"Las amenazas transnacionales, desatadas por el capital global, deben ser enfrentadas con luchas tanto locales como globales"
Entrevista al economista Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente MonteCristi,y ex Ministro de Energía y Minas
Fernanda Sánchez Jaramillo
Rebelión
FSJ: ¿Cómo surgieron los derechos de la naturaleza, en cuya formulación usted participó?
AA: Los Derechos de la Naturaleza surgieron en una coyuntura específica. Desde el mundo indígena apareció con creciente fuerza una alternativa al desarrollo, el buen vivir o Sumak Kawsay. Esta es la columna vertebral de la propuesta de los Derechos de la Naturaleza, en tanto en el mundo indígena los seres humanos entienden perfectamente que forman parte de la Naturaleza y que ésta no está allí para ser privatizada, apropiada y menos destruida.
Pero definitivamente los Derechos de la Naturaleza son producto de décadas de luchas y debates en el Ecuador de diversos grupos de la sociedad que han defendido permanentemente la Naturaleza y también los Derechos Humanos.
También nos nutrimos de algunas ideas del exterior; del abogado constitucionalista colombiano Ciro Angarita Barón quien habló, hace años, de la necesidad de otra relación frente a los atropellos que sufría la naturaleza basado en los contenidos fundamentales de los Derechos Humanos como el derecho al goce de un ambiente sano y los derechos colectivos.
FSJ: ¿Participaron directamente las comunidades, afro, indígenas, y los campesinos, que pueden ser también afro e indígenas?
AA: El movimiento indígena fue clave, aunque no estaba suficientemente representado en la Asamblea Constituyente, ellos proponen otro tipo de relación con la Naturaleza y su valor de uso y no de cambio. Los otros grupos mencionados también incidieron en este debate constituyente.
FSJ: ¿El irrespeto a esos derechos de la naturaleza, por cuenta de la minería, constituye un irrespeto a los Estados pluriculturales y multiétnicos consagrados en diferentes constituciones en América Latina?
AA: Todos los extractivismos, no solo la minería (petróleo, agrocombustibles, transgénicos…), son procesos verticales, que desplazan, que uniforman, que dominan y que colonizan, en esas visiones no existen los colectivos o las plurinacionalidades, justamente por eso, lo primero que hacen es romper con las comunidades que les pueden generar resistencias. No hay que olvidar que con la explotación del ITT en el Yasuní, en Ecuador, se pone en riesgo la vida de dos pueblos libres en aislamiento voluntario, los Tagaeri y los Taromenane; esta situación es inaudita.
FSJ: ¿Qué esperanzas hay para Colombia si en nuestra constitución existen los derechos de la naturaleza y en cambio, el gobierno privilegia la extracción minera y la califica como motor para el desarrollo?
AA: En Colombia, con un gobierno neoliberal, tanto como en Ecuador, con un gobierno considerado “progresista”, el problema es complejo. En ambos casos se profundiza el extractivismo de raíces coloniales. Debe quedar claro que lo que se vive en Ecuador, Bolivia y Venezuela no es el socialismo del siglo XXI, sino el extractivismo del siglo XXI. El único camino es resistir, que la sociedad civil demande nuevas formas de hacer política, una que apele a su fortalecimiento y no a su destrucción.
FSJ: ¿Qué probabilidades hay de que un referendo acabe con los planes del Yasuní ITT, logrará solo aplazarlos?
AA: Si se consiguen las firmas y se triunfa en la consulta popular no habrá poder alguno que frene la voluntad del pueblo ecuatoriano. El presidente de Ecuador no dio la talla para cristalizar una propuesta tan revolucionaria como la Iniciativa Yasuní-ITT.
El Gobierno ecuatoriano ha hecho de la propaganda el primer aparato represor, denigra, descalifica, anula al que se opone a su pensamiento. Pero justamente el fracaso del Gobierno frente a la Iniciativa Yasuní ITT lo pone en jaque. Éste era el proyecto emblemático de la supuesta revolución ciudadana, y ahora resulta que no es tan mala la explotación. La gente se sintió burlada y eso va a ser muy difícil de revertir.
FSJ: ¿Por qué esa aparante división entre indígenas pro extractivismo y contra extractivismo?
AA: La division es real. Desde la conquista, hace más de 500 años, sabemos que el poder divide y corrompe. Esa división no es nueva. Sin el apoyo de los “felipillos”, ayer como hoy, los conquistadores-colonizadores no tendrían éxito. Desde tiempo atrás ha existido un proceso sistemático de debilitamiento del movimiento indígena y hoy se capitalizó con la dádiva de privilegios, embajadas, puestos en la Asamblea, puestos en la función pública. Es doloroso lo que está sucediendo: grupos indígenas a favor del extractivismo, mujeres indígenas que protestan son acalladas, incluso intelectuales de izquierda que votan por leyes represivas.
FSJ: ¿Cree que los suelos también lloran?
AA: Ya lo dijo Eduardo Galeano, en un artículo publicado en abril de 2008, cuando saludó con entusiasmo la aprobación de los Derechos de la Naturaleza en Ecuador: la Naturaleza no es muda! Y como tal, protesta cuando es agredida, algo que lo hace cada vez con más fuerza en la medida que se van superando los límites ambientales. Por ejemplo, por efecto del calentamiento global provocado por el capitalismo globalizado.
FSJ: ¿Cómo pueden Colombia, Ecuador y Guatemala enfrentar la codicia de las clases empresariales locales y las extranjeras provenientes de Canadá, Estados Unidos y China, por mencionar algunas?
AA: Para empezar necesitamos informarnos y concienciarnos. Hay que superar los viejos discursos del progreso y el desarrollo. Luego hay que fortalecer la organización popular para dar paso a la protesta y a la propuesta. Resistir es tan importante como construir alternativas.
Las amenazas transnacionales, desatadas por el capital global, deben ser enfrentadas con luchas tanto locales como globales. Un ejemplo, es la Iniciativa Yasuní ITT, en Ecuador, que debía ser un esfuerzo local y global, y sin embargo, por lo pronto, fracasó en ambos lados.
Para superar esta realidad, de orígenes coloniales, hay que dar paso a luchas emancipatorias anticoloniales, antioligárquicas, antineoliberales y superar el capitalismo. Y por cierto hay que transitar de visiones antropocéntricas a visiones socio-biocéntricas. Eso implica propuestas de transiciones múltiples, desde prácticas participativas y comunitarias, en un esfuerzo sostenido por profundizar la democracia en todos los niveles, empezando por los hogares.
FSJ: ¿Qué alternativa puede presentarse a la minería a cielo abierto como generadora de riqueza y que permita dejar los recursos en tierra, sin explotar todavía?
AA: Habrá que analizar en cada caso y también si realmente la minería a gran escala es una fuente de ingresos, existen estudios probados que los pasivos ambientales son mucho más costosos que lo que genera esa actividad, sino que no se contabiliza; por principio, no se puede generar riqueza empobreciendo territorios y culturas.
De todas maneras, es importante entender la necesidad de una redistribución del ingreso y la riqueza. Eso pasa por tener esquemas tributarios que graben más al que más gana y más tiene. Eso implica una profunda reforma agraria y una redistribución equitativa del agua. También hay que pensar en otros patrones de producción y de consumo.
Imagenes: www.elpais.cr - radioamlo.org
Fernanda Sánchez Jaramillo
Rebelión
FSJ: ¿Cómo surgieron los derechos de la naturaleza, en cuya formulación usted participó?
AA: Los Derechos de la Naturaleza surgieron en una coyuntura específica. Desde el mundo indígena apareció con creciente fuerza una alternativa al desarrollo, el buen vivir o Sumak Kawsay. Esta es la columna vertebral de la propuesta de los Derechos de la Naturaleza, en tanto en el mundo indígena los seres humanos entienden perfectamente que forman parte de la Naturaleza y que ésta no está allí para ser privatizada, apropiada y menos destruida.
Pero definitivamente los Derechos de la Naturaleza son producto de décadas de luchas y debates en el Ecuador de diversos grupos de la sociedad que han defendido permanentemente la Naturaleza y también los Derechos Humanos.
También nos nutrimos de algunas ideas del exterior; del abogado constitucionalista colombiano Ciro Angarita Barón quien habló, hace años, de la necesidad de otra relación frente a los atropellos que sufría la naturaleza basado en los contenidos fundamentales de los Derechos Humanos como el derecho al goce de un ambiente sano y los derechos colectivos.
FSJ: ¿Participaron directamente las comunidades, afro, indígenas, y los campesinos, que pueden ser también afro e indígenas?
AA: El movimiento indígena fue clave, aunque no estaba suficientemente representado en la Asamblea Constituyente, ellos proponen otro tipo de relación con la Naturaleza y su valor de uso y no de cambio. Los otros grupos mencionados también incidieron en este debate constituyente.
FSJ: ¿El irrespeto a esos derechos de la naturaleza, por cuenta de la minería, constituye un irrespeto a los Estados pluriculturales y multiétnicos consagrados en diferentes constituciones en América Latina?
AA: Todos los extractivismos, no solo la minería (petróleo, agrocombustibles, transgénicos…), son procesos verticales, que desplazan, que uniforman, que dominan y que colonizan, en esas visiones no existen los colectivos o las plurinacionalidades, justamente por eso, lo primero que hacen es romper con las comunidades que les pueden generar resistencias. No hay que olvidar que con la explotación del ITT en el Yasuní, en Ecuador, se pone en riesgo la vida de dos pueblos libres en aislamiento voluntario, los Tagaeri y los Taromenane; esta situación es inaudita.
FSJ: ¿Qué esperanzas hay para Colombia si en nuestra constitución existen los derechos de la naturaleza y en cambio, el gobierno privilegia la extracción minera y la califica como motor para el desarrollo?
AA: En Colombia, con un gobierno neoliberal, tanto como en Ecuador, con un gobierno considerado “progresista”, el problema es complejo. En ambos casos se profundiza el extractivismo de raíces coloniales. Debe quedar claro que lo que se vive en Ecuador, Bolivia y Venezuela no es el socialismo del siglo XXI, sino el extractivismo del siglo XXI. El único camino es resistir, que la sociedad civil demande nuevas formas de hacer política, una que apele a su fortalecimiento y no a su destrucción.
FSJ: ¿Qué probabilidades hay de que un referendo acabe con los planes del Yasuní ITT, logrará solo aplazarlos?
AA: Si se consiguen las firmas y se triunfa en la consulta popular no habrá poder alguno que frene la voluntad del pueblo ecuatoriano. El presidente de Ecuador no dio la talla para cristalizar una propuesta tan revolucionaria como la Iniciativa Yasuní-ITT.
El Gobierno ecuatoriano ha hecho de la propaganda el primer aparato represor, denigra, descalifica, anula al que se opone a su pensamiento. Pero justamente el fracaso del Gobierno frente a la Iniciativa Yasuní ITT lo pone en jaque. Éste era el proyecto emblemático de la supuesta revolución ciudadana, y ahora resulta que no es tan mala la explotación. La gente se sintió burlada y eso va a ser muy difícil de revertir.
FSJ: ¿Por qué esa aparante división entre indígenas pro extractivismo y contra extractivismo?
AA: La division es real. Desde la conquista, hace más de 500 años, sabemos que el poder divide y corrompe. Esa división no es nueva. Sin el apoyo de los “felipillos”, ayer como hoy, los conquistadores-colonizadores no tendrían éxito. Desde tiempo atrás ha existido un proceso sistemático de debilitamiento del movimiento indígena y hoy se capitalizó con la dádiva de privilegios, embajadas, puestos en la Asamblea, puestos en la función pública. Es doloroso lo que está sucediendo: grupos indígenas a favor del extractivismo, mujeres indígenas que protestan son acalladas, incluso intelectuales de izquierda que votan por leyes represivas.
FSJ: ¿Cree que los suelos también lloran?
AA: Ya lo dijo Eduardo Galeano, en un artículo publicado en abril de 2008, cuando saludó con entusiasmo la aprobación de los Derechos de la Naturaleza en Ecuador: la Naturaleza no es muda! Y como tal, protesta cuando es agredida, algo que lo hace cada vez con más fuerza en la medida que se van superando los límites ambientales. Por ejemplo, por efecto del calentamiento global provocado por el capitalismo globalizado.
FSJ: ¿Cómo pueden Colombia, Ecuador y Guatemala enfrentar la codicia de las clases empresariales locales y las extranjeras provenientes de Canadá, Estados Unidos y China, por mencionar algunas?
AA: Para empezar necesitamos informarnos y concienciarnos. Hay que superar los viejos discursos del progreso y el desarrollo. Luego hay que fortalecer la organización popular para dar paso a la protesta y a la propuesta. Resistir es tan importante como construir alternativas.
Las amenazas transnacionales, desatadas por el capital global, deben ser enfrentadas con luchas tanto locales como globales. Un ejemplo, es la Iniciativa Yasuní ITT, en Ecuador, que debía ser un esfuerzo local y global, y sin embargo, por lo pronto, fracasó en ambos lados.
Para superar esta realidad, de orígenes coloniales, hay que dar paso a luchas emancipatorias anticoloniales, antioligárquicas, antineoliberales y superar el capitalismo. Y por cierto hay que transitar de visiones antropocéntricas a visiones socio-biocéntricas. Eso implica propuestas de transiciones múltiples, desde prácticas participativas y comunitarias, en un esfuerzo sostenido por profundizar la democracia en todos los niveles, empezando por los hogares.
FSJ: ¿Qué alternativa puede presentarse a la minería a cielo abierto como generadora de riqueza y que permita dejar los recursos en tierra, sin explotar todavía?
AA: Habrá que analizar en cada caso y también si realmente la minería a gran escala es una fuente de ingresos, existen estudios probados que los pasivos ambientales son mucho más costosos que lo que genera esa actividad, sino que no se contabiliza; por principio, no se puede generar riqueza empobreciendo territorios y culturas.
De todas maneras, es importante entender la necesidad de una redistribución del ingreso y la riqueza. Eso pasa por tener esquemas tributarios que graben más al que más gana y más tiene. Eso implica una profunda reforma agraria y una redistribución equitativa del agua. También hay que pensar en otros patrones de producción y de consumo.
Imagenes: www.elpais.cr - radioamlo.org