Baterías y paneles en estanques y huertos: el rastro de residuos que deja en Zambia la pujante energía solar ‘made in China’

El material barato importado de países asiáticos se abandona cuando deja de funcionar y contamina los ecosistemas urbanos, en un país donde no existe todavía estructura para reciclarlos: Zambia es el lugar perfecto para desarrollar una gran infraestructura de energía solar gracias al clima favorable y a la demanda creciente. Pero, a medida que esta nueva forma de producción de energía toma forma y recibe el respaldo del Gobierno y de gigantes del sector, la contaminación provocada por los residuos se está convirtiendo en un verdadero problema.

Nyasha Bhobo

“Las familias y las empresas de Zambia tiran sus viejas baterías solares en el campo de maíz más cercano y luego se compran e instalan una nueva batería barata”, resume Lameck Phiri, exdirector del Ministerio de Economía Verde y Medio Ambiente de Zambia a este diario, refiriéndose a los montones de baterías de litio baratas, paneles solares, transformadores de corriente averiados y bombillas de bajo consumo que obstruyen los ecosistemas de la capital del país, Lusaka.
En la última década, Zambia, ha invertido millones en desarrollar esta nueva industria y ha contado para ello con financiación internacional. Este país de 20 millones de habitantes ha incrementado la importación de estos productos necesarios para producir energía solar, que compra principalmente en China, Vietnam e India. “Los centros de producción de energía solar de Asia iluminan nuestros hogares de forma barata”, resume Phiri. Pero estos productos no duran mucho, debido a que se fabrican con materia prima de escasa calidad y, cuando ya no sirven, acaban en los vertederos, los desagües, los cultivos, los estanques y los arroyos de Lusaka.
“He tratado de convencer a los concejales de Lusaka de que habiliten contenedores específicos para residuos electrónicos, donde las empresas de reciclaje puedan recoger los equipos solares desechados. Mi petición ha caído en saco roto”, lamenta Engelbert Sakala, científico independiente. “Los residuos químicos de plomo, vidrio y ácido nítrico de las baterías están apareciendo en los parques infantiles, estanques de peces y huertos. Su eliminación imprudente está envenenando los ecosistemas urbanos de Zambia”, agrega.

Zambia ya cuenta con una historia de supuesto envenenamiento por residuos metálicos. En Kabwe, una ciudad de la que se extrajo plomo durante décadas, miles de residentes se han quejado de enfermedades y problemas de salud causados por el agua y los cultivos contaminados por residuos metálicos de plomo abandonados. En diciembre, el Tribunal Superior de Sudáfrica desestimó una demanda de indemnización multimillonaria contra la empresa minera Anglo-American, a la que los habitantes de Zambia habían demandado por el envenenamiento masivo con plomo en Kabwe. “Dentro de 10 años, el escándalo del envenenamiento medioambiental por plomo se repetirá con los residuos de la energía solar”, vaticina Sakala.
Un sector en pleno crecimiento
Desde 2011, China ha invertido globalmente más de 50.000 millones de dólares, es decir, 10 veces más que Europa, en su capacidad de suministro de energía fotovoltaica, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). En Zambia, los datos exactos sobre las importaciones de equipos solares de este o de otros países son muy imprecisos debido a la porosidad de las fronteras (que permite el contrabando informal), a las declaraciones por debajo del valor real que se hace a los servicios de aduanas y al escaso mantenimiento de estas oficinas gubernamentales de control de las importaciones.

El Gobierno de Zambia está haciendo esfuerzos por incrementar el uso de la energía solar y se ha sumado al programa Scaling Solar o Expansión solar, del Banco Mundial. Esta iniciativa, ofrecida a varios países del África subsahariana asegura la puesta en marcha de energía solar de forma segura y al menor coste posible. En la práctica, ofrece a los gobiernos servicios de asesoramiento, contratos, financiación, garantías para crear mercados viables.
En Zambia, este plan se puso en marcha en 2015 para añadir 600 MW de nueva energía solar a la red, y 48 empresas internacionales mostraron su interés. En 2016, se concedieron contratos a dos de estas compañías para desplegar 45 MW. Se trató de la francesa Neoen y la estadounidense First Solar, que propusieron una tarifa de 6,015 dólares/kWh, la má baja del África subsahariana hasta este momento.
El mercado de la energía solar ha avanzado tanto hasta la fecha que en 2023, Emiratos Árabes Unidos se embarcó en una empresa conjunta para desarrollar infraestructuras de generación y transmisión de energía solar por valor de 2.000 millones de dólares (1.847 millones de euros).
Un año antes, en 2022, First Quantum, un importante productor mundial de cobre que opera en Zambia, anunció que planea alimentar sus minas de cobre en Zambia en los próximos años, a través de una instalación de energía solar y eólica de 500 millones de dólares.
En la última década, la escasez de electricidad ha perjudicado las operaciones mineras en este país del sur de África, que depende casi por completo de la energía hidroeléctrica. Según Stella Zeke, experta en energía que trabajó en la oficina del presidente de Zambia, “el cambio climático, las represas en mal estado y la mala gestión” perjudican a la energía hidroeléctrica.
En el sur del país se encuentra la enorme presa de Kariba, una de las mayores del mundo, que también suministra electricidad a Zimbabue y que puede llegar a aportar el 25% de la energía que necesita Zambia. Pero, por las razones que cita Zeke, las minas, las fábricas y los hogares zambianos suelen quedarse a oscuras durante los frecuentes apagones. Y la frustración ha hecho que la atención se centre en energías como la solar, afirma Tapiwa Nhachi, ex investigador del Centro para la Gestión Pública de los Recursos Naturales.
“Nos dimos cuenta de que es el camino porque el cambio climático afectará gravemente a la energía hidráulica de Zambia en el futuro”, señala Shanon Mbalu, secretario del Foro de Importadores Solares de Lusaka, un grupo informal de minoristas de electricidad de la capital, Lusaka, explicando que, solo en la capital, 5.000 hogares han montado equipos solares en los tejados de sus casas en los últimos tres años.
Un problema a escala continental
Pero los enormes esfuerzos en desarrollar este tipo de energía no se ven correspondidos con una respuesta a la cuestión pendiente de los residuos. En teoría, la ley de reciclaje de Zambia —la Ley de Gestión y Regulación de Residuos Sólidos de 2018— prescribe penas de hasta seis meses de cárcel para los casos graves de eliminación de residuos sin tener en cuenta las normas de reciclaje. Pero, según Mbalu, rara vez se aplican las normas.
Este problema afecta a todo el continente africano, donde se produce un auge de las infraestructuras solares, pero no hay cómo tratar y reciclar los residuos. “En primer lugar, en el sur de África ni siquiera disponemos de datos digitalizados, precisos y transfronterizos sobre la procedencia de nuestros equipos solares ni sobre dónde acaban”, se pregunta el exfuncionario Phiri.
Este experto teme algo aún más grave si no se aborda urgentemente el problema de los residuos electrónicos solares. “Las empresas deshonestas de Europa enviarán algún día los residuos solares no deseados a las naciones africanas para verterlos allí. Ya ha ocurrido con la industria de la basura, que lleva sus cargamentos de residuos tóxicos a África”, afirma.

“Zambia apenas tiene conocimientos especializados sobre cómo deben reciclarse los equipos solares desechados. Ni siquiera tenemos empresas especializadas capaces de gestionar el volumen de residuos. Recordemos que se trata de una industria nueva en Zambia y en gran parte de África”, señala por su parte Tawanda Chitiyo, fundador de Tawanda Energy, una startup centrada en la descentralización del mercado de la energía en el sur de África. “El reciclaje de residuos solares y el seguimiento digital de su progreso es una labor costosa que requiere una planificación cuidadosa. Hay que contar con los conocimientos necesarios en el Gobierno y en el sector, y con la voluntad de los políticos”, afirma.
El experto pone el ejemplo de Francia, que en 2018 inauguró las primeras plantas de reciclaje de desechos de energía solar de la Unión Europea (UE) y propone una fórmula: asignar un código de barras a todos los equipos solares importantes que entren en Zambia a través de cauces legales, con un sello que identifique los datos del vendedor y el comprador de modo que, a la hora de rastrear los residuos electrónicos, se pueda responsabilizar a personas o empresas concretas.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2024-03-25/baterias-y-paneles-en-estanques-y-huertos-el-rastro-de-residuos-que-deja-en-zambia-la-pujante-energia-solar-made-in-china.html - Imagen de portada: Una central solar en Tongchuan, provincia china de Shaanxi. MUYU XU (REUTERS)

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