Fukushima Caminando por el lado más salvaje de la irresponsable apuesta atómica

Salvador López Arnal
Rebelión

Hablamos, seguimos hablando de TEPCO, una corporación ampliamente criticada por una serie de “tropiezos” en la gestión de la limpieza radiactiva tras el desastre-hecatombe de 2011. La multinacional nipona ha tenido grandes dificultades para evitar que el agua radiactiva fluya por diversas partes de la instalación atómica. Los científicos de varios países del mundo, numerosos ciudadanos informados, han cuestionado si una empresa con este arriesgado curriculum debería seguir a cargo del largo y peligroso proceso de desmantelamiento de uno de los accidentes -acaso al accidente- más graves de la industria nuclear… hasta el momento.
“Fukushima: ahora llega lo difícil”. Este es el titular de Reuters (Aaron Sheldrick) [1]. ¿Por qué? Porque durante la semana del 18 de noviembre se iniciará, así se ha informado, la retirada de toneladas de combustible con alta radiación, una operación sin precedentes en la historia de la técnica. Los trabajos estarán a cargo de TEPCO. La operadora y propietaria de la planta nuclear japonesa donde la industria nuclear mostró su cara más ocultada y terrible empezará “a retirar 400 toneladas de combustible con alta radiación en una operación enormemente delicada”. Sin precedentes, como decíamos, y cargada de altos riesgos.
Se trata de desplazar cuidadosamente más de 1.500 ensamblajes de combustible, potencialmente dañados, del techo del inestable reactor número 4 de la planta siniestrada. La operación podría tardar un año o más en realizarse y es tan sólo un nudo del desmantelamiento completo de la instalación atómica, “una tarea que probablemente tarde décadas y cueste decenas de miles de millones de dólares”.
Las varillas, entre 50 y 70 en cada uno de los ensamblajes, pesan unos 300 kg y miden 4,5 metros. Si se exponen al aire o se rompiesen durante el traslado, “se podrían liberar grandes cantidades de gases radiactivos a la atmósfera”. La complicada operación, señala Reuters, ha sido equiparada por Arnie Gundersen, un veterano ingeniero nuclear estadounidense y director de Fairewinds Energy Education, con el intento de sacar cigarrillos de un paquete de tabaco aplastado.
No sólo es eso: cuando llegue el momento, que llegará, de extraer el combustible de los otros reactores de la planta atómica, donde, recuérdese, los niveles de radiación son mucho mayores por la fundición del núcleo, las operaciones serán aún mucho más complicadas y arriesgadas [2]. ¿Debe estar TEPCO al mando de estas operaciones de alto riesgo ciudadano de alcance mundial? La pregunta es más que pertinente
¿De dónde la urgencia de “adecentar” el reactor número 4? Del riesgo del combustible gastado almacenado a tanta altura –unos 18 metros- en un edificio que ya ha cedido y se ha inclinado. Una construcción que podría derrumbarse, así se cree, si hubiera otro terremoto aunque no fuera de gran alcance. Además, si la piscina que alberga los ensamblajes tuviera fugas y se escapara agua se podría liberar más radiación incluso que durante el accidente de 2011. Tokio, a unos 200 kms al sur de la central, quedaría amenazada muy en serio. "La liberación total de la piscina de fuel gastado de la unidad 4, sin ninguna contención ni control, podría causar de largo el desastre radiológico más grave hasta la fecha". Son palabras de Mycle Schneider y Antony Froggatt, consultores independientes, en un informe reciente sobre el sector nuclear mundial.
TEPCO apuntaló en su momento el reactor 4. Erigió una enorme estructura de acero sobre la instalación que perdió su tejado en la explosión de 2011. La corporación ha sostenido que el edificio puede soportar temblores similares a los del terremoto de 2011. Se han eliminado los trozos más grandes que dejó la explosión en la piscina que enfriaba el combustible en los últimos dos años y medio. Pero como el agua utilizada para enfriar las barras se bombeaba desde el mar, existe el riesgo de que parte se haya corroído. Tepco, es cierto, ya eliminó en 2012 dos ensamblajes de combustible en una operación de prueba en el reactor 4. Empero, estas barras eran menos peligrosas que las barras gastadas que deben ser trasladas en estos momentos.
Extraer combustible gastado es habitual en una central nuclear, señala Reuters, pero, añade con realismo, “hay pocas cosas normales en Fukushima hoy”.
Para redondear el panorama, el viernes 15 de noviembre, Japón anunció (acaso como un farol en partida de póquer para posteriormente renunciar un poco al desvarío o para dar una bofetada en la cara a países afectados por desastres asociados con el cambio climático como Filipinas) que no rebajará sus emisiones un 25% para el 2020. Las subirá un 3% respecto a sus emisiones de 1990. Japón, recuérdese. es el quinto país del mundo por sus emisiones contaminantes. Caminando, otra vez, por el lado salvaje del desarrollismo irresponsable y ecosuicida.


PS: Este llamamiento y la información complementaria que en él se ubica debería merecer nuestra atención:
Hello Everyone: Arnie Gundersen [el científico señalado anteriormente] has put up a new video on the fuel rod removal at Fukushima. It cuts to the core of whgat we now face at Unit Four. [Hola a todos y todas: Arnie Gundersen ha editado un nuevo vídeo sobre las barras de combustible en Fukushima]
http://www.nukefree.org/fairewinds-video-fukushima-4-rod-removal
Please also remember to sign his petition to remove Tepco from the rod removal process [Por favor, recordemos también firmar su petición para impedir que Tepco dirija el proceso de recambio de las barras].
http://www.nukefree.org/new-fuku-petition-remove-tepco-you-remove-fuel
The company keeps postponing the beginning of this critical operation. The whole world must be watching! No Nukes, HarveyW [La corporación sigue posponiendo el inicio de esta operación crítica. ¡Todo el mundo debe estar todos atento! ¿Nucleares? No, gracias]
Notas:
[1] http://www.publico.es/482109/fukushima-ahora-llega-lo-dificil
[2] Los reactores números 1 y sufrieron más daños que el 4 como resultado del terremoto y tsunami de marzo de 2011, “tras el que dejaron de funcionar la electricidad y el enfriamiento en la estación de Fukushima, provocando tres fusiones que liberaron radiación al aire y al Océano Pacífico”.

Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia) - IMagenes: davidhammerstein.com

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