COBOS: HAY ESTILOS QUE SON LEYENDA




No es Tiffany, claro que no. Es, simplemente, Cleto. De tan anodino semeja a aquel otro radical que ocupó la Presidencia y salió disparado bajo las aspas de un helicóptero. Cleto, al igual que Chupete, tiene su estilo propio. Las conclusiones son evidentes. Su gloria vino con el famoso voto no positivo de la resolución 125.

Ahora, la estrella de la oposición a Cristina Fernández de Kirchner –de la cual es vicepresidente-, saltó una vez más a los titulares. Esta vez porque la propia mandataria se bajó del avión que la iba a conducir a un estratégico viaje a China para no dejar al país en manos de Julio Cobos, nuestro Cleto. No es para menos.

Imaginar esa situación produce cierto escozor. Rápido, Cobos salió a decir que no haría nada que escapara a los límites que le impone la investidura de vicepresidente.

Desde el punto de vista ambiental, pensar en Cobos como Presidente es ingresar en las penumbras. Su más conocida –y única- actuación respecto de un tema ambiental mientras fue gobernador de la provincia de Mendoza es, por lo menos, patética.

En 2006, Cleto se enfrentó con las asambleas antimineras y vecinos autoconvocados. El gobernador Cobos, al igual que el otro cuyano, el mandatario sanjuanino José Luis Gioja, se enamoró de la minería a cielo abierto. Gioja se casó con su enamorada mientras que Cobos tuvo la oposición de la familia mendocina. Fue un amor a contramano de la opinión de la gente, pero muy cercano a los beneficios económicos de la inversión minera.

Henchido de pasión, Cleto saltó la cordillera y se fue a reunir con el titular del grupo minero Luksic, Jean Paul (Luksic, claro), para que vaya a la provincia a hacer agujeros por doquier. El Grupo Luksic es el más diversificado, con mayor presencia internacional y mayor gravitación en el sistema bancario –actualmente controla el Banco de Chile y el Banco Edwards- y en la minería de Chile, además de contar con varios conglomerados industriales. En Argentina el grupo está presente desde 1994 a través de la industria cervecera y la fabricación de productos a base de cobre y aluminio.
En el encuentro, Cobos enfatizó el interés de la Provincia en “potenciar la promoción minera, entendiendo que esta política guarda estrecha relación con una fuente de desarrollo potencial del sector, habida cuenta de la gran cantidad de yacimientos metalíferos y no metalíferos que posee Mendoza aún sin explotación”.

Su optimismo y ambición olvidó la enorme oposición cívica. Las protestas hicieron que el entonces gobernador reculara en su empeño. Hasta había enviado a su ministra Laura Montero, y al subsecretario Alejandro Rodríguez, a la ciudad canadiense de Toronto a promover las inversiones minero-metalíferas. Todo fue para atrás.

En diciembre de ese año, la Cámara de Diputados sancionó una Ley Provincial en Defensa de Los Glaciares, prohibiendo la minería metalífera a cielo abierto. Pero Cleto no se rindió, y en sintonía con lo que hizo después el gobierno nacional, vetó la norma.

La explicación de Cobos, que coincidía con la Cámara de Empresarios Mineros que catalogaban la ley como “inconstitucional”, era que “una ley provincial no puede reformar el Código Minero”, de alcance nacional, y que su aprobación prometía una lluvia de juicios de las mineras contra el Estado. Un mes después, los cortes, movilizaciones y recursos judiciales se endurecieron y tuvieron un primer correlato en una ordenanza municipal que prohibió la actividad en el departamento de San Carlos.

Desde el gobierno mendocino buscaron adormecer el tratamiento del tema hasta después de las elecciones, pero la multiplicación de los reclamos disuadió a los senadores que trataron la ley.

“Ésta es una competencia de las provincias, que tienen la obligación de controlar y evitar que se produzcan daños ambientales. Se habla de seguridad jurídica y ¿cuánto se han preguntado acerca de la seguridad ambiental? Se dice que es inconstitucional y ¿qué hay del artículo 41 de la Constitución que habla del derecho a un ambiente puro?”, afirmó la senadora del ARI Alejandra Naman. Así, el 30 de mayo de 2007, el Senado rechazó el veto de Cobos y la ley pasó a Diputados para ser promulgada.

Esa es la notable actuación del famoso vicepresidente rebelde en lo que hace a un tema ambiental por demás trascendente.

medioymedio.com

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