Los bosques como socioecosistemas: una nueva perspectiva para el abordaje del desarrollo forestal
El reconocimiento explícito de bosques como socioecosistemas en el Perú es casi nulo porque formamos parte de una tradición hegemónica del conocimiento en el que había que separar para conocer. Pero en este afán segregacionista hemos separado sociedad de naturaleza, naturaleza de cultura, la razón de la emoción, la objetividad de la subjetividad entre otras tantas dualidades que gobiernan nuestro pensamiento, nuestro discurso y nuestro actuar. En un pretendido enfoque racionalista, objetivo, lineal y determinista hemos separado los bosques de los seres humanos. Al establecer esta distinción drástica hemos terminado por quitarle componentes emocionales, sagrados y espirituales a los bosques pues siendo cosas (recursos) son pasibles de ser explotados (sic) intensivamente, o como se dice en lenguaje economicista legitimado social y académicamente, competitivamente.
Por: Rodrigo Arce Rojas
Pero a despecho de nuestras creencias que han dominado nuestro quehacer forestal aparecen evidencias que contradicen tal separación (Maldonado, 2016; Swyngedouw, 2011). Podemos hacer referencia a los complejos procesos neurobiológicos de los árboles por los que se verifica comunicación entre ellos (Baluska y Mancuso, 2007) o el hecho que las selvas piensan y toman decisiones aunque de manera diferente a los seres humanos (Kohn, 2013). Así consideramos que la presencia de la ternura y el cuidado entre árboles y brinzales es propio de culturas animistas y de estados de conciencia arcaica que hay que superar mediante la educación, la ciencia y la tecnología.
En este artículo vamos a explorar el concepto de bosques como socioecosistema. Para Salas et ál. (2012) un socioecosistema es un sistema complejo y adaptativo que hace referencia a los procesos de acoplamiento e interacción entre los sistemas sociales (cultura, economía, organización social y política) y los sistemas ecológicos (naturaleza) en un espacio-tiempo determinado. Tan importante como conocer las relaciones ecológicas es conocer las relaciones entre los componentes naturales y los componentes sociales. Por ello se habla de la relaciones socionaturales.
Aunque en la historia forestal peruana no hemos reconocido explícitamente la palabra socioecosistema implícitamente sí ha estado presente (aunque no conscientemente). Por ejemplo podemos hablar del reconocimiento de las relaciones entre sociedad humanas y bosques (MINAG – FAO ENDF, 2002). La Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático (PNCB et al., 2016) habla expresamente de la apuesta por paisajes forestales sostenibles, la Ley Forestal y de Fauna Silvestre – LFFS N° 29763 y sus Reglamentos que definen ecosistema como “Complejo dinámico de comunidades humanas, vegetales, animales, y microorganismos y su medio no viviente, que interactúa como unidad funcional”. El Reglamento de la Ley N° 30215, Ley de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (Decreto Supremo Nº 009-2016-MINAM) al hablar de funcionalidad del ecosistema menciona que: “Es el proceso dinámico e interrelacionado entre las comunidades ecológicas, su espacio y el ser humano en el que se vinculan sus diferentes componentes, ciclos y flujos de materia, energía e información, en un contexto de paisaje, para garantizar la integridad del ecosistema. Este proceso incluye la estabilidad y capacidad de evolución del ecosistema, así como su capacidad de generar servicios ecosistémicos”.
Por: Rodrigo Arce Rojas
Pero a despecho de nuestras creencias que han dominado nuestro quehacer forestal aparecen evidencias que contradicen tal separación (Maldonado, 2016; Swyngedouw, 2011). Podemos hacer referencia a los complejos procesos neurobiológicos de los árboles por los que se verifica comunicación entre ellos (Baluska y Mancuso, 2007) o el hecho que las selvas piensan y toman decisiones aunque de manera diferente a los seres humanos (Kohn, 2013). Así consideramos que la presencia de la ternura y el cuidado entre árboles y brinzales es propio de culturas animistas y de estados de conciencia arcaica que hay que superar mediante la educación, la ciencia y la tecnología.
En este artículo vamos a explorar el concepto de bosques como socioecosistema. Para Salas et ál. (2012) un socioecosistema es un sistema complejo y adaptativo que hace referencia a los procesos de acoplamiento e interacción entre los sistemas sociales (cultura, economía, organización social y política) y los sistemas ecológicos (naturaleza) en un espacio-tiempo determinado. Tan importante como conocer las relaciones ecológicas es conocer las relaciones entre los componentes naturales y los componentes sociales. Por ello se habla de la relaciones socionaturales.
Aunque en la historia forestal peruana no hemos reconocido explícitamente la palabra socioecosistema implícitamente sí ha estado presente (aunque no conscientemente). Por ejemplo podemos hablar del reconocimiento de las relaciones entre sociedad humanas y bosques (MINAG – FAO ENDF, 2002). La Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático (PNCB et al., 2016) habla expresamente de la apuesta por paisajes forestales sostenibles, la Ley Forestal y de Fauna Silvestre – LFFS N° 29763 y sus Reglamentos que definen ecosistema como “Complejo dinámico de comunidades humanas, vegetales, animales, y microorganismos y su medio no viviente, que interactúa como unidad funcional”. El Reglamento de la Ley N° 30215, Ley de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (Decreto Supremo Nº 009-2016-MINAM) al hablar de funcionalidad del ecosistema menciona que: “Es el proceso dinámico e interrelacionado entre las comunidades ecológicas, su espacio y el ser humano en el que se vinculan sus diferentes componentes, ciclos y flujos de materia, energía e información, en un contexto de paisaje, para garantizar la integridad del ecosistema. Este proceso incluye la estabilidad y capacidad de evolución del ecosistema, así como su capacidad de generar servicios ecosistémicos”.
Por el lado de la educación forestal en tanto perspectiva disciplinaria predominan los cursos orientados al manejo, la conservación y las industrias forestales. Los pocos cursos que tratan de aspectos sociales, antropológicos y humanistas se refieren a Antropología Rural Amazónica, Cultura y Sociedad, Ética, entre los principales. No obstante cabe destacar el caso de la Facultad de Ingeniería Agroforestal y Acuícola de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía que tiene un curso integrador denominado manejo ecosistémico de paisajes.
En una revisión de 111 títulos de tesis para optar el grado de Ingeniero Forestal en la Universidad Nacional Agraria se encontró sólo 4 tesis que además de la parte técnica forestal abordan temas poco convencionales como participación, corrupción, género y conocimientos ecológicos tradicionales.
Tanto el tema de los cursos de formación profesional como de las tesis desarrolladas dan cuenta de una apertura inicial por tratar temas más vinculados a la tradición social, antropológica y humanista por lo tanto intentos de abordaje desde la perspectiva socioecosistémica.
Ahora bien, existen razones por la que es importante hablar explícitamente del enfoque de los bosques como socioecosistemas. En primer lugar, sin renunciar la formación disciplinaria y especializada forestal como recurso biofísico, incorporar a la investigación, reflexión y práctica aspectos relativos a las interacciones bosques-sociedad-poder, aspectos además que ya se abordan desde una diversidad de disciplinas sociales y humanistas como la filosofía. Tal como se señala desde la ecología política la discusión del poder es fundamental. Negar esta posibilidad en nombre de la neutralidad del investigador o científico forestal es desconocer las raíces de los conflictos socioambientales (llamados también ecoterritoriales) y que forman parte de la dinámica de los sistemas adaptativos complejos que está dando cuenta de quejidos o estados álgidos que requieren atención pues son momentos de transformación.
Hablar de socioecosistemas implica necesariamente aludir a los sistemas adaptativos complejos por lo tanto se debe tomar en cuenta los múltiples elementos heterogéneos que lo componen, las interacciones (interrelaciones, interdependencias e interdefinibilidades) con capacidad de autoorganización y de generación de propiedades emergentes en contextos de constante transformación. Ello implica considerar las diferentes dimensiones, escalas y tiempos por lo que se puede hablar de una mirada de totalidades reconociendo que no es posible conocerlo todo pero sí los elementos estratégicos que explican el comportamiento de los sistemas. En una mirada de socioecosistemas se valora la diversidad.
En esta mirada amplia interesa en el mundo forestal abrir la reflexión, el diálogo y la acción a actores que hasta ahora han estado invisibilizados. Tomemos el caso por ejemplo el tema de los trabajadores y trabajadoras forestales de los que prácticamente no se habla. Tampoco nos hemos preocupado mucho del tema de los agricultores colonos o de los ribereños. Sin embargo son personas que forman parte del bosque como socioecosistema. También hemos dividido el universo de los actores entre formales e informales o incluso legales e ilegales pero no hemos hecho los esfuerzos necesarios para entender sus lógicas y racionalidades con el objetivo de explorar posibilidades sustentables. Una expresión de esta fuerte orientación fragmentaria refiere al lenguaje que se usa en la administración pública forestal: unos son los administradores y otros son los administrados. Aunque los enfoques de igualdad y equidad de género y el de interculturalidad están presentes en la legislación forestal todavía no es una práctica institucionalizada y aparecen más bien como parches.
En esta misma perspectiva no todos los ecosistemas tienen la misma valoración en función a su importancia económica. Así ecosistemas de gran valor biológico o ecológico simplemente son perturbados o transformados por el pecado de su baja valoración económica desde la perspectiva humana.
Una perspectiva de socioecosistemas permite entender mejor el concepto de territorio y de paisajes forestales sostenibles. Hasta ahora existen dificultades institucionales, legales, administrativas, procedimentales, culturales y financieras para implementar estos enfoques porque la estructura sectorial y disciplinaria todavía tiene un gran peso (Evans, 2018). Las funciones y competencias contribuyen a organizar el trabajo pero a su vez constituyen fuertes limitaciones para la articulación estratégica y transformadora.
La perspectiva de socioecosistemas también llevará a abordar las tensiones entre producción y conservación en procesos de diálogo que involucra a la comunidad extendida de pares que quiere decir que deben estar todos los actores que tienen algo que decir al respecto. Caso contrario nos encontramos frente a reclamos que no se toman en cuenta los aspectos técnicos o por el contrario discusiones políticas que no necesariamente se sustentan en aspectos técnicos y sociales. Es la deliberación honesta, profunda, sincera, transparente y con información la que permite establecer mejores procesos de gobernanza.
Vistas así las cosas la discusión no se centrará únicamente en cuánto hacemos crecer la contribución de los bosques al PBI nacional pues además habrá que considerar la medida en que contribuye a la seguridad y soberanía alimentaria, a la seguridad hídrica, a la mitigación y adaptación al cambio climático, a la posibilidad de construir sociedades sostenibles, entre otros aspectos. En la perspectiva socioecosistémica no hay ambientes urbanos y ambientes rurales separados, ambas son expresiones de un único sistema y están profundamente interconectados.
Literatura citada:
Baluska, Frantisek. y Mancuso, Stefano. (eds.) (2007). Communication in Plants. Neuronal Aspects of Plant Life. Springer Verlag.
Evans, Mónica (19 de mayo, 2018). Enfoques de paisajes: avanzando hacia la dirección correcta pero urge mayor financiamiento. [Mensaje en un blog]. Los Bosques en las Noticias. CIFOR. Recuperado de: https://forestsnews.cifor.org/56320/enfoques-de-paisajes-avanzando-hacia-la-direccion-correcta-pero-urge-mayor-financiamiento?fnl=es
Kohn, Eduardo (2013). How Forests Think. Toward and Anthropology beyond the Human. University of California Press, Berkeley.
Maldonado, Carlos (2016). “Hacia una antropología de la vida: elementos para una comprensión de la complejidad de los sistemas vivos”. En: Boletín de Antropología. Universidad de Antioquia, Medellín, vol. 31, N.o 52, pp. 285-301
Ministerio de Agricultura y FAO (2002). Estrategia Nacional de Desarrollo Forestal – ENDF. Lima: MINAG-FAO.
Salas Zapata, W.; Ríos Osorio, L. y Álvarez, J. (2012). Bases conceptuales para una clasificación de los sistemas socioecológicos de la investigación en sostenibilidad. Revista Lasallista de Investigación, 8(2), pp. 136-142.
Swyngedouw, Erick. (2011).La naturaleza no existe! La sostenibilidad como síntoma de una planificación despolitizada. URBAN. Rodrigo Arce Rojas: Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. rarcerojas@yahoo.es -
Fuente: Ecoportal.net - Imagen de portada: Photo by Nanang Sujana for Center for International Forestry Research (CIFOR). - Aidesep
En una revisión de 111 títulos de tesis para optar el grado de Ingeniero Forestal en la Universidad Nacional Agraria se encontró sólo 4 tesis que además de la parte técnica forestal abordan temas poco convencionales como participación, corrupción, género y conocimientos ecológicos tradicionales.
Tanto el tema de los cursos de formación profesional como de las tesis desarrolladas dan cuenta de una apertura inicial por tratar temas más vinculados a la tradición social, antropológica y humanista por lo tanto intentos de abordaje desde la perspectiva socioecosistémica.
Ahora bien, existen razones por la que es importante hablar explícitamente del enfoque de los bosques como socioecosistemas. En primer lugar, sin renunciar la formación disciplinaria y especializada forestal como recurso biofísico, incorporar a la investigación, reflexión y práctica aspectos relativos a las interacciones bosques-sociedad-poder, aspectos además que ya se abordan desde una diversidad de disciplinas sociales y humanistas como la filosofía. Tal como se señala desde la ecología política la discusión del poder es fundamental. Negar esta posibilidad en nombre de la neutralidad del investigador o científico forestal es desconocer las raíces de los conflictos socioambientales (llamados también ecoterritoriales) y que forman parte de la dinámica de los sistemas adaptativos complejos que está dando cuenta de quejidos o estados álgidos que requieren atención pues son momentos de transformación.
Hablar de socioecosistemas implica necesariamente aludir a los sistemas adaptativos complejos por lo tanto se debe tomar en cuenta los múltiples elementos heterogéneos que lo componen, las interacciones (interrelaciones, interdependencias e interdefinibilidades) con capacidad de autoorganización y de generación de propiedades emergentes en contextos de constante transformación. Ello implica considerar las diferentes dimensiones, escalas y tiempos por lo que se puede hablar de una mirada de totalidades reconociendo que no es posible conocerlo todo pero sí los elementos estratégicos que explican el comportamiento de los sistemas. En una mirada de socioecosistemas se valora la diversidad.
En esta mirada amplia interesa en el mundo forestal abrir la reflexión, el diálogo y la acción a actores que hasta ahora han estado invisibilizados. Tomemos el caso por ejemplo el tema de los trabajadores y trabajadoras forestales de los que prácticamente no se habla. Tampoco nos hemos preocupado mucho del tema de los agricultores colonos o de los ribereños. Sin embargo son personas que forman parte del bosque como socioecosistema. También hemos dividido el universo de los actores entre formales e informales o incluso legales e ilegales pero no hemos hecho los esfuerzos necesarios para entender sus lógicas y racionalidades con el objetivo de explorar posibilidades sustentables. Una expresión de esta fuerte orientación fragmentaria refiere al lenguaje que se usa en la administración pública forestal: unos son los administradores y otros son los administrados. Aunque los enfoques de igualdad y equidad de género y el de interculturalidad están presentes en la legislación forestal todavía no es una práctica institucionalizada y aparecen más bien como parches.
En esta misma perspectiva no todos los ecosistemas tienen la misma valoración en función a su importancia económica. Así ecosistemas de gran valor biológico o ecológico simplemente son perturbados o transformados por el pecado de su baja valoración económica desde la perspectiva humana.
Una perspectiva de socioecosistemas permite entender mejor el concepto de territorio y de paisajes forestales sostenibles. Hasta ahora existen dificultades institucionales, legales, administrativas, procedimentales, culturales y financieras para implementar estos enfoques porque la estructura sectorial y disciplinaria todavía tiene un gran peso (Evans, 2018). Las funciones y competencias contribuyen a organizar el trabajo pero a su vez constituyen fuertes limitaciones para la articulación estratégica y transformadora.
La perspectiva de socioecosistemas también llevará a abordar las tensiones entre producción y conservación en procesos de diálogo que involucra a la comunidad extendida de pares que quiere decir que deben estar todos los actores que tienen algo que decir al respecto. Caso contrario nos encontramos frente a reclamos que no se toman en cuenta los aspectos técnicos o por el contrario discusiones políticas que no necesariamente se sustentan en aspectos técnicos y sociales. Es la deliberación honesta, profunda, sincera, transparente y con información la que permite establecer mejores procesos de gobernanza.
Vistas así las cosas la discusión no se centrará únicamente en cuánto hacemos crecer la contribución de los bosques al PBI nacional pues además habrá que considerar la medida en que contribuye a la seguridad y soberanía alimentaria, a la seguridad hídrica, a la mitigación y adaptación al cambio climático, a la posibilidad de construir sociedades sostenibles, entre otros aspectos. En la perspectiva socioecosistémica no hay ambientes urbanos y ambientes rurales separados, ambas son expresiones de un único sistema y están profundamente interconectados.
Literatura citada:
Baluska, Frantisek. y Mancuso, Stefano. (eds.) (2007). Communication in Plants. Neuronal Aspects of Plant Life. Springer Verlag.
Evans, Mónica (19 de mayo, 2018). Enfoques de paisajes: avanzando hacia la dirección correcta pero urge mayor financiamiento. [Mensaje en un blog]. Los Bosques en las Noticias. CIFOR. Recuperado de: https://forestsnews.cifor.org/56320/enfoques-de-paisajes-avanzando-hacia-la-direccion-correcta-pero-urge-mayor-financiamiento?fnl=es
Kohn, Eduardo (2013). How Forests Think. Toward and Anthropology beyond the Human. University of California Press, Berkeley.
Maldonado, Carlos (2016). “Hacia una antropología de la vida: elementos para una comprensión de la complejidad de los sistemas vivos”. En: Boletín de Antropología. Universidad de Antioquia, Medellín, vol. 31, N.o 52, pp. 285-301
Ministerio de Agricultura y FAO (2002). Estrategia Nacional de Desarrollo Forestal – ENDF. Lima: MINAG-FAO.
Salas Zapata, W.; Ríos Osorio, L. y Álvarez, J. (2012). Bases conceptuales para una clasificación de los sistemas socioecológicos de la investigación en sostenibilidad. Revista Lasallista de Investigación, 8(2), pp. 136-142.
Swyngedouw, Erick. (2011).La naturaleza no existe! La sostenibilidad como síntoma de una planificación despolitizada. URBAN. Rodrigo Arce Rojas: Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. rarcerojas@yahoo.es -
Fuente: Ecoportal.net - Imagen de portada: Photo by Nanang Sujana for Center for International Forestry Research (CIFOR). - Aidesep