Hacia una nueva utopía


Jesús Timoteo Álvarez
Los poderes tradicionales han sido sustituidos por los Algoritmos porque el dinero es virtual y se mueve donde quiere, porque la delincuencia organizada en mafias y cadenas es más fuerte que la mayoría de los estados, porque los mercados están uniformados en todo el mundo, porque lo “fast”, lo “slow”, el ocio, la comida, el vestir, el comportarse, las costumbres, están uniformadas, porque el mundo es global y las masas industriales organizadas a lo occidental han dejado de existir. Dinero, delincuencia, información, comportamientos, actitudes y mercados son globales.
El resultado es una especie de global anarquía, la inexistencia de una autoridad capaz de hacer cumplir las elementales normas del derecho y de la moral: corporaciones que no pagan impuestos, países y empresas que se roban patentes y derechos de propiedad, organizaciones que escapan a cualquier ley, paraísos fiscales y respetables territorios de economía clandestina, de blanqueo de dinero y de delincuencia…etc.
Con el tremendismo propio de los economistas están bien analizadas las consecuencias de esta generalizada situación: incrementan la desigualdad y la pobreza, desarrollan  políticas públicas defensivas que favorecen la acumulación en pocas manos y el enriquecimiento de los más ricos, llevan al abandono del intervencionismo y a una supuesta liberalización del mercado que incrementan de nuevo la desigualdad y la pobreza. Premios Nobel en Economía y candidatos ven un futuro inmediato de mayor desigualdad, de mayor pobreza que generan esclavitud real, degradación, corrupción, economías paralelas, mafias de todo tipo, violencia y hasta guerras.
Estos grandes líderes de opinión no se atreven a proponer soluciones radicales como cerrar los Antros de Corrupción (Gibraltar, por ejemplo), acabar con los Paraísos de especuladores y mafiosos e incluso con los países que ocultan fortunas no declaradas o que perdonan los impuestos (Suiza o Lichtenstein por ejemplo). Y además presentan la Política Económica como línea de solución dominante cuando es muy probable que el problema mayor de los próximos años sea, otra vez, como en la sociedad de masas, la Cuestión Social. La creciente desigualdad y pobreza tiene tentáculos de ciclo largo: un mundo y mercado global es un mundo de 9.000 millones (y hasta 11.000) de personas en 50 años. Una buena parte de toda esa población es muy probable que sea pobre a la forma del siglo XXI, que sobre en el proceso mundial de  producción de bienes y servicios, sustituidos por tecnología y máquinas, que no tengan sitio en el sistema, pero al mismo tiempo sabrán que ese sitio existe y que lo tienen otros, estarán al tanto de la existencia de lugares y sociedades ricas. Es la nueva “cuestión social”.
El Papa Francisco enuncia una línea basada en la COHERENCIA: comportarse en modo coherente con lo que se dice y se propone y hasta con lo que se piensa y con la visión que se tiene de la vida.
La coherencia pública deriva en aplicación de los principios e ideas de justicia y derecho, y el derecho aplicado con justicia es la moral y la moral produce comprensión, entendimiento, credibilidad. Es como dar la vuelta a todos los procesos y estrategias de Reputación corporativa. La reputación es  la moral pública.
Una segunda línea de acción tiene que ver con la INNOVACIÓN y la INVESTIGACIÓN; la puesta a punto de nuevos formatos de producción industrial y manufacturación de productos hasta la apuesta por las novedades en los procesos de producción y valor económico.
Una tercera línea de acción  supone la revolución en las formas de acceso, gestión y explotación del conocimiento en las aplicaciones a la vida pública y práctica de los descubrimientos de las ciencias punteras en nuestros días. Se trata de las Neurociencias y Teoría del Cerebro, la Física y la Teoría de Redes, la Genética, la Microtecnología, la exploración espacial y tal vez otras muchas.
El descubrimiento de nuevos espacios de la mente, de nuevos mundos en el exterior de nuestra galaxia, de nuevos entendimientos sobre los procesos de la biosfera, de la homogeneidad y aplicaciones entre el espacio cerebral, la sociedad y las máquinas, de las posibilidades de control y desarrollo de los procesos productivos y de las relaciones humanas en diferentes sistemas de códigos y formatos posibilitan la UTOPIA. Porque la Utopía es exactamente eso: vislumbrar un estadio nuevo de posibilidades y desarrollo de la evolución humana que nos saque del basurero físico y mental en que nuestras sociedades se ahogan. La Utopía, como el mito, no son remedios sino omegas de atracción y entusiasmo, potenciadores de búsqueda de soluciones, la estrella que guía hacia el futuro.

Catedrático en la facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid
Fuente: CCS Dibujo: Martirena

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué