Chile: de la represión contra los cuerpos a las resistencias feministas por la vida
Las mujeres y las disidencias sexuales están siendo uno de los principales focos de la represión en la revuelta social chilena. A pesar del hostigamiento, resisten. Del 6 al 11 de noviembre, poco después de que se anunciase el fin del Estado de Emergencia, un grupo de Observadores Internacionales visitó Chile con el objetivo de conocer cuál era la situación del país desde que se iniciasen las protestas por la subida del precio del billete de metro. Hace apenas unos días han publicado el informe de la visita y concluyen que en Chile se vulneran los Derechos Humanos de forma sistemática. Además, ponen el foco en las fuerzas de seguridad que, afirman, utilizan los elementos de disuasión de forma “descontrolada, no gradual e indiscriminada”.
“Nada que no supiésemos”, asegura Cristina Arias*, activista feminista antirracista, pero, “el documento nos permite reforzar nuestra denuncia por su carácter internacional”, explica. Además de exponer las vulneraciones de Derechos Humanos que han constatado durante la visita, la Misión se ha mostrado especialmente preocupada ante la cantidad de testimonios de denuncia que afectan a las mujeres, a la comunidad LGTBI, a los y las menores y a las personas migrantes.
De hecho, el INDH – Instituto Nacional de Derechos Humanos -, un organismo público, pero no dependiente del poder ejecutivo, ha presentado 53 acciones judiciales por malos tratos y torturas con violencia sexual. “Obviamente son muchas más”, remarca Arias, y “seguirán aumentando”, continua, porque “las lógicas de control y regulación de los cuerpos se profundizan durante los Estados de Emergencia”, añade, Juliana Romero*, investigadora y activista lesbofeminista. Desnudos forzados en los centros de detenciones, tocamientos, agresiones verbales con connotación sexual y violaciones son algunas de las formas con las que están actuando las fuerzas policiales y militares.
Para hacer frente a esto y protegerse de la ola represiva heteropatriarcal desde Memorias de Rebeldías Feministas, una articulación de organizaciones feministas, anticapitalistas, antirracistas, etc., han puesto en marcha una campaña de visibilización y denuncia de la violencia política sexual en la que, entre otras, dan consejos para presentar denuncia en caso de violencia sexual. Acudir a Fiscalía en vez de a la sede de Carabineros - policía chilena-, no realizar la denuncia ante la misma institución a la que pertenece el agresor y visibilizar las vulneraciones a través de las redes sociales, son algunos de los consejos. Además, ofrecen acompañamiento psicológico y ayuda legal.
“Toda esta represión al menos está sirviendo para reforzar al Movimiento Feminista, y, para hacer las redes más fuertes”, añade confiada la activista Arias. Desde que comenzase la revuelta popular se han ido constituyendo asambleas de mujeres y cabildos feministas en muchos de los territorios: en Valparaíso, Santiago y Temuco, por ejemplo. “Ya hay asambleas de lesbianas y se han unido los sindicatos de trabajadoras sexuales”, subraya, aunque “sabemos que lo que viene es incierto y muy duro para nosotras”, añade menos esperanzada Juliana Romero, quien no tiene duda de que esta violencia es estructural y parte del ADN del estado neoliberal chileno.
Lesbianas en el centro de la diana
Romero alerta, además, del fuerte carácter lesbofóbico que está teniendo la represión. “Las lesbianas y los cuerpos LGTBI estamos en el centro de la diana”, avisa, y, por eso se ha lanzado a la elaboración, junto con varixs compañerxs, de un informe autónomo que recoge las “Violencias a cuerpos disidentes en Chile” y que acaban de concluir. Agresiones directas en manifestaciones a lesbianas que portaban la bandera arcoíris, una detención a una pareja de lesbianas que se manifestaba de la mano y de las que abusaron sexualmente a través de tocamientos indebidos o un intento de suicidio de una persona travesti que previamente había participado en una marcha, son algunos de los casos que se exponen en el informe y que muestran la actitud LGTBIfóbica de los cuerpos policiales y militares.
Una situación grave que no es puntual ni casual porque “lo que está sucediendo hoy contra nuestros cuerpos es el fiel reflejo de la impunidad de quienes abusaron de nosotras durante la Dictadura”, manifiesta Arias. Y es que la mayor parte de las feministas y de las disidencias sexuales tienen claro que la violencia sexual es un continuum del estado chileno. Durante la Dictadura de Pinochet fue una práctica normalizada, en la construcción de la democracia se negó su existencia y en la actual coyuntura se ha exacerbado por la fuerte militarización. Pero frente a este escenario impune el desafío de las mujeres y los cuerpos que escapan de la norma no es otro que “seguir trabajando por construir el cambio y luchar porque no se haga sin nosotrxs”.
“Nada que no supiésemos”, asegura Cristina Arias*, activista feminista antirracista, pero, “el documento nos permite reforzar nuestra denuncia por su carácter internacional”, explica. Además de exponer las vulneraciones de Derechos Humanos que han constatado durante la visita, la Misión se ha mostrado especialmente preocupada ante la cantidad de testimonios de denuncia que afectan a las mujeres, a la comunidad LGTBI, a los y las menores y a las personas migrantes.
De hecho, el INDH – Instituto Nacional de Derechos Humanos -, un organismo público, pero no dependiente del poder ejecutivo, ha presentado 53 acciones judiciales por malos tratos y torturas con violencia sexual. “Obviamente son muchas más”, remarca Arias, y “seguirán aumentando”, continua, porque “las lógicas de control y regulación de los cuerpos se profundizan durante los Estados de Emergencia”, añade, Juliana Romero*, investigadora y activista lesbofeminista. Desnudos forzados en los centros de detenciones, tocamientos, agresiones verbales con connotación sexual y violaciones son algunas de las formas con las que están actuando las fuerzas policiales y militares.
Para hacer frente a esto y protegerse de la ola represiva heteropatriarcal desde Memorias de Rebeldías Feministas, una articulación de organizaciones feministas, anticapitalistas, antirracistas, etc., han puesto en marcha una campaña de visibilización y denuncia de la violencia política sexual en la que, entre otras, dan consejos para presentar denuncia en caso de violencia sexual. Acudir a Fiscalía en vez de a la sede de Carabineros - policía chilena-, no realizar la denuncia ante la misma institución a la que pertenece el agresor y visibilizar las vulneraciones a través de las redes sociales, son algunos de los consejos. Además, ofrecen acompañamiento psicológico y ayuda legal.
“Toda esta represión al menos está sirviendo para reforzar al Movimiento Feminista, y, para hacer las redes más fuertes”, añade confiada la activista Arias. Desde que comenzase la revuelta popular se han ido constituyendo asambleas de mujeres y cabildos feministas en muchos de los territorios: en Valparaíso, Santiago y Temuco, por ejemplo. “Ya hay asambleas de lesbianas y se han unido los sindicatos de trabajadoras sexuales”, subraya, aunque “sabemos que lo que viene es incierto y muy duro para nosotras”, añade menos esperanzada Juliana Romero, quien no tiene duda de que esta violencia es estructural y parte del ADN del estado neoliberal chileno.
Lesbianas en el centro de la diana
Romero alerta, además, del fuerte carácter lesbofóbico que está teniendo la represión. “Las lesbianas y los cuerpos LGTBI estamos en el centro de la diana”, avisa, y, por eso se ha lanzado a la elaboración, junto con varixs compañerxs, de un informe autónomo que recoge las “Violencias a cuerpos disidentes en Chile” y que acaban de concluir. Agresiones directas en manifestaciones a lesbianas que portaban la bandera arcoíris, una detención a una pareja de lesbianas que se manifestaba de la mano y de las que abusaron sexualmente a través de tocamientos indebidos o un intento de suicidio de una persona travesti que previamente había participado en una marcha, son algunos de los casos que se exponen en el informe y que muestran la actitud LGTBIfóbica de los cuerpos policiales y militares.
Una situación grave que no es puntual ni casual porque “lo que está sucediendo hoy contra nuestros cuerpos es el fiel reflejo de la impunidad de quienes abusaron de nosotras durante la Dictadura”, manifiesta Arias. Y es que la mayor parte de las feministas y de las disidencias sexuales tienen claro que la violencia sexual es un continuum del estado chileno. Durante la Dictadura de Pinochet fue una práctica normalizada, en la construcción de la democracia se negó su existencia y en la actual coyuntura se ha exacerbado por la fuerte militarización. Pero frente a este escenario impune el desafío de las mujeres y los cuerpos que escapan de la norma no es otro que “seguir trabajando por construir el cambio y luchar porque no se haga sin nosotrxs”.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/revista-pueblos/chile-de-la-represion-contra-los-cuerpos-a-las-resistencias-feministas-por-la-vida
*todos los nombres han sido modificados para preservar la seguridad de las fuentes - Imagen de portada: Acción feminista en Valparaiso (Chile). Noviembre 2019. : Ángela Ma. Tobón Coral Revista Pueblos
*todos los nombres han sido modificados para preservar la seguridad de las fuentes - Imagen de portada: Acción feminista en Valparaiso (Chile). Noviembre 2019. : Ángela Ma. Tobón Coral Revista Pueblos