Chile: Escasez hídrica empuja a las mineras a abandonar el uso de agua fresca.
A comienzos de noviembre pasado la estatal Codelco adjudicó al consorcio Marubeni-Transelec- Techint la construcción de una planta desaladora por US$ 1.000 millones que es clave para garantizar la operación futura de sus yacimientos Chuquicamata, Radomiro Tomic y Ministro Hales (casi la mitad de su producción anual de 1,8 millones de toneladas de cobre), pero también es relevante porque marcará una disminución significativa del uso de agua fresca en estas operaciones, que hoy se abastecen por completo de flujos superficiales y subterráneos.
Pero todo ese plan quedó en stand by el viernes, cuando la estatal anunció que cancelaba la licitación para ajustar el proyecto e iniciar un nuevo proceso de adjudicación que retrasará, en otros dos años, la primera incursión de la estatal en materia de agua desalada. Pese a que el sector minero defiende que solo representa el 3% del consumo total de agua fresca del país —unos 14 metros cúbicos por segundo (m3/seg) al año— la mayoría de sus operaciones está en zonas en que el recurso es vital para el entorno. Por eso es que empezaron a poner el pie en el acelerador para disminuir la extracción continental del recurso y de paso ayudar a paliar los efectos del cambio climático y las continuas sequías. Eso sí, con distintos tiempos y metas.
‘Es destacable el notable aumento que ha tenido el consumo de agua de mar, coincidente con que todos los nuevos proyectos que consideran este tipo de recurso para abastecer su demanda’, describe María Cristina Betancour, gerente de Desarrollo de Sonami.
La angloaustraliana BHP Billiton lleva la delantera. Su principal yacimiento, Escondida, ha invertido a la fecha más de US$ 4.000 millones en plantas desalinizadoras. Partió con la primera planta de la industria en 2006, sumó una segunda en 2018 y ahora está ejecutando una nueva ampliación. ‘La inversión ha permitido a Escondida reducir gradualmente su consumo de agua desde acuíferos altoandinos. A noviembre de 2019 ese consumo fue de un 32% (del total) y a partir de 2020 ese porcentaje caerá a no más del 12%’, explicaron desde la compañía. Para sus faenas de Cerro Colorado y Spence también tiene en marcha la construcción de plantas desaladoras. Siempre en el norte, Antofagasta Minerals (AMSA), controlada por el grupo Luksic, suma varios años de avances.
Pero todo ese plan quedó en stand by el viernes, cuando la estatal anunció que cancelaba la licitación para ajustar el proyecto e iniciar un nuevo proceso de adjudicación que retrasará, en otros dos años, la primera incursión de la estatal en materia de agua desalada. Pese a que el sector minero defiende que solo representa el 3% del consumo total de agua fresca del país —unos 14 metros cúbicos por segundo (m3/seg) al año— la mayoría de sus operaciones está en zonas en que el recurso es vital para el entorno. Por eso es que empezaron a poner el pie en el acelerador para disminuir la extracción continental del recurso y de paso ayudar a paliar los efectos del cambio climático y las continuas sequías. Eso sí, con distintos tiempos y metas.
‘Es destacable el notable aumento que ha tenido el consumo de agua de mar, coincidente con que todos los nuevos proyectos que consideran este tipo de recurso para abastecer su demanda’, describe María Cristina Betancour, gerente de Desarrollo de Sonami.
La angloaustraliana BHP Billiton lleva la delantera. Su principal yacimiento, Escondida, ha invertido a la fecha más de US$ 4.000 millones en plantas desalinizadoras. Partió con la primera planta de la industria en 2006, sumó una segunda en 2018 y ahora está ejecutando una nueva ampliación. ‘La inversión ha permitido a Escondida reducir gradualmente su consumo de agua desde acuíferos altoandinos. A noviembre de 2019 ese consumo fue de un 32% (del total) y a partir de 2020 ese porcentaje caerá a no más del 12%’, explicaron desde la compañía. Para sus faenas de Cerro Colorado y Spence también tiene en marcha la construcción de plantas desaladoras. Siempre en el norte, Antofagasta Minerals (AMSA), controlada por el grupo Luksic, suma varios años de avances.
En 2018, por ejemplo, el 45% de toda el agua que usaron sus faenas provino del mar. Hace diez años ese porcentaje apenas era del 9%. Hoy sus operaciones de Michilla y Antucoya se abastecen completamente de agua de mar (desalada o en estado natural), en Centinela la mayor parte también proviene de esa fuente, mientras que en Los Pelambres (Región de Coquimbo) el proyecto Infraestructura Complementaria (INCO) —que inició su construcción a mediados de este año— incluye una planta desaladora cuyo uso está planificado para períodos de escasez hídrica.
Otra de las grandes, Anglo American también tiene planes para dejar de usar agua fresca, aunque no específicamente yendo hacia el mar como solución. ‘Anglo American tiene la meta de reducir en 50% la extracción de agua fresca en zonas con escasez hídrica al año 2030, y estamos trabajando en línea con este objetivo’, dijeron desde la compañía. Entre los ejes que tiene su plan está la búsqueda de fuentes de abastecimiento alternativas, como aguas residuales de otros procesos industriales (sanitarias y termoeléctricas, entre otras industrias). Es en ese contexto que hace unos días se hizo público un conflicto de la minera con agricultores de Quilapilún que reclaman por la construcción de un acueducto para transportar aguas del tranque Ovejería de Codelco a su planta Las Tórtolas, distante unos ocho kilómetros, y que no cuenta con autorización del Sistema de Evaluación Ambiental (que la minera considera que no requiere de autorización). En Codelco, en tanto, sostienen que no solo han estado enfocados en el agua desalada para reducir su consumo de agua fresca. Comentaron que, por ejemplo, gracias a planes de eficiencia han reducido 7% los metros cúbicos de agua continental consumida por tonelada de cobre desde 2015 a la fecha.
‘Con la puesta en marcha de distintas medidas para potenciar la recirculación de agua y la incorporación de la planta desaladora de agua de mar en la matriz de suministro de la zona norte, la disminución del uso de agua continental por tonelada de cobre llegará a valores cercanos al 50% al 2030’, dijeron. ‘Si bien para la próxima década se espera un aumento en el consumo de agua total, cerca de la mitad del agua que demandaría la industria del cobre provendría del mar, manteniendo el consumo de agua de origen continental constante en los próximos años’, describe Jorge Cantallopts, vicepresidente ejecutivo (s) de Cochilco. Para graficarlo en números, la entidad proyecta que el consumo de agua de mar tendrá mucho más peso en diez años, pues se elevará de los actuales 4,7 m3/seg a 10,8 m3/seg.
Fuente La Segunda
Otra de las grandes, Anglo American también tiene planes para dejar de usar agua fresca, aunque no específicamente yendo hacia el mar como solución. ‘Anglo American tiene la meta de reducir en 50% la extracción de agua fresca en zonas con escasez hídrica al año 2030, y estamos trabajando en línea con este objetivo’, dijeron desde la compañía. Entre los ejes que tiene su plan está la búsqueda de fuentes de abastecimiento alternativas, como aguas residuales de otros procesos industriales (sanitarias y termoeléctricas, entre otras industrias). Es en ese contexto que hace unos días se hizo público un conflicto de la minera con agricultores de Quilapilún que reclaman por la construcción de un acueducto para transportar aguas del tranque Ovejería de Codelco a su planta Las Tórtolas, distante unos ocho kilómetros, y que no cuenta con autorización del Sistema de Evaluación Ambiental (que la minera considera que no requiere de autorización). En Codelco, en tanto, sostienen que no solo han estado enfocados en el agua desalada para reducir su consumo de agua fresca. Comentaron que, por ejemplo, gracias a planes de eficiencia han reducido 7% los metros cúbicos de agua continental consumida por tonelada de cobre desde 2015 a la fecha.
‘Con la puesta en marcha de distintas medidas para potenciar la recirculación de agua y la incorporación de la planta desaladora de agua de mar en la matriz de suministro de la zona norte, la disminución del uso de agua continental por tonelada de cobre llegará a valores cercanos al 50% al 2030’, dijeron. ‘Si bien para la próxima década se espera un aumento en el consumo de agua total, cerca de la mitad del agua que demandaría la industria del cobre provendría del mar, manteniendo el consumo de agua de origen continental constante en los próximos años’, describe Jorge Cantallopts, vicepresidente ejecutivo (s) de Cochilco. Para graficarlo en números, la entidad proyecta que el consumo de agua de mar tendrá mucho más peso en diez años, pues se elevará de los actuales 4,7 m3/seg a 10,8 m3/seg.
Fuente La Segunda