Ecuador: Chevron, la ‘quintaesencia’ de la irresponsabilidad


"Chevron es el símbolo de irresponsabilidad corporativa en el mundo", causando "un daño ambiental intencional". El problema ahora es que "Chevron fue condenada a pagar 9.500 millones de dólares, entonces, retiró todos los bienes que tenía dentro de Ecuador".

Abogado y activista ecuatoriano, Pablo Fajardo lleva más de 20 años defendiendo a los demandantes indígenas en el caso contra Chevron y esta semana ha estado en Madrid (España) con la líder indígena Gladys Moraima para solicitar que "la lucha social de la Amazonía ecuatoriana se internacionalice". "Chevron es el símbolo de irresponsabilidad corporativa en el mundo", causando "un daño ambiental intencional". El problema ahora es que "Chevron fue condenada a pagar 9.500 millones de dólares, entonces, retiró todos los bienes que tenía dentro de Ecuador". "Tenemos un fallo buenísimo, pero no podemos aplicarlo en Ecuador, porque no hay dinero de Chevron", explica Fajardo. "Ante eso, estamos recurriendo a cortes extranjeras para cobrar en cortes extranjeras". El plan de Chevron ahora es "victimizar a las víctimas", señalando a los indígenas como "delincuentes, extorsionadores". "Nos aplica una demanda en el año 2011, en la que nos acusa bajo la ley RICO, que no hay daño, no hay víctima, que lo que hay es un intento de abogados, campesinos de extorsionar a la empresa como tal", denuncia Fajardo. "Está en juego una cuestión global", que "las víctimas no están solas, juntos podemos derrotar al crimen corporativo", señala el abogado ecuatoriano. Fajardo representa a unas 30.000 personas directamente afectadas. El problema es que "el daño ambiental es un daño difuso, no sabes donde termina". En esta entrevista concedida a Notimérica, le acompaña la líder de la Unión de Afectados y Afectadas por Texaco, Gladys Moraima, que perdió a su marido, sus suegros y dos sobrinas por la contaminación generada por Texaco. Recuerda cuando la mayoría de mujeres indígenas sin trabajo comenzaban a trabajar en la petrolera, pero ella nunca pudo "llegar a ese extremo", por el "miedo". "Había también contaminación humana, de las mujeres, los jefes en la empresa miraban a las mujeres, comenzaban a violar". "Yo tenía que cuidar mi hogar, mi familia". 
CONTAMINACIÓN A GRAN ESCALA. 
Chevron operó entre 1964 y 1990 en las provincias de Orellana y Sucumbíos (Ecuador), abriendo más de 300 piscinas o pozos de extracción de petróleo, que requieren de un recubrimiento interior para que el crudo no alcance el suelo, recubrimiento que la compañía no utilizó para ahorrar costes. Además, los residuos generados, en lugar de reinyectarlos en la parte profunda del suelo, los dejó en el agua que corre por los ríos y llega a sus afluentes. En total, se estima que fueron contaminadas una 480.000 hectáreas. La asociación que Moraima lidera reúne a afectados de ambas provincias, "hay familias que estaban en esta lucha que fallecieron ya". "Nosotros que estamos en esta lucha, que ya somos mayores, pero esta lucha seguirá". Moraima confiesa que "es triste" no tener apoyo del Gobierno, que aunque "defiende el Estado, no defiende la Amazonía". Saben que estamos afectados, "pero no tenemos un apoyo". "Yo no tengo confianza en el agua", prefiero coger el agua de la lluvia, el agua del pozo se perfora, está contaminada". Aunque tiene miedo y su asociación está sin recursos económicos desde el año pasado, Moraima confiesa "porque tengo miedo, estoy en esta lucha siguiendo hasta el final". Por su parte, Fajardo decidió hacerse abogado cuando, "viendo las zonas afectadas, me di cuenta de que era injusto, empezamos a trabajar en este tipo de cosas". "Creamos un grupo con sacerdotes católicos y la respuesta muchas veces fue 'busque un abogado que le ayude'", relata Fajardo. Por eso, "pensé voy a estudiar para abogado, pensando en la gente que vivía allí, campesinos, indígenas, mujeres". 
LA JUSTICIA INTERNACIONAL. "El sistema de justicia internacional no funciona y no está hecho para tutelar derechos. Está hecho para proteger grandes corporaciones, empresas", critica Fajardo. Lamenta que la justicia internacional "no está hecha para juzgar crímenes de corporaciones, que gozan de inmunidad, impunidad en todo el mundo". Sin embargo, las empresas como Chevron "deben entender que no son intocables". "Este caso lo veo como una decisión social y global. Chevron tiene que pagar y entonces empezaremos a reparar la Amazonía ecuatoriana", sentencia Fajardo, mientras Moraima se suma al deseo del único final que consideraría justo. 

Fuente: ep

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