Los fuegos descontrolados consumen la costa este de Australia
Seis personas fallecidas. Cientos de hospitalizados con problemas respiratorios. Más de 700 casas destruidas. Casi tres millones de hectáreas –un poco menos que la superficie de Catalunya– arrasadas. Unos 2.000 koalas muertos. Ciudades enteras cubiertas por el humo. Brigadas trabajando a destajo sin poder hacerse con el control de las llamas. Y la creciente sensación de que lo peor está todavía por llegar en las próximas semanas.
Ismael Arana
Los incendios forestales son algo común en Australia durante su caluroso verano, que comenzó oficialmente este mes de diciembre. Pero este año, los mandobles de las llamas comenzaron varias semanas antes de lo previsto por una peligrosa mezcla de escasas lluvias, altas temperaturas, vientos secos y manos malintencionadas.
Los alcaldes afectados piden al Gobierno que reconozca la relación entre los incendios y la crisis climática
Como resultado, la costa este del país oceánico lleva desde noviembre siendo pasto de unas llamas que no dan tregua, con los estados de Queensland o Nueva Gales de Sur (NGS) como principales víctimas. En la actualidad, hay casi 110 focos abiertos en toda esta región, una cifra que trae de cabeza a los 2.000 bomberos que se afanan por controlarlos.
El frente que más preocupa ahora es el de Gospers Mountain, un “megaincendio” de unos 60 kilómetros que ya ha arrasado casi 400.000 hectáreas de los parques nacionales de Yengo, Dharug y Wallemi, áreas turísticas muy populares en las inmediaciones de Sidney.
Tras una tímida bajada de temperaturas, los operarios emplearon una táctica consistente en provocar pequeños fuegos con los que eliminar parte de la vegetación antes de que lleguen llamaradas más potentes. Pero en esta ocasión, la estrategia fracasó y los equipos de extinción perdieron el control, lo que provocó que una veintena de viviendas ardieran entre columnas de fuego de 70 metros de altura. “Con estas condiciones tan secas, cualquier cosa que intentamos no parece estar funcionando”, reconoció Rob Rogers, subcomisario del Servicio de Bomberos Rutales de NGS. Por si fuera poco, se prevé que en los próximos días una ola de calor eleve las temperaturas hasta niveles nunca vistos, lo que dificultará aún más el control de la situación. Según los servicios meteorológicos, los termómetros podrían superar los 50,7 grados récord registrados en el año 1960 en la población de Oodnadatta, en Australia del Sur, mientras que otras como Sidney se cocerán a fuego lento con máximas de hasta 46 grados. Malas noticias para una urbe de cinco millones de personas que la semana pasada se vio envuelta por una gruesa capa de humo tóxico que dejó un aire con una calidad 22 veces peor que el estándar recomendado.
Ismael Arana
Los incendios forestales son algo común en Australia durante su caluroso verano, que comenzó oficialmente este mes de diciembre. Pero este año, los mandobles de las llamas comenzaron varias semanas antes de lo previsto por una peligrosa mezcla de escasas lluvias, altas temperaturas, vientos secos y manos malintencionadas.
Los alcaldes afectados piden al Gobierno que reconozca la relación entre los incendios y la crisis climática
Como resultado, la costa este del país oceánico lleva desde noviembre siendo pasto de unas llamas que no dan tregua, con los estados de Queensland o Nueva Gales de Sur (NGS) como principales víctimas. En la actualidad, hay casi 110 focos abiertos en toda esta región, una cifra que trae de cabeza a los 2.000 bomberos que se afanan por controlarlos.
El frente que más preocupa ahora es el de Gospers Mountain, un “megaincendio” de unos 60 kilómetros que ya ha arrasado casi 400.000 hectáreas de los parques nacionales de Yengo, Dharug y Wallemi, áreas turísticas muy populares en las inmediaciones de Sidney.
Tras una tímida bajada de temperaturas, los operarios emplearon una táctica consistente en provocar pequeños fuegos con los que eliminar parte de la vegetación antes de que lleguen llamaradas más potentes. Pero en esta ocasión, la estrategia fracasó y los equipos de extinción perdieron el control, lo que provocó que una veintena de viviendas ardieran entre columnas de fuego de 70 metros de altura. “Con estas condiciones tan secas, cualquier cosa que intentamos no parece estar funcionando”, reconoció Rob Rogers, subcomisario del Servicio de Bomberos Rutales de NGS. Por si fuera poco, se prevé que en los próximos días una ola de calor eleve las temperaturas hasta niveles nunca vistos, lo que dificultará aún más el control de la situación. Según los servicios meteorológicos, los termómetros podrían superar los 50,7 grados récord registrados en el año 1960 en la población de Oodnadatta, en Australia del Sur, mientras que otras como Sidney se cocerán a fuego lento con máximas de hasta 46 grados. Malas noticias para una urbe de cinco millones de personas que la semana pasada se vio envuelta por una gruesa capa de humo tóxico que dejó un aire con una calidad 22 veces peor que el estándar recomendado.
(Rosa M.ª Anechina)
La desastrosa situación ha reavivado el debate sobre la crisis climática y la necesidad de tomar acciones decisivas en un país que figura entre los mayores productores de carbón del mundo. Hace unos días, una docena de alcaldes afectados por los incendios unieron sus voces al firmar un manifiesto en el que piden al Gobierno australiano, liderado por el conservador Scott Morrison, que reconozca la relación entre la crisis climática y los fuegos que padece el país.
“Estos incendios forestales han sido causados por eventos climáticos extremos, exactamente el mismo tipo de hechos sobre los que los científicos nos han estado advirtiendo durante las últimas décadas”, declaró al respecto el ministro de Energía y Medio Ambiente de NGS, Matt Kean. “Días más calurosos, menos lluvia, más sequía, peor calidad del aire. Así es como nos han dicho que será. Esto no es normal, y no hacer nada no es una solución. Si esto no es un catalizador para el cambio, entonces no sé qué lo es”, añadió.
Sin embargo, el Ejecutivo se mantiene en sus trece, tratando de solucionar el problema de los incendios al tiempo que evita el debate sobre la crisis climática. Precisamente, la postura de las autoridades australianas ha sido duramente criticada por las organizaciones ecologistas durante la reciente cumbre COP25 de Madrid, donde ratificó que no piensa ampliar sus ambiciones sobre la reducción de emisiones de carbono y defendió que se le permita utilizar los créditos de emisiones que ahorró en años anteriores para contrarrestar el aumento de sus emisiones actuales y futuras (una medida que contemplaba el Protocolo de Kyoto pero que quedó superada por el acuerdo de París).
Por ahora, nada indica que los incendios se vayan a apagar pronto. Con el verano recién empezado y más de tres meses de calor por delante, lo único que podría cambiar la tendencia serían unas copiosas lluvias, algo que la propio Oficina de Meteorología parece descartar. “Esta estación va a ser todo un reto, y visto lo que hemos visto al comienzo, nos da una idea de lo que está por venir en los estados del sureste”, pronosticó Richard Thornton, director del Centro de Investigación de Incendios y Riesgos Naturales, a la agencia ABC.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20191216/472279655703/incendios-australia-muertes-descontrol.html - Imagen de portada: Un bombero voluntario observa el fuego durante una quema controlada cerca de la ciudad de Kulnura, en Nueva Gales del Sur (David Gray / Bloomberg L.P. Limited Partnership)
“Estos incendios forestales han sido causados por eventos climáticos extremos, exactamente el mismo tipo de hechos sobre los que los científicos nos han estado advirtiendo durante las últimas décadas”, declaró al respecto el ministro de Energía y Medio Ambiente de NGS, Matt Kean. “Días más calurosos, menos lluvia, más sequía, peor calidad del aire. Así es como nos han dicho que será. Esto no es normal, y no hacer nada no es una solución. Si esto no es un catalizador para el cambio, entonces no sé qué lo es”, añadió.
Sin embargo, el Ejecutivo se mantiene en sus trece, tratando de solucionar el problema de los incendios al tiempo que evita el debate sobre la crisis climática. Precisamente, la postura de las autoridades australianas ha sido duramente criticada por las organizaciones ecologistas durante la reciente cumbre COP25 de Madrid, donde ratificó que no piensa ampliar sus ambiciones sobre la reducción de emisiones de carbono y defendió que se le permita utilizar los créditos de emisiones que ahorró en años anteriores para contrarrestar el aumento de sus emisiones actuales y futuras (una medida que contemplaba el Protocolo de Kyoto pero que quedó superada por el acuerdo de París).
Por ahora, nada indica que los incendios se vayan a apagar pronto. Con el verano recién empezado y más de tres meses de calor por delante, lo único que podría cambiar la tendencia serían unas copiosas lluvias, algo que la propio Oficina de Meteorología parece descartar. “Esta estación va a ser todo un reto, y visto lo que hemos visto al comienzo, nos da una idea de lo que está por venir en los estados del sureste”, pronosticó Richard Thornton, director del Centro de Investigación de Incendios y Riesgos Naturales, a la agencia ABC.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20191216/472279655703/incendios-australia-muertes-descontrol.html - Imagen de portada: Un bombero voluntario observa el fuego durante una quema controlada cerca de la ciudad de Kulnura, en Nueva Gales del Sur (David Gray / Bloomberg L.P. Limited Partnership)