"En Chile construiremos represas como en años 30"



SANTIAGO.- Aunque no estaba dirigido a emplazar a empresas en particular, el seminario "Desarrollo Hidroeléctrico en la Patagonia" que el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia CIEP) organizó esta semana en Coyhaique tuvo nombre y apellido: Endesa y Colbún, las empresas detrás de la sociedad HidroAysén. Gran parte de las exposiciones científicas que se presentaron apuntaron, en su mayoría, a evaluar el significado local y global del emprendimiento energético que pretende construir 5 represas en los ríos Baker y Pascua, en la Región de Aysén. La idea del encuentro, según explicó el director ejecutivo de organismo Giovanni Daneri, fue aportar al conocimiento en esta área y convocar a importantes investigadores nacionales y extranjeros para exponer sus visiones y generar debate en torno a estas materias. 

El lunes 19 de enero se dieron cita los académicos de las universidades de Concepción, Idaho y Montana, además especialistas en turismo, quienes abordaron temas tan disímiles como la legislación internacional aplicable a grandes proyectos hidroeléctricos, el desempeño económico de estas iniciativas en Estados Unidos, sus impactos en las cuencas hidrográficas y eventualmente en el turismo de la Patagonia, y los métodos para minimizar los impactos ambientales, entre otras materias. 

NO HAY REPRESAS SUSTENTABLES

El académico de Hidráulica e Hidrología de la Facultad de Ingeniería de Universidad de Concepción, Claudio Meier (quien posee un doctorado en Ecología de los Ríos), dictó la charla "Impactos Ambientales de la Hidroenergía en Chile: pasado, presente y futuro". Su opinión es directa: en el campo de los estudios de impacto ambiental de grandes centrales hidroeléctricas en Chile se están haciendo las cosas de una manera obsoleta. "En nuestro país no ha cambiado nada. Hoy estamos disfrazando mejor los proyectos de verde, pero seguimos haciendo represas como si estuviéramos en los años 30 o 40 en el mundo desarrollado, con una bocatoma profunda, cambiando el régimen de temperatura, deteniendo todos los sedimentos, haciendo generación de punta con fluctuaciones diarias, y esto a nadie parece importarle" señaló. 

En su opinión son varios los aspectos que no se han considerado en las iniciativas que se presentan y evalúan en el país, diferenciando lo que llama el viejo y el nuevo estilo. "En el sistema antiguo lo que tú haces, básicamente, es un ranking de los sitios sobre la base del retorno económico. Es decir, tienes un equipo de ingenieros que ve la factibilidad técnica y economistas la económica, que buscan las gargantas más angostas, con mayor caudal, para poder generar mayor energía. Y éste es un proyecto más rentable porque gastas menos hormigón y generas más electricidad" explicó. El investigador agregó que cuando se escoge un sitio sólo por consideraciones técnicas y luego se entrega el proyecto a profesionales solicitándoles que "minimicen sus impactos, lo que se hace es una minimización 'post mortem', a posteriori, porque tú ya tomaste todas las decisiones importantes. Hay que hacer las cosas en forma moderna, con planificación, donde miras varios posibles lugares, los sometes a una evaluación ambiental y social preliminar dentro de un equipo multidisciplinario con participación ciudadana en esa etapa, y vas tomando las decisiones para resolver el problema fundamental que es de abastecimiento, no de ganar la mayor cantidad de dinero generando energía. Eso es un enfoque país de hacer las cosas" puntualizó. 

Concordó con sus palabras el profesor de Ecología de la Universidad de Montana, Jack Stanford (Ph.D. Universidad de Utah), quien además es el director de la Estación Biológica del Lago Flathead (que en su desembocadura es controlado por la represa Kerr). En su exposición "Tres décadas de investigación en ríos regulados: coherencia entre teoría y práctica" también apuntó al hecho de que hay que mejorar el mecanismo para escoger los lugares y ríos donde se instalan centrales hidroeléctricas. "Las represas en el Baker son increíbles en términos de impactos. Lo que se tiene que entender es que es imposible levantar una represa que no afecte el flujo, la temperatura, el sedimento y la dinámica de los ríos, lo cual cambia a los organismos. Entonces tienen que decidir si realmente quieren esas represas, si realmente las necesitan" señaló. En su conocimiento de los sistemas hídricos mundiales, la Patagonia es uno de los lugares que aún se mantiene en un estado natural y prístino, por lo cual sería fundamental optimizar "lo que ya existe, los ríos ya represados, distribuyendo la producción de energía en una forma más eficiente. Pensar en llevar energía desde el Baker a dos mil kilómetros de distancia no tiene mucho sentido, ya que hay que optimizar la producción de energía donde se necesita. En Estados Unidos Obama está comprometido en aquello, al igual que los privados. Y ustedes quedarán desfasados si no ponen atención a esto" expresó, al tiempo que señaló que no existen las "represas sustentables". 

El profesor en Ecohidráulica de la Universidad de Idaho, Peter Goodwin (Ph.D. Universidad de Berkeley), quiso trasmitir en su exposición "Minimizando el impacto ambiental de la generación hidroeléctrica: transfiriendo lecciones sobre proyectos pasados hacia una propuesta estratégica para Chile" que con relación a iniciativas de este tipo "es necesario entender bien los riesgos y las consecuencias asociadas, porque tenemos las tecnologías para entender cómo funcionan los ecosistemas y qué potencia puede ser desarrollada. Espero que se genere muy buena información científica y que ésta se entregue a los chilenos para que tomen una decisión racional". Agregó que hoy "la pregunta para los chilenos es si pueden crecer como un país verde, manteniendo su cachet (distinción), ya que el nombre de Patagonia es mágico en el mundo y eso hoy se asocia con Chile".

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