España: Dudas sobre el hidrógeno verde
Entre las soluciones tecnológicas para afrontar la crisis energética hace un tiempo que oímos hablar del hidrógeno verde, una respuesta que, dicen, es sostenible y muy prometedora. ¿Pero nos hemos hecho todas las preguntas? ¿Los planes que se están proponiendo para su promoción y desarrollo –como la Hoja de ruta del Hidrógeno del Gobierno español o el proyecto Vall del Hidrogen de Catalunya impulsado por la Generalitat– son inversiones para un futuro mejor o para lo contrario?
Por Gustavo Duch
De entrada sería bueno que, junto a todas las bondades que nos anuncian del hidrógeno verde, quienes lo promocionen nos explicaran también en qué consiste, para evitar sorpresas. No es como el petróleo, la madera o el carbón, un recurso energético que se extrae directamente de la tierra. El hidrógeno es diferente, hay que entenderlo solo, subrayo esto de «solo», como un vector, como un almacén que retiene energía de una fuente primaria. En concreto, retiene una parte de la energía que se utiliza para romper las moléculas de agua. Cuando esta energía procede de fuentes renovables, lo denominamos hidrógeno verde.
Y por qué tanto de interés si se gasta entre cinco y seis veces más de energía de la que se obtiene? Porque el alta densidad de esta molécula permite almacenarla y puede ser empleada en procesos en que la electricidad no es factible, como por ejemplo el transporte marítimo, sustituyendo combustibles fósiles con efectos sobre el calentamiento global.
Ahora bien, como que la «producción» de hidrógeno verde depende de más parques fotovoltaicos y aerogeneradores, así como de crear nuevas instalaciones y plantas para el proceso en cuestión, hay que advertir que volvemos a poner más presión sobre el territorio, y mayoritariamente sobre los territorios rurales de Tarragona y Lleida, donde el llamado proceso de transición energética ya está proyectando la gran mayoría de los macroparques. Es decir, se incrementa la competencia sobre la tierra y el agua necesarias para la producción de alimentos justo cuando vivimos una grave crisis alimentaria y del sector primario.
En el estudio El hidrógeno verde, un riesgo para la soberanía alimentaria a en Catalunya encontramos datos al respeto. Por un lado, si según el Instituto Catalán de Energía (ICAEN) para el año 2050 se prevé producir 95.000 toneladas de hidrógeno verde, quiere decir, según cálculos recogidos en el estudio, que tendremos que contar con 2.000 MW en parques eólicos o 1.850 MW en parques fotovoltaicos. Si el mismo ICAEN describe que en fecha de 21 de febrero de este año se dispone de 1.271 MW en parques eólicos y menos de 5 MW de parques fotovoltaicos, habrá espacio para añadir toda esta potencia? Cuánta tierra fértil quedará malograda?
Respecto al agua, se requieren unos 9.000 litros de agua por cada tonelada de hidrógeno obtenida. Quizás no parece mucha, o sí, pero hay que tener en cuenta que para garantizar un buen proceso se pide agua sin impurezas, como el agua dulce, y esto comportará un nuevo elemento de estrés para los ríos y acuíferos. Justo ahora que empezamos a entender que la sequía que sufrimos es una sequía estructural que ha venido para quedarse.
Sabiendo que faltan y faltarán tierra y agua para satisfacer las necesidades de los cultivos que nos tendrían que alimentar y, a la vez, hacer posible la vida del campesinado que cuida del territorio y su porvenir, se plantea un dilema crítico: ¿combustibles o comestibles?
Diari ARA. 20 de mayo 2023. Versió original en català
Fuentes: Palabreando https://gustavoduch.wordpress.com/2023/05/21/dudas-sobre-el-hidrogeno-verde/