Cumbre climática: no conviertan a los campesinos en traficantes de carbono


La Via Campesina - GRAIN - ETC Group

Los campesinos y campesinas producen alimentos, no carbono. No obstante, si se salen con la suya algunos de los grupos de cabildeo de las corporaciones y los gobiernos que negocian en la conferencia de cambio climático que se lleva a cabo en Varsovia entre el 11 y el 22 de noviembre, la tierra de cultivo podría ser considerada como sumidero de carbono que las corporaciones contaminantes pueden comprar para compensar sus dañinas emisiones.
“Nos oponemos directamente al enfoque asumido por el mercado de carbono para lidiar con la crisis climática”, dice Josie Riffaud, de la Vía Campesina. “Hacer sumideros de carbono de los campos de cultivo de nuestros campesinos —cuyos derechos pueden venderse en el mercado de carbono— únicamente nos alejará aún más de lo que para nosotros es la solución real: soberanía alimentaria. ¡El carbono de nuestras tierras de cultivo no se vende! “
El comercio de carbono no ha podido resolver las causas reales de la crisis climática. Nunca quiso hacerlo. Más que reducir las emisiones de carbono directamente donde se producen, ha creado un lucrativo mercado para los contaminantes y los especuladores que pueden comprar y vender créditos de carbono mientras continúan contaminando. Ahora, está aumentando la presión para imponer la visión de que las tierras de labranza son importantes sumideros de carbono y que son un contrapeso más para las emisiones industriales. Hace tiempo que los gobiernos de Estados Unidos y Australia, el Banco Mundial y el sector corporativo argumentan en favor de esta jugada, y en favor de crear nuevos mercados de carbono donde se puedan adquirir compensaciones a partir de tierras en los países en desarrollo. Los agronegocios están bien posicionados para lucrar de éstas, y algunos gobiernos de tales países confían en que ofreciendo sus bosques, sus pastizales y sus tierras de cultivo a los contaminantes del Norte, podrán recibir dividendos.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) que ocurrirá en noviembre en Varsovia, entraña el riesgo de hundirnos más en el desbarajuste de este mercado de carbono. Marcin Korolec, ministro polaco del Ambiente y principal organizador del evento, anunció orgullosamente que por primera vez en la historia los representantes de los negocios a nivel global serán parte formal de las negociaciones. Una mirada a la lista de asociados oficiales de la conferencia muestra que entre ellos se encuentran las industrias más contaminantes del mundo.
La agricultura es una de las actividades que más contribuyen al cambio climático, pero Henk Hobbelink, de GRAIN, señala que: “El principal responsable de la crisis climática es el sistema agroalimentario industrial —por su enorme utilización de insumos químicos, su erosión del suelo y la deforestación que acompaña la agricultura de plantación en monocultivo, más el siempre creciente empuje por abastecer los lejanos mercados de exportación. En lugar de promover los mercados de carbono, los líderes mundiales deberían apoyar las soluciones que surgen de la agricultura campesina y la agroecología”. Las investigaciones de GRAIN muestran que mantener prácticas agroecológicas de base campesina con el fin de restaurarle materia orgánica a los suelos podría capturar entre 24 y 30% de las emisiones de gases con efecto de invernadero actuales.
Una semana después de que los negociadores en la conferencia de Varsovia regresen a sus casas, muy probablemente sin haber acordado alguna acción significativa respecto de la crisis climática, el Banco Mundial y los gobierno de Holanda y Sudáfrica coincidirán en una conferencia internacional en Johannesburgo para promover una agricultura con “astucia climática”, y establecerán una nueva alianza para lograrla.
Pero una mirada a las propuestas en la mesa muestra que únicamente significan proseguir con los negocios como siempre: nuevas semillas genéticamente modificadas desarrolladas por las corporaciones de biotecnología, más fertilizantes y plaguicidas químicos producidos por los gigantes de la agroquímica, y más cultivos industriales “biointensivos”. “La agricultura con astucia climática se ha convertido en el nuevo lema del establishment de la investigación agrícola y del sector corporativo, con el fin de posicionarse como la solución para las crisis alimentaria y climática”, dice Pat Mooney, del Grupo ETC. Para los campesinos del mundo, no hay nada inteligente en esta agricultura. Es sólo otra forma de promover las tecnologías que controlan las corporaciones para que invadan sus parcelas y los despojen de sus tierras”.
Al mismo tiempo, esas corporaciones están desarrollando otras tecnologías de alto riesgo, que van de la biología sintética a la nanotecnología y la biología sintética. Sus impactos no se comprenden con claridad y son tecnologías que podrían descontrolar aún más nuestro ya frágil planeta en vez de remediar el clima y las crisis ambientales.
Debe defenderse el papel central de la agricultura, que es alimentar a la gente y brindar medios de sustento a los agricultores en el mundo, insiste Elizabeth Mpofu de Vía Campesina. “Los derechos sobre nuestras parcelas, territorios, semillas y recursos naturales deben permanecer en nuestras manos para que seamos capaces de producir alimentos y cuidar de nuestra Madre Tierra como hemos hecho por siglos los campesinos. No permitiremos que los mercados de carbono conviertan nuestro arduo trabajo en sumideros de carbono para que los contaminadores del mundo sigan con sus negocios como si nada”.

Foto: indagadores.wordpress.com

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