El discurso vacío de lo sostenible

A. Karambolis

Lo sostenible es lo sencillo, lo austero y se contrapone al consumo desenfrenado, al mundo de la moda, al mundo de la publicidad que busca hacernos sentir feos y gordos, para luego poder vendernos productos cosméticos que nos hagan tan atractivos y seductores como la misma publicidad dice que tenemos que ser.
Según el diccionario, se conoce como "muletilla" la palabra o frase que se repite con frecuencia de manera mecánica y normalmente innecesaria. El panorama político occidental incorpora muchas muletillas que son como el estribillo de una canción. Son las frases que cualquiera puede corear sin saber ni quien habla. Muchas de estas letanías corresponden a ideas que no son triviales en absoluto, pero a base de repetirlas van perdiendo su relevancia y su sentido. Así, por ejemplo, la democracia o la justicia son protagonistas de innumerables muletillas incorporadas al discurso de la globalidad del espectro político que, seamos sinceros, entre su banda izquierda y derecha tampoco es que tenga un recorrido muy amplio.
De todas las frases huecas, hay una que me molesta especialmente y sobre la que me gustaría reflexionar en estas líneas. No hay grupo o partido que no declare en manifiestos, programas o actos que todas las decisiones, estrategias e intenciones de su opción política van encaminadas al logro de "un planeta medioambientalmente sostenible" Me pregunto si alguna de estas opciones políticas sabe lo que es, un planeta medioambientalmente sostenible. Me contesto yo solita que las que apuestan por el capitalismo como modelo socioeconómico lo intuyen perfectamente y que por eso, tratan de desvirtuar la idea como sea. Mucho me temo que otros proyectos políticos, los de la izquierda transformadora, precisamente los más necesarios para caminar hacia un planeta sostenible, están faltos de una reflexión profunda sobre la sostenibilidad y sus implicaciones.
La sostenibilidad es el conjunto de "cosas" que permiten que se pueda mantener la vida, ahora y en el futuro, para todo el conjunto de los seres vivos. En un planeta ambientalmente sostenible, no se pueden arrancar los bienes de la tierra por encima de la capacidad que la propia tierra tiene para regenerarlos, ni se pueden generar residuos por encima de la capacidad del planeta de actuar como un sumidero. Bajo el prisma de la sostenibilidad, es central la consideración de los límites del planeta, simplemente porque la Tierra es una bolita suspendida en el espacio con un número limitado de kilos de materiales que no se regeneran con la varita mágica de la tecnología.
[...]
¿Qué pasa con la izquierda occidental mientras tanto?
Mira con cierta nostalgia y solidaridad lo que hacen cubanos, venezolanos o hindúes, admirando la dignidad de su lucha sin tener la lucidez de mirar cara a cara a la bestia que en sus propias casas, en sus coches, en sus trabajos, en sus cocinas, en sus compras, apuntalan el sistema. Minusvaloran y, a veces desprecian a los movimientos e iniciativas que intentan desbrozar el camino de lo sostenible, tildándolos de excéntricos, cavernícolas y minoritarios, sin ver que desarrollar estas luchas en los países occidentales es crucial para el futuro de aquellas otras que se dan al miles de kilómetros de distancia.
La sostenibilidad no es sólo una reivindicación del ecologismo social. La sostenibilidad es la alternativa al neoliberalismo, la única posible, ya que aunque pretendiésemos repartir con equidad los beneficios de un sistema productivo basado en la extracción de recursos, seguiríamos tropezando con el problema de que el planeta no puede con la carga de tantos millones de seres humanos consumiendo y generando residuos a un ritmo insostenible, y eso, sin pensar en el resto del mundo vivo. Los modelos que calculan la huella ecológica dicen que, si todos los seres humanos viviesen como un ciudadano occidental medio, harían falta tres planetas.
Así que con este modelo productivo es imposible que haya para todos. Es preciso detener el crecimiento en los países ricos, pero además, no es posible que los países más pobres crezcan siguiendo los pasos de lo que hizo occidente, no es sólo una cuestión ética, es que no se puede. La sociedad occidental ya ha depredado una buena parte del "capital natural" del futuro, por ello la búsqueda de alternativas sostenibles es urgente.
La sostenibilidad es un camino que hay que descubrir en cada contexto, un camino complicado en el que hay que desandar mucho de lo andado, en el que hay que cambiar los paradigmas de la ciencia, en el que hay que revisar qué es el progreso o qué es el desarrollo. Un viaje, que por no haberseviajado antes, no tiene mapas, no tiene recetas.
La sostenibilidad no es una ideología, no es un objeto de consumo, no es una frase hecha, no es una lucha colateral, no es una muletilla. Es la opción más solidaria con el presente y con el futuro. Es la opción más radical, subversiva y necesaria. Así que por favor, si no van a hacer nada, por lo menos no nos lo pongan más difícil.

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