España: La leyenda negra del meloncillo

El pasado 22 de febrero la Junta de Extremadura decidió autorizar el control poblacional del meloncillo mediante la caza. Esta medida llega sin ofrecer ningún dato acerca de su población actual en nuestra región ni la cuantía de daños al sector ganadero que la han motivado. Tan solo sabemos que es una petición por parte de cazadores que viene de mucho tiempo atrás. Si hay un animal con mala fama en nuestros campos, ese es el meloncillo.

David Prado Sojo

Miembro de la Sociedad Extremeña de Zoología.

Maltratado por los medios sensacionalistas y objeto de mil y una leyendas que poco o nada tienen que ver con la realidad. El hecho de que sea uno de los pocos mamíferos diurnos y por tanto un animal relativamente fácil de ver, sus pupilas horizontales e iris ambarino que le han hecho ganarse el apodo de “pequeño demonio” o su aspecto “poco atractivo” en contraposición a ginetas, tejones y garduñas (de aspecto más agradable), han motivado un rechazo injustificado y un ensañamiento especial con esta especie autóctona.
Pero lo cierto es que el meloncillo (Herpestes ichneumon) es un pequeño mamífero carnívoro de unos 3,5 kilos de media, y quédense con este dato porque es importante para comprender lo inverosímil de esta historia. La base de su dieta son los micromamíferos (ratones o topillos), reptiles y conejos (principalmente gazapos ya que hasta un conejo adulto supone un desafío para ellos). Y es el único representante ibérico de la familia de los herpéstidos, tan valioso como cualquier otro depredador para el equilibrio de nuestros ecosistemas y del cual tenemos muy pocos datos en la actualidad.
Su población se limita al sur y suroeste de la península ibérica. Gracias a diferentes citas y avistamientos sabemos que la especie se encuentra en un progresivo aumento de su área de distribución, motivo que ha hecho crecer la tensión con el sector cinegético y ganadero. Lamentablemente no tenemos ningún estudio actual que nos ofrezca datos contundentes sobre su distribución ni abundancia. Puede ser uno de los mamíferos menos estudiados de nuestra fauna al encontrarse sólo en un pequeño número de comunidades.

Imágen de fototrampeo tomadas por la Sociedad Extremeña de Zoología durante diferentes estudios de fauna silvestre.

A día de hoy ya no sólo su “mala fama” juega en su contra, sino que además tiene que lidiar con un nuevo protagonista: el lince ibérico. Actualmente este felino ha entrado de nuevo en la ecuación de depredadores que compiten en nuestros ecosistemas, regulando de forma natural la población de mesocarnívoros como zorros y meloncillos. Así lo demuestra un estudio reciente realizado por el CSIC precisamente en nuestra región, en el valle del Matachel.
¿Debemos entonces autorizar la caza del meloncillo? Comprobemos lo que nos dice la ley: el meloncillo es una especie autóctona, y por lo tanto una especie PROTEGIDA, según la Ley 42/2007, de 13 de diciembre. De acuerdo a la categoría de amenaza establecida por el Ministerio, se considera como “Insuficientemente conocida”. En resumen: el meloncillo es una especie protegida y no se puede cazar, para poder cambiar esto hace falta un aval científico y haber intentado el control de los supuestos daños mediante métodos no letales; por tanto, la respuesta es un rotundo NO y la primera de las razones es, sencillamente, porque es ilegal. No se puede autorizar su caza sin estudios científicos previos que lo justifiquen y garanticen su buena salud poblacional.
Más injustificado nos parece aún este control poblacional si atendemos a algunas de las conclusiones que arrojó el único estudio del que disponemos sobre la especie en nuestra comunidad, publicado en 2013 y realizado en colaboración entre la Junta de Extremadura y la Universidad de Extremadura (Grupo de Investigación en Recursos Cinegéticos y Biodiversidad RCB). Conclusiones como la contundente exclusión del meloncillo como sospechoso de la mayoría de ataques a gallineros, habiéndose demostrado que está activo durante las horas de luz mientras que los ataques denunciados se producían durante la noche; el hecho sorprendente de que la mayoría de las denuncias se localizaban geográficamente en zonas que no se corresponden con las de mayor abundancia del meloncillo; o los supuestos ataques a ganado ovino, donde en realidad lo que existía era una depredación de la placenta y demás restos del parto y “si en esas circunstancias se encontraban con la cría inmóvil se podría producir el ataque”, hechos estos tan aislados que se consideraron de ínfimo impacto.
Por último, basarnos en la incidencia del meloncillo sobre la fauna silvestre para justificar su caza nos parece directamente un absurdo, pues esta no es más que un proceso natural de la cadena trófica y los supuestos daños a los que se aluden no son mayores de los que habitualmente pueda producir cualquier otro depredador con respecto a sus presas. E insistimos: no existen estudios de abundancia ni de impacto de depredación, ambos son clave para demostrar impacto en la fauna cinegética.
Leyendo estas conclusiones parece evidente que la Junta de Extremadura no se ha basado en este estudio a la hora de autorizar la caza del meloncillo así que solicitaremos que nos hagan llegar los estudios actuales en los que sí lo han hecho y los datos de pérdidas económicas en el sector ganadero producidos por la especie que justifican esta medida así como los protocolos a seguir a la hora de determinar si los ataques denunciados son realmente de meloncillo (descartando otros posibles depredadores como por ejemplo el propio gato doméstico o perro doméstico) y por supuesto el estudio de impacto final sobre la población que se pretende conseguir.
Esperemos que cuando nos hagan llegar todos estos datos podamos comprender algo mejor a nivel científico las motivaciones de esta medida.
Nos cuesta creer que un animal de unos 3,5 kilos de media, con una altura de 25 cms. a la cruz y un cráneo de aproximadamente 10 cms. sea un problema para la ganadería y la caza menor. ¿Se imaginan un animal poco más grande que un gato doméstico sembrando el terror en nuestros campos? Pues ese parece ser el motivo por el que hay que matar meloncillos. ¿No será el tener una especie más a la que poder disparar?
Finalizamos este artículo citando una vez más el estudio del que hemos hablado anteriormente con una afirmación con la que no podemos estar más de acuerdo: “Debería promoverse una campaña de educación ambiental donde se rehabilitase la imagen del meloncillo dando a conocer su biología, ecología y comportamiento al tiempo que se divulgase el importante papel de los depredadores en nuestros ecosistemas, haciendo especial hincapié en su labor de policía sanitaria y de mejora de las especies presas a través de la selección natural.”

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/fauna-amenazada/leyenda-negra-del-meloncillo  - Imagen de portada: El meloncillo (Herpestes ichneumon), también conocido vulgarmente como mangosta común o egipcia. Wikipedia.


 

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