Fumigaciones: La solución final
Escrito por Dra Graciela Gomez
La ruta es larga desde Buenos Aires y al llegar a Santa Fe un cartel en perfecto alemán dice “Arbeit mach frei”, el trabajo te hace libre. Un cartel muy conocido en los campos de concentración , donde algún líder llamado Fuhrer desde algún lugar maneja los hilos del Auswich. El extermino va teniendo distintas formas a lo largo del tiempo donde justos son perdedores.
Un campo lleno de cámaras cerradas llamadas “silos” y campos de concentración a cielo abierto con nombres de comunas, municipios y administradores de la supresión. Un campo de exterminio modelo, donde la naturleza se iguala a un solo color a una única especie que contrasta con el cielo siempre diferente. Es allí donde todos ven y todos callan sin reconocer que tarde o temprano todos serán víctimas, porque el veneno no distingue entre políticos ni periodistas con bolsillos llenos por palabras inútiles. Una tierra que dejará yerma a lo que alguna vez fue el paraíso.
Ningún cartel que diga esta comuna adhiere a la ley 11.273, es sintomática en la tierra donde la norma es la inutilidad.
En la Alemania nazi la solución era el exterminio. No muy lejos en el tiempo en la Argentina y en la provincia de Santa Fe, las denuncias de fumigaciones ilegales se multiplican en voces que advierten sobre el vacío. No bastan las evidencias de enfermos, animales muertos, ni fotos de la soja en el patio de las casas y nada parece suficiente para un gobierno ciego, lejano al bien común, al derecho a la salud y a la dignidad humana por el bien de la renta de unos pocos.
A Casilda, Carcaraña, Villada e Ibarlucea se suman vecinos del aeroparque Rosario donde el yuyo se planta en la pista de aterrizaje. Como no es zona urbana la excusa es perfecta, aviones y pasajeros son un insecto más, no incluidos en su lectura de las excepciones.
En La Lola cerca de Reconquista sus habitantes son una colonia aborigen donde el destino de los derechos se extrema y las denuncias caen en saco roto.
La sociedad es gringa y de la gringa hay ganadores y perdedores. Una colonia aborigen está fuera de toda lectura salvo en los manuales escolares o en museos o láminas.
Como en una superlativa burla la novedad por estos días es la posible creación de una oficina de control, que supuestamente hará el trabajo que no hacen los actuales responsables de recetar la muerte. Con la connivencia de inspectores de zócalos, colegios de vendedores de agroquímicos y feudos propios que se autoproclaman pequeños productores, la moneda es matar y no parece ser delito fumigar todo en los códigos sojeros y con la conformidad de los agrojuzgados donde la solución es el código de faltas que tampoco se aplica.
En la casi penumbra donde la ley se esgrime, escuchamos a desopilantes abogados defendiendo ordenanzas ilegales al grito de “fumigar dentro de los 500 metros donde la víctima carece de derecho ya que no es propietaria, por lo cual no es delito”. La salud del argentino que no va a estadios de 100 millones de dólares está supeditada al domicilio o a su calidad de propietario. Pero a la hora obscena de argumentar con tono del medioevo es que la banda roja de los venenos que respiran las personas, son solo un detalle que cada uno interpreta como quiere. Una cosa es la ley pero en la práctica es otra y los productos clase II en adelante no son tóxicos.
Las excepciones se interpretan con tanta liviandad que la "ratio legis" la razón de ser de la norma parece un chiste de Ministerio.
Lejos está el pensamiento del profesor Carlos Cossio, quien decía que “no es la ley lo que se interpreta sino la conducta humana a través de la ley”. Lo repito por cuestiones de distracción “no es la ley lo que se interpreta sino la conducta humana a través de la ley”.
“Arbeit mach frei” en conductas por demás ilícitas y contrarias a la norma son pasadas por alto por el Ministerio de la Producción, Universidades, multinacionales, científicos y jueces. Si la ley dice 500 metros y solo existen excepciones, esas excepciones son violadas e interpretadas a favor propio cuando ningún dictamen jurídico resistiría semejante desviación del derecho plasmado en la norma que es clara, pero violada por el mismo organismo que debe aplicarla. Y ninguno en la cárcel ya que eso es el desbalance de lo que puede o no comprar el dinero.
Los agrojueces no actúan de oficio pese a la catarata de denuncias y solo dilatan con el “exceso ritual manifiesto” cuestiones simples, convirtiéndolas en una burla donde la víctima pasa a ser victimaria violando su derecho dos veces. La sentencia arbitraria no solo es frustrante para la víctima sino también, una frustración del derecho que no se aplica o se aplica mal. Ese tratamiento injusto aparece cuando “se produce esa desviación grotesca del proceso, la cual supera un margen de error tan grande que resulta intolerable para la sociedad, y donde el litigante se encuentra afectado” que bien define el jurista estadounidense William Van Alstyne.
Villada es una localidad en el departamento Caseros, a poco más de 90 km de Rosario. Su presidente comunal Ramiro Hernandez ante la queja de los vecinos exigiendo una ordenanza de acuerdo a la Ley 11.273, respondió “que son unos quisquillosos”.Se fumiga a menos de 100 metros de las casas, hay niños con asma y un pequeño de 8 años con leucemia que pasa la mitad del mes internado en un sanatorio de Rosario y la otra mitad del mes con barbijo en Villada. Hay adultos con ronchas en todo el cuerpo, irritación en los ojos y diferentes malestares estomacales pero nadie denuncia.”El productor domina la comuna”, expresa un vecino. En Sancti Spiritu los mosquitos se pasean por el pueblo y el presidente comunal se fotografía con Bussi porque además es presidente de la Federación Agraria local y poco le importa que sus dependientes fumiguen los baldíos y espacios verdes con glifosato. Algo que para el presidente de la Cooperativa de Servicios local fumigar con Round Up “es tener bien cuidado el predio para los vecinos”. A la hora de la siesta el mosquito se estaciona a 40 metros de la comisaría local frente al galpón propiedad de la tesorera comunal.
Venado Tuerto superó toda ilegalidad con las fotos de público conocimiento donde se acordó con los vecinos de manera ilegal fumigar a 50 metros. Mientras hacer escala en el aeroparque de Fisherton es preparase con máscaras antigas para bajar del avión al Auswichtz santafesino.
Nadie se hace cargo y para el gobernador el tema se resuelve en Producción, donde un impresentable ministro manifiesta que algunos municipios están en “mora” hace 16 años con el cumplimiento de la ley de agroquímicos. Beneficio que ningún moroso tributario puede gozar. Por su parte los legisladores justicialistas de donde partió el proyecto de reforma pareció ser solo una jugada política, no votaron o se abstuvieron para que la media aprobación en Diputados quede desdibujada, lo que muestra a las claras que la orden es “que todo siga igual” dejando en evidencia que los mismos que presentaron el proyecto no lo votaron.
Por su parte la solución para el gobierno de Binner sería “usar flores de Bach”. Un método “menos agresivo, benigno y suave “ para los señores de las 4x4 que están muy susceptibles por las últimas críticas al trabajo esclavo que practican. Poner a trabajar a 38 ingenieros agrónomos para hacer el trabajo que no hacen hace más de una década, es la brillante idea “parche” de los híbridos socialistas o nacionalsocialistas.
El Dr Edward Bach logró reunir 38 remedios, que están compuestos por 34 flores silvestres, 3 flores de cultivo y el último no es una flor, sino agua de manantial. Este último sería para el Ministro Bertero el glifosato: “agüita de manantial en bidón”. Mientras Salud, Medio Ambiente y los Jueces miran para otro lado.
Estos nuevos “agroasesores” creados por convenio, me hizo recordar a aquellos bautizados por el inolvidable colaborador del diario rosarino Salvador Dana Montañoque llamaba a estos injertos “Asesoretes”. Con las disculpas por lo escatológico vaya mi homenaje para otro rosarino genio de la pluma, el Dr Juan Carlos Vennera, que bien define a estas audacias dignas de la Coprocracia.
La prensa con grandes titulares desinforma con lo obsceno, siendo funcional y cómplice completando a todos los actores del circo que cumplen a rajatabla su papel.
La ley 11.273 y su decreto es manoseada y cercenada mientras dura la cosecha. Al finalizar esta, desde la justicia dan paso a alguna queja que en nada pueda afectar el record en la bolsa. Luego vendrá la feria y los proyectos y las resoluciones deberán esperar al año siguiente para seguir fumigando sin control.
“La interpretación es un acto de voluntad , pues la creación de la norma individual está destinada a llenar el marco libre establecido y dejado por la norma general” interpretada y aplicada decía Kelsen. Pero lejos de citarlo los jueces y fiscales olvidan lo básico para rendirle culto a la política. El cartel lo define “Arbeit mach frei”.
Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio
Fotos: Sancti Spiritu, mosquito estacionado frente al Samco local, otro frente al galpón de la tesorera comunal,en pleno ejido urbano.