Italia: La banda que defiende el bosque Don Bosco
La última obra del colectivo de escritores Wu Ming (firmado por Wu Ming 4) versa sobre la Hood Gang, la banda de los encapuchados a la que pertenecía Robin Hood y que moraban en el bosque de Sherwood. El título es «La verdadera historia de la Hood Gang», porque según sus autores, como en previas entregas suyas (Q, Manituana, El ejército de los sonámbulos), tratan desde la historia y sin olvidar la fantasía, pero sobre todo, desde otra perspectiva más popular y menos jerárquica, de dar otra visión de lo que se cocía en aquel bosque de Sherwood. El libro parte de la dicotomía que representa el bosque de Sherwood: «de un lado, la ciudad, el palacio, la autoridad constituida; del otro, el bosque, las creencias populares, la naturaleza viva».
El lanzamiento de este nuevo libro coincide con la amenaza sobre un parque en Boloña, Don Bosco que ha contado con el surgimiento de una nueva resistencia y que se ha sumado a otras ya existentes en esa ciudad. Desde el 29 de enero el parque ha sido ocupado para impedir su tala para un proyecto de construcción de una escuela, Quattrofoglie1. La defensa de este parque, como otros muchas resistencias ambientales y climáticas que se proponen en Boloña, son secundadas, o, como en este caso, hasta convocadas por el propio colectivo Wu Ming.
Wu Ming son de Boloña y en alusión a su nuevo libro, convocaron como la Gang del Don Bosco una manifestación en defensa del parque (y todas las «grandes obras inútiles, dañinas e impuestas») el pasado 9 de marzo. El colectivo de escritores fue fundado en 2000 y de 5 escritores actualmente continúan tres de ellos. Luego está la Fundación Wu Ming, una entidad multiforme, más amplia y ramificada, formada por colectivos, proyectos artísticos, culturales y políticos en torno al blog wumingfoundation.com.
Sin duda, escribiendo esto en Donostia (España), nos recuerda mucho a la última cacicada sufrida aquí, la tala del parque de Manteo para el proyecto también de un centro culinario. Porque como en el caso de Boloña, nadie puede estar en contra de que haya escuelas, la cosa es que se aprovechen los espacios inutilizados, que se deje de especular, de hacer negocio con el territorio y los terrenos, y sobre todo que se deje de destruir el poco arbolado y zonas naturales que nos quedan en la ciudad. Y que se escuche a vecinas y vecinos y se garantice la participación.
Como en Donostia, el ayuntamiento de Boloña ha prometido que al final de las obras «el parque quedará más bonito que antes». Pero a nadie se le escapa: si eliminamos zona de arbolado para colocar la escuela Besta o un Centro Culinario, aunque luego se vuelva a plantar arbolado, esa zona de arbolado será mucho más reducida ¿no? Por no decir nula. «La administración intenta convencer a los ciudadanos de la bondad del proyecto hablando de regeneración de la zona verde en la zona de demolición, cuando se sabe que estos suelos no se pueden regenerar con una varita mágica – el proyecto aparece – ¡mágico, sí! – la posibilidad de destinar parte de la superficie a un posible aparcamiento, en caso de que la Feria cercana lo necesitara».
El proyecto de «reurbanización» de las escuelas Besta no supone reformar la escuela existente sino construir una nueva al lado (Escuela Quattrofoglie), eliminando el parque: quince mil metros cuadrados que alberga cuarenta y dos espléndidos árboles cuidados durante años por la asociación de vecinos, el Comité Don Bosco. El parque es un pulmón de Boloña y, en concreto, de la zona de Feria. Así, construyendo desde inicio, se plantea todo como más verde, como reducción de emisiones, pues cumplirá con las normativas, sin tener en cuenta que lo más verde es partir de lo existente.
Las escuelas secundarias de Besta fueron pioneras en su época a principios de los ochenta. Fueron construidas siguiendo criterios innovadores de motivación, estímulo y participación. En ese proyecto, el parque de Don Bosco era central pues se buscaba la integración de los y las estudiantes con la naturaleza, mediante aulas orientadas y abiertas al parque. Que decir tiene, que por mucho que planteen el replantar, ese bosque nunca se replicaré. Encima, más de 40 años después, el nuevo proyecto tampoco supone arquitectónicamente ninguna innovación: arquitectos y profesorxs han rechazado rotundamente el proyecto porque meramente ofrece «aulas y pasillos». También se ha criticado el coste de este proyecto (18 millones €) que se considera seis veces el coste de una renovación.
Ahora, además, la Superintendencia de Patrimonio Cultural ha iniciado el procedimiento para el reconocimiento del importante carácter artístico del actual colegio Besta y ha iniciado las gestiones para solicitar su protección (las escuelas de Guercino, construidas según el mismo proyecto que la Besta, ya están incluidas en el Plan General Urbano del Ayuntamiento de Bolonia como «Edificio de interés cultural y Interés Testimonial del Segundo Siglo XX»).
El 16 de diciembre de 2023 se celebró una marcha contra este proyecto. El 29 de enero, cuando se presentaron los trabajadores de la empresa para cercar la zona a talar, se encontraron que un grupo de activistas se habían atado a los árboles. A partir de entonces permanencen allí, en casas que construyeron en los árboles. Mientras la actividad, el debate y la socialización de conocimientos, de comida, ha surgido en el parque también. Por ello, lo han denominado como micro-ZAD urbano. ZAD es un neologismo francés, un acrónimo que significa Zone a Defendre, Zona a Defende, y fue como se denominaron las ocupaciones con objetivo de bloquear proyectos nocivos para las comunidades y el medio ambiente. Esta ocupación se entiende como algo inédito en esas latitudes, especialmente por tratarse de contextos hiperurbanizados.
En Boloña, y en especial el colectivo Giap, son muy conscientes de la importancia del arbolado en general, pero sobre todo en la ciudad. En una época golpeada por la crisis climática, la sequía y los fenómenos meteorológicos extremos correspondientes, los árboles son sumideros de carbono, absorben el CO2. Pero también fijan el suelo para que si llueve muy torrencialmente, éste no sea llevado por el agua. Y por otro lado nos proveen de sombra y de lugares en los que protegernos cuando castiga el sol. En torno a los árboles surgen otras formas de vida y se crean ecosistemas de distintos niveles que también son fundamentales.
En Boloña han vivido los efectos del cambio climático por la subida del nivel del mar y también las inundaciones. Su región, Emilia-Romaña, está sufriendo otro efecto relacionado con la sequía y la subida del mar: la salinización de la zona más próxima de la costa tanto del agua como de la tierra. Pero al estar hablando del delta del río Po, estamos hablando de un gran efecto que afecta a decenas de kilómetros tierra adentro. El agua fluvial se reduce por la sequía, y esto favorece a la introducción de agua de mar. Esta se filtra también a través del suelo afecta a la agricultura y también a los ecosistemas.
Mientras, se da la circunstancia muy común en el capitalismo, que Emilia-Romaña, es una región de grandes obras de infraestucturas, la tercera Región más cementificada de Italia, con alrededor de un 9% de su suelo impermeabilizado (a nivel italiano la media es el 7,1%, un porcentaje ya de por sí altísimo) y fue la tercera por incremento de consumo de suelo en 2021 -¡En ese año se cubrieron 658 hectáreas más! Pero sobre todo, el dato más preocupante tras lo que hemos explicado, es que es la primera región de Italia en cementificación de zonas de inundación: 78,6 hectáreas solo en 2020-2021 de zonas a elevado riesgo hidráulico.
Porque, como denuncia la Banda de don Bosco «La clase dirigente de Emilia-Romaña, y en concreto la de Bolonia, tiene adicción al cemento y al asfalto, las drogas más duras que existen. No pueden parar, siguen consumiendo y tomando sobredosis, y saben que seguirán así hasta que toquen -y nos hagan tocar a todos- el fondo del abismo». Porque además de esos proyectos impulsan otros como el de la Pasante, la Variante que ampliará la A14/Tangenziale. Para su construcción ya destruyeron praderas salvajes, una franja de árboles de trescientos metros de largo, arbolado en el Jardín Eugenio Montale y otros.
Por ello, dada su similitud, en su momento la comparamos también con el talado y destrucción del arbolado aquí en Donostia para otra variente, en Marrutxipi. Sí, aquí podemos concluir también que la clase dirigente vasca, y en concreto la donostiarra, también sufren de adicción al cemento y al asfalto.
Además, la Banda de don Bosco denuncia que se anuncian proyectos sin cesar, que se suman a otra residencia de estudiantes de lujo o a al de la mayor estación de esquí del Mediterraneo. Los últimos un Museo de la Cultura Italiana de doce mil metros cuadrados para, una nueva urbanización de apartamentos, mientras se aguardan otros proyectos en la antigua zona FICO y en la zona de Feria. Como en Donostia, otro de los grandes proyectos será la nueva estación del tren de alta velocidad. O mientras en Donostia han dilapidado millones en el metro, en Boloña han vendido un proyecto de tranvía, también dentro de los proyectos propuestos como verdes. pero además otros proyectos como Trilogía Navile, la Tettoia Nervi, la obra de Giulia Srl y la P Tower, el complejo Unipol, las operaciones especulativas en Cirenaica y en el distrito de San Donato, el Tecnopolo, la remodelación del centro de exposiciones, Fico o el People Mover. Como denunciamos tantas veces, tras toda este desarrollismo sólo tenemos, además del interés lucrativo, el de hacer destacar a la ciudad entre las europeas como referencia turística, logística y económica.
Los y las vecinas del parque Don Bosco «no creen que verter hormigón en un parque sea algo sensato, útil y mucho menos que se pueda considerar verde. Por ello, se han organizado en un comité que, a su vez, está coordinado con otros comités y asociaciones municipales activas en la protección del medio ambiente, y en especial en el caso de Boloña, contra el proyecto Passante, la ampliación de la variante.
Porque previo a la Banda de don Bosco, el colectivo Wu Ming se ha dedicado a denunciar la apuesta desarrollista de los políticos boloñeses y su hipocresía verde. A estas denuncias les precedio una serie de tres entregas titulada «Estos años en Bolonia: las mentiras «verdes» del consejo de Lepore-Clancy». Las mentiras verdes… si pensamos lo que ha hecho el consistorio de Donostia mientras en 2019 recibía el premio a la Ciudad Sostenible, y mientras se vende como Donostia Green Destination y anuncia la estrategia Hiri Berdea 2030!
Este movimiento, como ocurrió antes, lo situamos en el contexto de otros iniciados en otros lugares. Sin duda, actualmente la ocupación del bosque de Weelaunee en Atlanta (EEUU) contra la construcción de Cop City o la Ciudad Policial, es el más consolidado. Por otro lado, recientemente informamos también de la ocupación del bosque de Brandenburgo, en Berlín (Alemania), que la empresa Tesla quiere seguir deforestando para ampliar su fábrica de coches eléctricos. Wu Ming utiliza el concepto «grandes proyectos inutiles e impuestos» que obviamente no se reducen a Boloña sino que son un resultado del capitalismo, de las ansias de beneficio, de grandeza y también de humanizar el Planeta llenándolo de asfalto y hormigón. Hace unos 10 años nos coordinamos también a nivel de Europa para denunciar conjuntamente estos proyectos como Forum against Unnecessary Imposed Mega-projects (Foro contra Mega-proyectos Innecesarios e Impuestos). Esa coordinación todavía es precisa.
«Estamos convencidas de que no hay ecologismo sin anticapitalismo y lucha de clases».
(Senza chiedere permesso - Sin pedir permiso)
NOTAS: 1 El nuevo nombre elegido es también elocuente, Cuatro Hojas – como apuntó Fausto Bonafede, de WWF, «un nombre ingenioso que quizás alude a lo que quedará en los árboles al final de la obra».
Fuente: https://aplaneta.org/2024/03/19/la-banda-que-defiende-el-bosque-don-bosco/