (McCoy, 2016).
Se adopta cierta complejidad en un sistema cuando se introducen hongos. El micelio aporta una red de comunicación, actuando como un proceso constante por el cuál se da soporte y nutrientes, pero al mismo tiempo utiliza los desechos para enriquecer el medio. El micelio, finalmente, es un mapa para un mejor futuro.
Radicalizando los Hongos
La micología regenerativa se centra en el principio de que todos los desechos agrícolas se pueden transformar en comida, medicina, o energía. Los hongos ganan valor, no sólo por su capacidad comestible, si no por la variedad de sus funciones regenerativas. Tienen cierta aptitud por la recomposición de materia vegetal o animal en el suelo que dé lugar a nueva vida (Stamets, 2020).
En alianza con aquellos con los que viven, los hongos actúan como los navegantes de un hábitat, dirigiendo su curso a través de los impactos de la actividad humana y los desastres naturales y hacia un balance regenerativo.
Si les damos una oportunidad, tienen mucho que ofrecer y enseñarnos sobre cómo desarrollar relaciones más profundas con el mundo natural. Y no sólo eso, sino que nos muestran una perspectiva llena de esperanza para abordar la crisis climática. La revolución micológica es radical, en el sentido de que se cambia el enfoque tradicional de ver a los hongos con un valor comercial y personal, hacia trabajar con ellos para mejorar la vida de las personas y la del planeta.
Sin lugar a dudas, a través del tiempo, la sociedad humana ha pasado desde ser cazadores-recolectores hasta la horticultura y agricultura, para dar un nuevo giro en perspectiva hacia el reino fungi y observar el comienzo del auge de la micocultura.
Referencias
Averill, C., Turner, B. & Finzi, A. (2014) Mycorrhiza-mediated competition between plants and decomposers drives soil carbon storage. Nature, 505, https://doi.org/10.1038/nature12901
Forrester, B. (2021) What Fungi Teach Us About Community. Disponible en: https://www.isbourne.org/blog/what-mushrooms-can-teach-us-about-community
Karas, S. (2022) How the Fungus Might Save Us. Disponible en: https://www.csuchico.edu/regenerativeagriculture/blog/how-fungus-might-save-us.shtml
McCoy, P. (2016) Radical Mycology: A treatise on seeing and working with fungi. Portland, OR: Chthaeus Press.
Stamets, P. (2020) Permaculture with a Mycological Twist. Disponible en: https://paulstamets.com/mycorestoration/permaculture-with-a-mycological-twist
The Guardian. (2020) A new era of agriculture: how soil – and mushrooms – can help solve the climate crisis. Disponible en: https://www.theguardian.com/climate-academy/ng-interactive/2020/nov/16/regenerative-agriculture-soil-and-mushrooms-help-solve-climate-crisis
Wozniacka, G. (2021) As Mushrooms Grow in Popularity, a Radical Mycology Movement is Emerging. Disponible en: https://civileats.com/2021/03/11/as-mushrooms-grow-in-popularity-a-radical-mycology-movement-is-emerging/
Imagen de portada: © Andrew Ridley
Fuente: Revista Endémico: https://endemico.org/micologia-regenerativa-una-vision-radical-desde-la-micocultura/