Del terror al engaño





Peter Hartmann, Director Codeff Aisén, Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.

Nuevamente tendré que referirme a HidroAysén en esta columna, lo siento. Está claro que uno se vuelve monotemático y hasta latero y que incluso le vendría bien un poco de cambio de tema. Pero como lo dijo el Padre Obispo un tiempo atrás, cuando uno es testigo de un hecho que va contra la ética debe hacer algo o al menos denunciarlo. El silencio, la inacción, vuelve cómplice.
La primera etapa de la actual y millonaria campaña publicitaria de HidroAysén, fue denominada “del terror” y en ella se dedicaron a atemorizar a los chilenos con apagones. Como “casual” coletazo de aquella campaña la semana pasada surgió la amenaza de esos apagones y racionamiento a causa de la sequía (eso mientras llovía en el sur, pero bueno “Santiago es Chile”) y claro, el mensaje implícito era; necesitamos energía nuclear e HidroAysén de salvavidas. Es mas, escuche quejarse al Ministro de Energía (y Minería…) de que no se podía estar en contra de los proyectos energéticos,  que el crecimiento económico del país exigía contar con mayor energía y que había que sacarla de algún lado. No estaría mal que el ministro se preguntase porque la gente en muchas partes se opone a proyectos de generación eléctrica y por cierto va a tener que acostumbrarse a que la gente quiera participar, opinar, defender su calidad de vida y asegurar la sustentabilidad de un patrimonio que entienden como propio y que las empresas entienden de ellas y “sin uso”, con lo que llegan a atropellar a las comunidades respectivas. En segundo lugar, el discurso del ministro es prácticamente igual a aquel de sus antecesores y por cierto tampoco se da por enterado que desde la sociedad civil ya le hemos dado respuesta a de donde sacar energía sin necesidad de destrucción, ni de poner en riesgo a las futuras generaciones (eficiencia, microgeneración y net metering, cogeneración, energías renovables no convencionales, descentralización y desconcentración). Pero esta claro que eso no es un negocio para algunas empresas oligopólicas muy influyentes. Por último ¿a que crecimiento se referirá el ministro? ¿Al de la minería transnacional conectada al SIC? ¿Al de más malls y mas electrodomésticos en el barrio alto de Santiago? ¿Al de mas producción de desechos sin reciclar? ¿Al del rating en farándula?.
Tras esa etapa de campaña publicitaria del terror en que los dueños de la luz asustaron a los chilenos con quedarse en tinieblas, ahora HidroAysén esta en una segunda etapa en la que recurre a la verdad a medias, a la desinformación o se aprovecha de la desinformación de sus receptores, y/o lisa y llanamente recurre al engaño. Veamos.
Así como antes estaban “a favor de la corriente” ahora encabezan su publicidad escrita con “a favor del agua”. ¿Quién no podría estar a favor del agua? Pero ¿A que agua y  de propiedad de quienes se refieren? Porque ¿Esta a favor del agua quien le bloquea y quita este vital elemento a prácticamente toda una cuenca como la del Baker, quien la monopoliza y convierte en negocio?
Luego en esa propaganda nos insisten en: “HidroAysén, energía limpia”. Si bien es cierto que Chile es un país con abundantes reservas de agua y la energía hidráulica de ésta tiene un menor costo comparativo al de los combustibles fósiles, eso es debido a que el Estado chileno la entrega gratuitamente para que empresas como Endesa tengan utilidades millonarias, mientras los chilenos pagan las tarifas eléctricas máas altas de América. Sin embargo las represas de HidroAysén tendrían nada de limpio. Al represar ríos e inundar miles de hectáreas de suelo y vegetación se ensucia o contamina el agua de diversas formas, se provoca erosión y se emiten gases de efecto invernadero. Eso aparte del asesinato de millones de seres vivos y mejor ni hablar de lo “limpio” que es su actuar de cuestionable ética y responsabilidad social.
En segundo lugar nos dice esta propaganda: “HidroAysen, energía renovable”. Si bien el agua es un recurso renovable, las grandes represas a contar del Protocolo de Kioto no lo son. De hecho, la legislación eléctrica chilena considera renovables solo a las hidroeléctricas de hasta 20 MW. ¿Y, cómo podría ser renovable una inundación y destrucción irreversible de miles de hectáreas de vida?
En tercer lugar dice esa propaganda: “HidroAysén, energía chilena”. Si bien es cierto que Chile depende de combustibles importados y la hidroelectricidad podría ser un recurso soberano, ese recurso también sufre fluctuaciones a causa de sequías y retroceso de los hielos. Y cuando esa energía debe transportarse por más de 2 mil kilómetros para su consumo, se vuelve altamente vulnerable y costosa. O sea eso de “costo adecuado” y “precios más estables” es algo que debiera ser demostrado. De hecho, prácticamente todos los proyectos hidroeléctricos prometen lo mismo y que sepamos jamás se ha cumplido. Ahora, volviendo a lo de la “energía chilena” ¿Qué tan chilena es una empresa que depende de decisiones que se toman en Endesa España en Madrid y Enel en Roma? ¿Qué tan chilena e independiente podría ser una energía producida por una empresa así?
¿Y después del terror y el engaño, que más nos espera? ¿No será mejor nos ofrenden un acto de Amor en vez de continuar con la denigración?.

Diario: El Divisadero

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