"Creemos que la crisis climática no es nuestro problema"

 

Acostumbrado a estar en primera línea del conflicto, el periodista gráfico Joe Sacco, quien acaba de publicar el libro "Un tributo a la tierra" se ha ido a las tierras del noroeste de Canadá para abordar la que posiblemente es la mayor “amenaza”, la crisis climática, una consecuencia directa del colonialismo, “un concepto que respira y no ha muerto”.

Por: Pilar Martín.-

Son las 09:00 de la mañana en su casa de Portland (Estados Unidos) y Sacco (Malta, 1960) aparece detrás de la pantalla del ordenador para contarnos a un grupo de periodistas los detalles de su último libro, “Un tributo a la tierra” (Reservoir Books), una obra que supone su regreso tras 10 años sin saber nada de él.
Pero es que Sacco, según reconoce, “requiere de mucho tiempo” para sus libros, porque en ellos hay “tanto detalle” que, como en este caso, necesita hasta cuatro años de trabajo en su mesa de dibujo y otros tantos para investigar y redactar el guión.
Los necesitó porque, aunque en principio iba a ser una “historia de 60 paginas para una revista francesa”, después de tres semanas en la parte del norte del río Mackenzie (Canadá) descubrió que “había más cosas”, así que decidió que el proyecto “valía un libro” y volvió otras tres semanas para ampliar el material de este trabajo en el que pone sobre el tapete el dilema de los indígenas canadienses, que también podría ser el que se vive en otros puntos del planeta.
Cambio climático

 “Quería hace un libro que tuviera que ver con el cambio climático, un proceso que empieza cuando se extraen los recursos naturales, y eso pasa en las periferias donde viven los pueblos indígenas.
Primero pensé ir a Sudamérica, pero alguien se puso en contacto conmigo desde Canadá unos años antes y pensé que podía empezar a aprender cosas de su pueblo indígena”, cuenta.
Una historia que pensó que iba a ser “sencilla” pero lo que descubrió fue un relato “muy complejo”, porque ese colonialismo que él creía que había existido solo en el pasado es aún “un concepto que respira y no ha muerto”.
Lo comprobó hablando en profundidad con una treintena de personas, jefes de poblados o jóvenes que estaban intentando “recuperar su cultura” después de que sus antepasados hubieran sido obligados a sacar al “indio del niño”, a perder su identidad; o de que en la actualidad se esté debatiendo acerca del dinero que les trae el “fracking” y la minería y el respeto a la naturaleza.
Y también dilemas como el de permitir o no la llegada de los teléfonos móviles a sus comunidades, porque son conscientes de que si bien no se le puede negar a sus menores, también conocen el “impacto que ha tenido en los jóvenes occidentales”.
Los indígenas se consideran propiedad de la tierra

 “Lo que he aprendido con este libro -dice el también autor de “Notas a pie de Gaza”- es que el indígena trata a la naturaleza con una humildad que es nueva para mí, dicen que ellos son propiedad de la tierra, mientras que nosotros consideramos que la tierra es de nuestra propiedad. Y por eso creo que hay lecciones que podemos aprender de este libro”.
Lecciones como la que, afirma, nos está dando también la pandemia de la covid-19: “Tenemos que cuidar la tierra porque cuando desaparezca nosotros no seremos nada”.
Pensamos que la emergencia climática no es nuestro problema
En este sentido, alerta, a diferencia de otros conflictos que ha abordado, el de la emergencia climática es algo que “parece abstracto” por eso pensamos que no es “nuestro problema”
“En un lugar como Gaza los efectos de lo que sucede son inminentes, los ves y respiras. El cambio climático es una amenaza no solo para el planeta sino para las personas que lo habitamos y el objetivo de este libro era ese, pero era difícil para mí ver este problema de una manera tan directa, así que lo quería ver de una forma más oblicua a través de las primera personas afectadas, estos indígenas afectados por la extracción de recursos naturales”, matiza.
Personas que también vivieron un “genocidio cultural”, según reconoció el gobierno canadiense y según refleja Sacco en páginas como en las que describe y relata las vivencias que tuvieron muchos niños internados en una suerte de escuelas donde se les “pegaba” si hablaban su lengua autóctona.
“Esto rompió todos los cimientos de la cultura, y no solo hay un trauma psicológico, sino que estas personas ahora no pueden transmitir la cultura, una cultura que se aprende a partir de los que han venido antes, y si rompes eso rompes la comunicación. De ahí se derivan muchos problemas psicológicos como el alcoholismo rampante que hay en las comunidades indígenas”, lamenta.
Trump es un drama
Sacco, que se declara “pesimista” ante la crisis climática, afirma que “seguramente” los gobiernos solo empezarán a actuar sobre él cuando “la cosa afecte directamente a su país”. Y por eso, para el periodista el presidente estadounidense Donald Trump es un “drama”.
“Pero -matiza- tampoco diría que otros políticos van a hacer algo, porque supone un cambio de paradigma. Me pregunto si hay políticos valientes para hablar con una perspectiva a 30 años vista”.
A sus 60 años el autor quiere “seguir haciendo periodismo” porque para él su profesión es “el mayor privilegio”, un trabajo con el que logra que el lector “saboree en su boca” lo que supone estar en lugares como este último, los territorios del noroeste de Canadá.

Fuente: EFEverde

 

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