Una transición energética “verde” intensiva en minerales: deforestación e injusticia en el Sur global

Esta nota (parte del Boletin del Movimiento Mundial por los Bosques) destaca las amenazas involucradas en la llamada “transición energética” y expone el sucio secreto de expansión exponencial de la minería en el Sur global como consecuencia de la demanda masiva de energía “verde”: ¿Una transición verde o una expansión del extractivismo?

Mucho se ha dicho sobre la llamada “transición energética” hacia cero emisiones de carbono. La creciente presión para abordar los graves impactos sobre el clima provocados por la combustión de petróleo, carbón y gas natural ha llevado a más de 70 ciudades e innumerables empresas y redes empresariales a comprometerse con la “neutralidad del carbono”. ¿Pero qué significa esto? 
En pocas palabras, esto significa que, por un lado, las emisiones de dióxido de carbono contabilizadas por estas ciudades o compañías serán supuestamente compensadas con proyectos de “compensación” en otros lugares (por ejemplo, a través de proyectos de plantación de árboles a gran escala). El WRM ha escrito extensamente  sobre esta falsa solución y las numerosas amenazas que representa para el clima, los ambientes locales y los pueblos y poblaciones que dependen de los bosques. Por otro lado, las promesas de cero emisiones de carbono también suponen que numerosos sectores de la economía, como el transporte de personas o la energía de los hogares, recurrirán cada vez más a las llamadas energías renovables, a veces también llamadas energías “verdes” o “limpias”.
Este boletín (Nº 246) tiene como objetivo reflexionar sobre las amenazas involucradas en esta transición. En primer lugar, esta transición no se basa en reducir significativamente la producción y el consumo masivo de energía por una minoría de actores concentrados en centros urbanos e industrializados. Todo lo contrario. Para que la promesa de “energía limpia” resulte atractiva a los consumidores y los financiadores empresariales, su fundamento consiste simplemente en reemplazar la energía basada en combustibles fósiles por energía renovable. Sin embargo, el secreto sucio de esta transición es la expansión exponencial de la minería en el Sur global, la cual sería necesaria para satisfacer la demanda masiva de energía “verde”.
Por ejemplo, para los vehículos eléctricos, el almacenamiento de energía y el cableado se necesitan cobre, cobalto, níquel y litio. Entre 2017 y 2050, el Banco Mundial prevé un crecimiento de más del 900% en la demanda mundial de litio, mientras que la demanda de cobalto aumentaría casi seis veces durante el mismo período. Según el equipo de investigación europeo de minería y metales de Bernstein, para cumplir con los compromisos de los gobiernos en virtud del Acuerdo de París, se necesitarían entre 11 y 72 millones de toneladas de producción de cobre, por encima de la demanda industrial actual. Una mayor demanda implica que la producción de cobre tendría que crecer entre 3,1% y 5,8% por año. Se espera que los precios de estos minerales se disparen. El aumento de precios significa también un aumento importante de los precios de las acciones de compañías mineras como Ivanhoe, First Quantum, Glencore, Antofagasta y Anglo American. Un artículo en este boletín señala el papel de la Unión Europea en impulsar el crecimiento de la demanda de minerales como resultado de la energía “verde”.
Incluso el Banco Mundial reconoce que “La transición a una energía limpia será con un uso considerablemente más intensivo de minerales”. Como era de esperarse, dado que el Banco es un importante financiador de la minería a gran escala, su estrategia es crear un “Fondo para la minería climáticamente inteligente” con un enfoque en transformar las actividades mineras “inteligentes con relación a los bosques”. Un artículo en este boletín explica esta estrategia y alerta sobre cómo el Banco Mundial planea compensar cualquier contaminación, deforestación o pérdida de biodiversidad que se produzca durante esta transición intensiva en minería.
La multinacional suiza Glencore, por ejemplo, que figura entre los tres principales productores de cobre, cobalto, zinc y carbón térmico transportado por vía marítima, y entre los cinco principales productores de níquel, planea reducir las emisiones de sus actividades mineras mediante el uso de vehículos eléctricos, energía renovable y tecnología digital. Esto a su vez crea más demanda de los minerales que la compañía ya está extrayendo. (4) Más del 25 por ciento de las actividades mineras de Glencore se encuentran en zonas boscosas. ¿No es entonces esta “transición” lo opuesto a lo que promete lograr una economía “limpia”?
Además, varias de las compañías más grandes del mundo que extraen los minerales clave utilizados en la fabricación de baterías han estado vinculadas a una larga cadena de violaciones de los derechos humanos. Glencore enfrenta 11 denuncias de violaciones de leyes de derechos humanos con relación a sus actividades de extracción de cobalto, la mayoría de las cuales se encuentra en la República Democrática del Congo (RDC). Treinta y dos denuncias se refieren a sus actividades de extracción de cobre en países como Chile, Perú y Zambia. El cobre es clave para la construcción de turbinas eólicas.
Los impactos mineros son devastadores, especialmente en las mujeres. La devastación no se limita al sitio minero. Los impactos de esta industria se expanden mucho más allá de eso. 
Cuatro artículos de este boletín abordan aspectos relacionados con la industria minera que a menudo reciben menos atención pero tienen impactos igualmente violentos y destructivos:
– Compensación de la biodiversidad. Un artículo de Madagascar explica cómo la empresa minera australiana Base Resources está utilizando un proyecto de compensación de la biodiversidad para mantener sus prácticas habituales mientras limpia su imagen. En la realidad, el proyecto de compensación también tiene graves consecuencias, especialmente para las mujeres.
– Represas de relaves mineros. Un artículo de Brasil recuerda los desastres que están ocurriendo (y es probable que aumenten) debido a la ruptura de represas de relaves en la Amazonía. Cuanta mayor extracción minera, más represas de relaves que puedan quebrarse.
– Dinero de compensación. Un artículo de India destaca cómo el dinero que el Gobierno indio recauda de las compañías mineras para “compensación” se está utilizando para hostigar, perseguir y desalojar a las personas de sus hogares que han sido convertidos en áreas protegidas.
– Minería en mares profundos. Un artículo desde las islas del Pacífico nos alerta sobre cómo los discursos sobre una “economía azul” esconden una carrera para obtener minerales necesarios para las llamadas energías “verdes” o renovables que se encuentran a gran profundidad de los océanos. Territorios y comunidades costeras ubicadas a menos de 30 km de los sitios de extracción ya están sintiendo los impactos.
Mientras tanto, se sigue buscando y extrayendo extensamente combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), desde Indonesia y Nigeria hasta Ecuador, por nombrar solo algunos países. Numerosas industrias de la cadena de producción masiva requieren y seguirán demandando grandes cantidades de energía basada en combustibles fósiles. Entre ellos: la aviación, el transporte marítimo, los fertilizantes o las agroindustrias. Otro artículo del boletín desde Ecuador nos recuerda el poder que tienen las compañías de combustibles fósiles y cómo siguen expandiendo sus operaciones destructivas.
Esperamos que este boletín ayude a exponer los impactos ocultos que están presentes en cada sitio de extracción de las empresas. Contrastando esta devastación no obstante están las historias de resistencia y esperanza. No nos dejemos engañar por las olas “verdes” de opresión y seamos solidarios y solidarias con quienes defienden sus territorios, quienes defienden la vida.

Editorial del Boletín 246 WRM
Fuente: Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM)- Imagenes: WRM - Red Latina sin Fronteras -

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