Control digital de territorios y pueblos

A fines de 2022, se conoció a través de las redes sociales la firma de un acuerdo para control digital entre la empresa One Amazon y la organización de pueblos indígenas FICSH (Federación Interprovincial de Centros Shuar) en la Amazonía ecuatoriana: Se trata de un contrato que introduce una nueva forma de control empresarial sobre los territorios: la producción y venta de “activos digitales” derivados de los pueblos y el territorio shuar. Son muchas las implicaciones negativas de esta nueva forma de explotación, la mayoría desconocidas tanto para los pueblos indígenas como para la mayoría de la gente.

por Silvia Ribeiro

La organización ecuatoriana Acción Ecológica difundió un documento de análisis crítico sobre este acuerdo, que aporta importantes datos y reflexiones sobre esta nueva forma de intentar controlar los territorios. La federación shuar FICSH, luego de analizar más ampliamente el contrato y sus impactos en su asamblea de principios de febrero 2023, decidió cancelar el contrato. No obstante, este no prevé que la FICSH lo pueda cancelar antes de 30 años, solamente que One Amazon puede terminar el contrato en forma unilateral en cualquier momento si considera que la FICSH no cumple con lo establecido en éste. Tal como explica con detalle el documento de Acción Ecológica, el contrato está lleno de cláusulas abusivas contra los Shuar, por lo que incluso la propia cancelación será una lucha.
El control digital, una tendencia mundial para estar atentos

Aunque ya tomaron esta decisión, es importante conocer el caso, porque hay otros contratos similares propuestas o firmados con pueblos indígenas -e incluso con organizaciones e instituciones en áreas naturales en diferentes partes del mundo.
One Amazon es una empresa creada hace dos años, que declara trabajar entre otras cosas en reforestación, asesorías y “plantaciones forestales con fines de compensaciones de carbono”, es decir se formó para entrar en las áreas de bosques a hacer negocios, incluso en los mercados de carbono. En sitios externos a la empresa se declara que desarrolla “proyectos informáticos de nueva generación para salvar la selva amazónica”. Acción Ecológica investigó a los representates de Amazon One que firman el contrato (Rodrigo Veloso e Ivano Westin, brasileros) y encontró que han estado vinculados al sector financiero y a la industria minera, entre otras. Westin trabajó por siete años en el banco Credit Suisse y formó parte del equipo global de minería de esta institución financiera.
Aunque One Amazon se formó recientemente, el único inversor de la empresa es la empresa de capital de riesgo Starlight Ventures, una empresa mayor de inversiones en capital de riesgo. Ésta invierte en varias otras empresas preocupantes (y muchas contaminantes), por ejemplo varias vinculadas a tecnologías informáticas para actuar en mercados de carbono.
Otros inversores
También son inversores de Carbon Engineering una empresa de geoingeniería canadiense, fundada por David Keith de Harvard, uno de los más ardientes defensores de la manipulación climática. Keith formó la empresa con aportes de Bill Gates, actualmente sus principales inversores son las petroleras Chrevron y Oxy y la mega minera BHP Billiton. “Starlight, la inversionista de One Amazon, coloca dinero en muchas empresas que están en negocios nuevos riesgosos en cuanto a recuperar el dinero invertido y también peligrosos para los pueblos y la naturaleza” resume Acción Ecológica
El convenio One Amazon-FICSH tiene varios objetivos, los primeros muy generales sobre protección y conservación de la selva amazónica, pero también “lograr inversión en empresas sustentables”, todos aspectos que en manos de empresas en realidad son grandes riesgos. El núcleo duro de los objetivos del contrato es la implementación de un “sistema para recoger imágenes satelitales y otras tecnologíaas sobre la selva amazónica, que permita tener información (digital, satelital, documental, videográfica y auditiva)” y que permita la emisión internacional de “activos digitales” que en el convenio se llaman “valores” (referidos a lo que en inglés llaman tokens o Digital Security Assets). Para todo ello usarán como vehículo el sistema de cadena de bloques (blockchain)
Activos digitales
Un activo digital se refiere por ejemplo a criptomonedas -como Bitcoin u otras- y también a la producción de otras mercancías digitales como los llamados NFT, que parece ser el objetivo en el caso del contrato con la FICSH. Un NFT (Non Fungible Token en inglés o Token no Fungible en castellano) es un activo digital que se puede crear, comprar, vender, coleccionar.
Los NFT se crean a partir de convertir en información digital una imagen o un video y colocar el producto digitalizado como mercancía en la cadena de bloques. El valor de estos NFT dependerá del objeto, si es original o copias, etc. Este tipo de mercancías es uno de los “activos” que pretende generar One Amazon con la información del territorio Shuar.
Su idea es generar información detallada de todo lo que existe en el territorio y de la vida de la gente, ya que las fotos y regsitros pueden ser también del propio pueblo, sus actividades, ceremonias, rutinas de ocio y trabajo, que podrían ser convertidos a activos digitales. One Amazon tiene la propiedad de la imagen, que la podría en la red en forma abierta a la vista y para su venta.
Biopiratería
Es una nueva forma de biopiratería, al usar la vida y territorio de los Shuar para fragmentarla, interpretarla, transformarla en mercancía y venderla.
Al igual que con los servicios ambientales, se presenta a los indígenas como algo donde recibirán dinero y no tendrán que hacer nada, pero la contracara es que implica una intensa vigilancia y control de su territorio, que incluso les podría impedir seguir con actividades importantes para su subsistencia y formas de vida.
Además, este relevamiento, imágenes y otros datos colectados por One Amazon, tienen usos adicionales. Al generar gran cantidad de información sobre los territorios y sus componentes, generan informacion de alto valor para vender a quienes quieren explotar el territorio, como empresas extractivas, mineras, programas de bioprospección, para planear proyectos de infraestructura para acceder a esa u otras áreas, etc.
En el contrato es ambigua la relación entre la imagen y el territorio en sí mismo, porque One Amazon se arroga asegurar la “protección” de la fuente de la imagen, es decir que podría incluso -más aún conjugado con otros objetivos y cláusulas abusivas del contrato- intervenir directamente para impedir que los Shuar usen su territorio, en función de su objetivo de “conservación” o protección ambiental.

Control digital también en los campos agrícolas
Algo similar sucede con la introducción de la digitalización en los campos agrícolas, especialmente en relación a la agricultura campesina y de pequeña escala. A través de nuevas plataformas digitales agrícolas -a menudo de trasnacionales como Bayer-Monsanto, Corteva, Syngenta, etc- se promete a los agricultores mayor eficiencia en el manejo de su campo, en el uso de agrotóxicos y fertilizantes y otras prácticas. Mientras recogen enormes cantidades de datos sobre las tierras, territorios y rutinas de las comunidades, que las empresas también pueden usar para vender a otras empresas con interés en distintos aspectos del territorio. También en estos casos, usan la información digital para “medir” el carbono generado o absorbido por los suelos, para generar potenciales créditos de carbono y venderlos en el mercado. Aquí se puede ver un análisis del Grupo ETC con ejemplos de funcionamiento de esas plataformas.
El comercio de carbono es otro aspecto adicional del contrato con los Shuar, en ese caso enfocado en los bosques como sumideros de carbono y el desarrollo de una “internet de los bosques”. Para ello usarán las imágenes y sistemas de monitoreo digitales.
En todos los casos, son nuevas formas tecnológicas de invadir y apropiarse de los territorios y la vida de los pueblos y comunidades, que es necesario conocer y rechazar.

Fuente: https://desinformemonos.org

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