Una aplanadora
Informes negativos y multas no detienen obras sobre el río Madeira
Sanciones millonarias, advertencias científicas y rechazo de la sociedad civil. Nada parece detener el avance de las obras hidroeléctricas sobre el río Madeira, uno de los proyectos más importantes que se lleva adelante en el marco de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Sudamericana (IIRSA). En la última semana de diciembre del año pasado se supo que el gobierno de Brasil, a través del ministerio de Medio Ambiente, decidió multar al grupo constructor Madeira Energía por aproximadamente 3,3 millones de dólares.
Ya era tarde: unas once toneladas de peces habían muerto como consecuencia de las obras del complejo energético, en la frontera entre Brasil y Bolivia. El consorcio responsable de la mortandad está integrado por las empresas Odebrecht, Andrade Gutierrez, Cemig y Furnas; y cuenta con el financiamiento de los bancos Banif y Santander. El desastre ambiental se produjo en la zona donde estaría ubicada la represa Santo Antônio –la otra hidroeléctrica importante es Jirau-, y provocó rechazos inmediatos. El Movimiento de Afectados por Represas (MAB por sus siglas en portugués) denunció que la licencia ambiental que autorizó las obras se obtuvo a partir de la presión que ejercieron sobre las autoridades las dos accionistas mayoritarias del proyecto, Furnas e Odebrecht. En este caso, como en tantos otros, la urgencia por lucrar con la venta de energía pesó más que la preocupación por el ambiente y las poblaciones ribereñas, afirman desde el MAB. Y del lado boliviano las noticias son igual de preocupantes. El experto Abraham Matías advirtió que la construcción de las represas iniciará una "pandemia de consecuencias impredecibles", a raíz de los cambios en los movimientos de agua. En una entrevista que difunde el servicio informativo del Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo, se alerta por el surgimiento de enfermedades como la malaria y el dengue. Los cursos de agua estancada por las represas propician el desarrollo de esos males, afirmó Matías.
Fuente: http://www.radiomundoreal.fm
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“Prioridades privadas en prioridades nacionales”
A medida que avanzan las obras del megaproyecto hidroeléctrico sobre el río Madeira, se comienzan a sentir los cambios en la vida cotidiana. Las autoridades brasileñas están impidiendo el tránsito en canoas en esa corriente fluvial y eso perjudica a las familias ribereñas que utilizan esa vía para el transporte de productos y personas.
Esta situación, así como también la de los primeros desplazamientos forzados, tomó estado público la semana pasada, en el marco de un seminario “contra la privatización del Madeira y por la soberanía del Amazonas”, que se desarrolló en la ciudad brasileña de Porto Velho.
La actividad fue organizada por grupos brasileños que integran la Vía Campesina -MAB, MST y MPA-, y contó con la participación de organizaciones campesinas del departamento boliviano de Pando, donde también habrá impactos por la construcción del complejo hidroeléctrico Madeira.
Durante el seminario se denunció la puesta en marcha de este emprendimiento como un “servicio para las multinacionales” que impulsa el gobierno de Brasil, que optó por transformar “prioridades privadas en prioridades nacionales”.
Desde esta perspectiva, la situación es aún peor ya que las obras se concretarán con dinero del “Fondo de Amparo al Trabajador”, que se destinará a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), por lo que los opositores al proyecto consideran que el “pueblo brasileño” terminará financiando algo de lo que no obtendrá beneficios.
De todas formas, el emprendimiento sigue adelante con consecuencias nefastas: decenas de familias ya han sido desalojadas “a través de engaños” y sus casas fueron derrumbadas.
“El río Madeira está en fase de privatización”, enfatizaron los participantes del seminario, que también criticaron con dureza los estudios de impacto ambiental que se han realizado hasta el momento.
Foto: http://www.internationalrivers.org