Explotación bestial
Los animales hembra también padecen más las consecuencias del sistema productivo neoliberal. La capacidad reproductora de gallinas, vacas y cerdas se ha convertido, gracias a la falta de escrúpulos de la gran industria alimentaria, en una sobreexplotación “animal” de sus recursos. En este reportaje, nos centramos en las gallinas en batería, que viven en condiciones que parecen surgidas de la mente de un guionista de ciencia-ficción. Sus huevos son insanos: contienen restos de antibióticos e ínfima vitalidad alimentaria. El postrer paso de todo esto son los últimos “avances” en biotecnología (apartados 1 y 2): las multinacionales quieren convertir a las madres del planeta en serviles laboratorios para incrementar una producción ya de por sí deshumanizada.
“Las angustiosas condiciones de vida impuestas en las jaulas en batería no han logrado destruir la memoria genética de las gallinas. A pesar del suelo de alambre de las jaulas, las gallinas realizan los movimientos similares al baño de tierra que harían en condiciones normales y, si se les brinda la oportunidad de darse un verdadero baño de tierra, se sumergen en él con verdadera locura, una y otra vez, en un afán de recuperar el tiempo perdido”. (Fragmento del libro Sólo a través de nuestra mirada –Through our eyes only–, de la doctora Marian Stam Dawkins, perteneciente al Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford del Reino Unido). EL PRIMER DÍA La verdadera vida de una gallina en batería es una barbaridad desde el primer día de su existencia. Se procede al sexado de los polluelos. Es un trabajo de personas especializadas que se hace a gran velocidad. Los machos son sacrificados echándolos vivos a una máquina de cuchillas. O bien son arrojados en cubos con gas en donde mueren lentamente. No se aprovechan los machos porque la selección genética, en este caso, se ha dirigido hacia la producción de gallinas ponedoras. La presencia de los machos resulta, por lo tanto, falta de interés económico. Las gallinas jóvenes son criadas en jaulas especiales o en un espacio preparado con paja. Pero estas afortunadas (al principio) sufren un shock cuando, hacia las 18 semanas, quedan encerradas en las jaulas en batería para el resto de sus días. CORTE DEL PICO A algunos polluelos se les corta el pico. Mutilación que consiste en la amputación parcial del pico con un cuchillo al rojo vivo. Se pretende con ello minimizar el canibalismo que, por las circunstancias de hacinamiento, se produce cuando son mayores. Tal mutilación de una parte tan vital del ave, aparte de un dolor y molestia permanente, trastoca todo su comportamiento natural. La mayoría de las gallinas en batería pasan alrededor de un año en las cajas de puesta antes de ser sacrificadas. Algunas pueden pasar un segundo año encarceladas. Las jaulas están apiladas en cuatro o cinco pisos y a veces más. Una jaula tipo para cinco gallinas mide 45 x 50 centímetros. Es decir, que no llega a un cuarto de metro cuadrado. LA CRUELDAD DE LAS JAULAS En su estado natural, las gallinas permanecen activas desde que el sol sale y hasta que se pone, caminando, corriendo, picoteando y escarbando el suelo en busca de comida, dándose baños de tierra y construyendo sus nidos para la puesta. Todo este comportamiento se le niega a la gallina en batería. Enormemente frustradas y enjauladas, se dedican a picotearse las unas a las otras. ¿HUEVOS FRESCOS? Las actuales gallinas híbridas ponen cinco o seis veces por semana. Las gallinas en batería tienen un comportamiento agresivo y se muestran muy estresadas durante el periodo anterior a la puesta debido a la falta de privacidad y de espacio apropiado para la nidificación. Konrad Lorenz, el renombrado etólogo, escribió: “A cualquier persona que entienda algo de animales, realmente, le parte el corazón ver cómo una gallina intenta, una y otra vez, arrastrarse por debajo de sus forzadas compañeras de jaula buscando, en vano, ponerse a cubierto”. Tras la puesta del huevo, la “cloaca”, roja y húmeda, se les distiende, llamando la atención de estas aves frustradas y aburridas. El picoteo de la “cloaca” de la más débil es frecuente. La misma herida abierta excita aún más a las otras. Se llega al canibalismo, pues, hacinadas en la jaula, no hay huida ni escapatoria posible. ENFERMEDADES La mayoría de estas circunstancias y enfermedades pasan desapercibidas, especialmente en las jaulas más bajas y altas, de difícil visión para el personal de la explotaciones. Huevos rotos, prolapsos y enfermedades renales y hepáticas son problemas habituales de las gallinas en batería. La enfermedad de Marek (una forma de cáncer) también causa un gran número de bajas. A menudo, las aves mueren antes de que la empresa se dé cuenta de que algo va mal. Lo peor de todo es que las gallinas muertas permanecen en las jaulas durante mucho tiempo, mientras los “huevos frescos de granja” ruedan por su lado o se quedan bloqueados contra los cuerpos muertos. Muchas gallinas agotadas padecen tumores malignos. Son olvidadas dentro de esas jaulas pobremente iluminadas. Muchas aves enfermas son cargadas en camiones para acabar en el matadero. ¿Es posible que estas aves enfermas de cáncer lleguen a los consumidores? HUESOS ROTOS Las malas condiciones en las jaulas son el motivo por el que los huesos de las gallinas resulten tan quebradizos que, cuando los criadores las cogen para sacarlas de las jaulas, se le rompen en sus manos. “Una de mis tareas consistía en sacar las aves muertas. Siempre encontraba. Debido a las malas condiciones de iluminación, las dos filas de jaulas inferiores estaban a oscuras y era imposible ver si las aves estaban todavía vivas. Cuando sacábamos las carcasas, a menudo nos encontrábamos sólo con el cráneo y unos pocos huesos. Recuerdo que, una vez, trabajé en la limpieza de una nave con diez mil aves. Llegaron otros trabajadores de granjas locales y empezó la tortura. Recuerdo que alguien me gritó debido a mi exceso de suavidad en el manejo de los animales: se las arrancaba de las jaulas cogidas por las patas. Llevábamos cuatro animales, cogidos boca abajo, en cada mano desde la nave industrial hasta la puerta. El ruido era ensordecedor y el olor, nauseabundo. Se rompían patas, alas y cuellos sin ningún cuidado. Cuando lo recuerdo, todo ese sistema me parece increíblemente cruel. A pesar de lo que he explicado, esa granja era de las mejores en relación con otras granjas de producción en batería. Se barrían los suelos cada día y se tomaban precauciones contra las enfermedades y plagas. Dejé de trabajar en la industria avícola cuando empecé a tener pesadillas por las noches”. Son declaraciones de un extrabajador avícola consultado para este trabajo. Investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Bristol, que tiene un departamento especial dedicado a los animales de granja, indican que un 24% de las gallinas en batería sufren traumatismo de algún hueso durante su manipulación. TRANSPORTE Millones de gallinas de batería son transportadas a grandes distancias para ser sacrificadas, dado que solamente unas pocas plantas procesadoras están especializadas en la matanza de gallinas digamos “agotadas”, porque su ciclo productivo se ha acabado. A menudo deben soportar largos viajes en condiciones de intenso frío; o de extremo calor, situaciones que pueden causarles la muerte por un ataque al corazón. La mayoría de las aves domésticas son sacrificadas mediante aturdimiento eléctrico, seguido del corte del pescuezo. La Directiva Europea exceptúa los métodos judío y musulmán de sacrificio ritual. Las investigaciones científicas de la Universidad de Bristol hallaron que, cuando se utiliza la corriente eléctrica adecuada, el 98% de las gallinas sufre traumatismos múltiples en los huesos. Las astillas de hueso en la carne de estas gallinas no productivas puede representar un problema para la industria alimentaria. Una “solución” es reducir la corriente eléctrica, de manera que no se les rompan los huesos. Cuando esto se lleva a cabo de esta forma, las gallinas pueden llegar a sufrir el corte en el cuello o la inmersión en los tanques de escaldado con plena conciencia. El fin productivo de las gallinas no productivas será para sopas, platos preparados, comida infantil y restauración convencional. “POST-MORTEM” La producción de huevos continúa incluso después del sacrificio. Muchos cuerpos de gallinas muertas contienen huevos que no llegaron a poner. Éstos, llamados “huevos extraídos”, son sacados del interior de los cadáveres y pueden ser usados legalmente en la manufactura de galletas, pasta... Éste es un trabajo documental de dos organizaciones británicas, The Farm Animal Welfare Network (FAWN) y The National Society Against Factory Farming, coordinado y hecho público en España por la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA)
Revista: The Ecologist para España y Latinoamérica
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