Mark Kennedy, el policía infiltrado en el movimiento ecologista del Reino Unido




¿Representa el movimiento ecologista realmente una amenaza para ciertos grupos de interés poderosos? Eso parece, porque de otra manera, ¿por qué se tomaría la Policía Metropolitana del Reino Unido el trabajo de infiltrar a un agente en el corazón del activismo medioambiental inglés? Es la primera pregunta que me hago ahora que ha quedado que Mark Stone, el activista modelo, es en realidad Mark Kennedy, miembro de la Unidad de Inteligencia de Orden Público Nacional.
La tarea de esta Unidad, según explica The Telegraph, es monitorear a los extremistas domésticos. Así, hemos de entender que las fuerzas encargadas de mantener el orden público en Inglaterra consideran que los activistas en favor de causas medioambientales varias son extremistas. Y si hay necesidad de monitorearlos será porque se les considera peligrosos.
Esto no es una sorpresa, una posición similar exhibió la policía danesa durante la COP15. Sí sorprende, en cambio, que la criminalización del activismo medioambiental llegue al punto de introducir a un agente encubierto en un grupo de activistas, en agosto de 2003, y mantenerlo allí durante siete años, proveyéndole de fondos y recursos que le permitieron forjarse una imagen de compromiso casi exagerado.
Hay que eliminar el “casi” de esa frase, pues fue el exacerbado espíritu beligerante de Kennedy -se encadenó a la central nuclear de Hartlepool, escaló una grúa en la central eléctrica de Didcot- lo que comenzó a despertar sospechas entre los otros activistas. Fueron ellos quienes, en octubre de 2010, descubrieron un pasaporte con su verdadera identidad.
Y quizá sí que fuese su verdadera identidad, quizá Kennedy sí que es un defensor activo del medio ambiente más allá de la farsa. Ahora que está fuera de Inglaterra, se ha comunicado con los abogados defensores de seis hombres acusados de conspirar para irrumpir en la central eléctrica de Ratcliffe-on-Soar en 2009, diciendo tener información sobre el caso.
Quizá Kennedy no estaba fingiendo cuando participaba con entusiasmo en todas las manifestaciones en defensa del medio ambiente, quizá realmente sí creía en esa causa y todavía no lo sabía. Es una lástima que lo haya averiguado tan tarde.

Vía | www.telegraph.co.uk
Fotografía | Les Hutchins

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Reino Unido: el Ministerio de Justicia clasifica a los activistas medioambientales como terroristas

Un documento de orientación sobre el extremismo, publicado por el Ministerio de Justicia del Reino Unido y al que ha tenido acceso The Guardian, etiqueta como extremistas a los activistas medioambientales y los lista junto a grupos disidentes republicanos irlandeses y terroristas inspirados por Al Qaeda. El documento fue enviado al personal de libertad condicional que estaba escribiendo informes judiciales o la supervisando a una serie de activistas, incluyendo a manifestantes a favor del medio ambiente.
El documento califica a los activistas medioambientales -o al menos a algunos de ellos, como aquellos a los que prohibieron viajar a Dinamarca durante la COP15- de “extremistas del medio ambiente”, y los pone al mismo nivel de los activistas de extrema derecha, los disidentes republicanos irlandeses, los paramilitares leales al gobierno británico y a los grupos extremistas islámicos inspirados por Al Qaeda, todos ellos englobados en un grupo catalogado como grupos extremistas de la actualidad, que puede incluir a aquellos que han cometido delitos graves en la consecución de una ideología o causa.
The Guardian reporta que el gobierno británico ha sido criticado por calificar a los manifestantes medioambientales como “extremistas domésticos”, un término que al parecer ha sido inventado por la policía y que puede englobar a los activistas sospechosos de delitos menores de orden público, tal como la desobediencia civil pacífica. La guía interna del Servicio de Gestión de Delincuentes del Ministerio de Justicia define el extremismo doméstico como acciones ilegales que forman parte de una protesta o campaña.
Los activistas pro defensa del medio ambiente, por supuesto, rechazan la etiqueta de extremistas, y argumentan que sus protestas son pacíficas y no violentas. Pero incluso aquellos a quienes está dirigido al documento parecen rechazar tal etiqueta. El secretario general adjunto del sindicato de los servicios de libertad condicional ha dicho que sus miembros no están satisfechos con los intentos del gobierno de poner a los defensores del medio ambiente en el mismo saco que a los sospechosos de terrorismo.
El citado secretario también dijo que esta serie de orientaciones parecen ser parte de un intento más amplio por parte de algunos funcionarios del gobierno de intervenir por razones políticas en la labor del personal de justicia penal. Ben Stewart, de Greenpeace, ha declarado que el movimiento climático nunca ha tratado de conseguir sus objetivos políticos mediante la violencia.

Vía | www.guardian.co.uk
Fotografía | Les Hutchins

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