La minería avanza en San Juan.. también contra las leyes que proyegen los glaciares.


La interna kirchnerista saca a la superficie los vicios del poder que la oposición calla

La preponderancia del negocio privado por sobre el interés colectivo de la sociedad pregonada desde el estado en estos últimos años queda ampliamente demostrado en el veto a la ley de glaciares.
F.S.
 
El diputado Miguel Bonasso demostró la relación comercial que existe entre una empresa minera que es propiedad del senador César Gioja con la minera Barrick Gold. La respuesta del sanjuanino a la polémica y el contraataque del ex kirchnerista dejaron al descubierto una red de vínculos que tuvo que ver con el veto a la Ley de Protección de Glaciares.

No hay quienes puedan encontrar una explicación racional al veto que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner impuso sobre la Ley de Protección de Glaciares. Desde las cercanías del poder K, quienes fueron sus impulsores, sólo agachan la cabeza, humillados, y prometen que insistirán, tratando de salir del fango. En este rango se inscriben el ex ministro de Educación Daniel Filmus y la senadora mendocina Marita Perceval.
Tangencial y genenéricamente, se habló de la incidencia de las empresas mineras sobre la presidencia. Los más osados, se atrevieron a dar más datos y, recién allí, se mencionó a la influencia que ejerce en el despacho presidencial el gobernador de la vecina provincia de San Juan, José Luis Gioja.
La oposición se ha concentrado en la puesta en escena de acuerdos y desacuerdos electorales, obviando su rol de contralor. No hay datos de importancia en las palabras de unos y otros.
Fue un debate generado por el diario porteño Crítica lo que empezó a dejar datos gruesos de la relación directa de las mineras y el poder político.
Dos hombres del riñón de Néstor Kirchner, en su pelea mediática, permitieron que datos que permanecían velados pudieran ver la luz: el senador sanjuanino César Ambrosio Gioja (hermano del gobernador) y el diputado nacional Miguel Bonasso, columnista de Crítica y en franco proceso de alejamiento del kirchnerismo.
César Gioja, según demostró Bonasso, es el propietario de la empresa minera Santa Gema, “proveedora de Barrica Gold”, a cargo del “principal emprendimiento minero (Veladero, Pascua Lama)”.
Gioja, respondió a la denuncia del periodista y diputado en el mismo diario. Dijo: "Es cierto que, desde hace más de treinta años, tengo a mi cargo, aunque hoy no soy el responsable, una empresa que se dedica a la extracción, industria, ligazón y comercialización de bentonitas blancas
“En Internet –escribió luego Bonasso- esa empresa figura textualmente como ´Bentonitas-Santa Gema- César Gioja Cuit 20079415279´. Y el senador figura como ´contacto´. Cuando uno llama a los teléfonos que figuran en la página se informa, como lo dije en la nota, que quien se encuentra a cargo es el señor Alejandro Gioja, hijo del senador y sobrino del gobernador de San Juan".
Indicó, además, que la empresa de Gioja también muestra en su sitio de Internet una frase que indica: “Con satisfacción decimos que somos proveedores de empresas líderes con actividades tan diversas como… Techint (…) y Barrica Argentina”. Techint, agrega el columnista, tiene a su cargo la construcción de la principal obra pública sanjuanina, el Dique Caracoles.
Gioja respondió, ante la ventilación de Bonasso, que la empresa, a la que define como pyme, está a su nombre, "porque no tengo nada que ocultar, porque no soy un haragán, porque no vivo del verso, ni de la política…".
Pero el autor de la polémica le retrucó en ese mismo terreno. “Tengo ante mi vista .escribió en Crítica- una planilla de ANSES, de consulta por beneficio, donde consta que el primero de enero de 1996, a los cincuenta y un años de edad, el señor César Ambrosio Gioja (Cuil 20079415279) comenzó a percibir una jubilación de privilegio por valor de 5.123 pesos con 88 centavos, que mantuvo hasta agosto del 2005. En ese momento la suspendió voluntariamente. Pero no renunció al beneficio, derivado de su práctica política”.
Lo cierto es que los datos ya están a la mano. Un diputado de la Nación lo volcó en una columna periodística y generó un debate que estuvo a la vista de todos. Ahora resta que sepamos cuáles son los remedios institucionales que deben aplicarse al conocer una denuncia de tamañas dimensiones. Y, fundamentalmente,  para que no quede perdida en un anecdotario de disputas internas.
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