Periodistas ambientales y científicos son una especie en extinción en EEUU
Por Zofeen Ebrahim
Las nuevas iniciativas de información ambiental, muchas sin fines de lucro, no bastan para llenar el hueco que deja el desmantelamiento del periodismo científico en los medios tradicionales de Estados Unidos.
CHATTANOOGA, Estados Unidos, 22 oct 2013 (IPS) - Las noticias del periodismo ambiental en Estados Unidos son deprimentes, y los pronósticos aun peores.
En 1989, había 85 secciones de ciencia en los periódicos de Estados Unidos. En 2012 sobrevivían solo 19. El diario The New York Times anunció el 1 de marzo que ponía fin a su Green Blog, que seguía información y noticias ambientales y de energía. Ya había desmantelado en enero su equipo de ambiente, que tenía tres años de vida. También este año, la Universidad Johns Hopkins retiró su programa de escritura científica, con tres décadas de actividad, siguiendo los pasos de la Universidad de Columbia, que en 2009 bajó la cortina a su programa de periodismo sobre ciencias de la tierra y el ambiente, por el escaso interés que despertaba. La extinción del periodismo científico es una tragedia en pleno desarrollo, afirman periodistas especializados en Estados Unidos.
En un tiempo en que la conversación pública debería girar en torno del cambio climático, la energía, los recursos naturales y el desarrollo sostenible, el espacio que los medios de comunicación de este país dedican al reporteo ambiental se encoge cada vez más.
El primer volumen del Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sostiene que ahora ya son abrumadoras las evidencias de que la especie humana es el factor principal del calentamiento global.
Pero, “a medida que el periodismo ambiental se achica, se abre una brecha de conocimiento”, dijo a Tierramérica el periodista Samuel Fromartz, editor en jefe de Food & Environment Reporting Network, un medio en Internet sin fines de lucro.
“El público aprende menos sobre problemas ambientales y sus efectos en la salud, pero a la vez puede ser presa fácil de aseveraciones infundadas y sin base científica que a menudo abundan en Internet”, agregó Fromartz, en un aparte de la 23 conferencia anual de la Sociedad de Periodistas Ambientales (SEJ por sus siglas inglesas) que se celebró del 2 al 6 de este mes en Chattanooga, Tennessee, en el centro-este de Estados Unidos.
“Sin periodistas para revelar noticias y hablar con fuentes autorizadas, el que pierde es el público”, añadió.
Scott Dodd, editor de On Earth.org, publicación en línea del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, considera que el cambio climático es “la noticia más urgente de nuestra era”. Pero los problemas ambientales son “sistemáticamente ignorados”, dijo a Tierramérica.
“El ambiente debe ocupar más o menos 25 por ciento de los temas que un reportero debe cubrir”, dijo Dodd. “Se les pide que cubran alcaldía, policiales, la comisión de planificación y, entre una cosa y otra, consigan alguna noticia ambiental”.
Además, agregó Dodd, el cambio climático y la energía “tienden a ser complejos, se desarrollan en largos períodos y requieren un grado de conocimiento que quizás no tenga el reportero común”, con el cual él se identifica.
“En información de largo plazo como cambio climático, en la que las noticias de hoy no son muy diferentes a las de la semana pasada o a las del año pasado, es difícil sin conocimiento encontrar un ángulo novedoso y convencer al editor que debe ser tema de portada”, se explayó Dodd.
La membresía de la SEJ, fundada en 1990 por un pequeño grupo de reporteros y editores a tiempo completo, es muy elocuente sobre esta declinación. De sus actuales 1.300 asociados, la vasta mayoría son periodistas “freelance” (autónomos), muchos de ellos a la fuerza, explicó la directora ejecutiva de la organización, Beth Parke.
Pero, para ser justos, si bien el periodismo ambiental puro se ha encogido, todavía se puede apreciar algo de “fertilización cruzada” con otros temas de la agenda noticiosa.
“En general, los editores entienden que no pueden cubrir salud, alimentación, bienes raíces, transporte, política, energía y consumo… sin incluir de un modo u otro cuestiones ambientales”, dijo Parke.
Mientras el periodismo ambiental se derrumba en Estados Unidos, no pasa lo mismo del otro lado del Atlántico, observó Adam Vaughan, editor del sitio de ambiente del diario británico The Guardian.
Ese periódico todavía tiene cuatro reporteros, dos editores, dos subeditores y un editor de fotografía dedicados a este tema. Y este año, por primera vez, el diario contrató a un corresponsal ambiental en Australia.
Otro diario británico, The Times, trasladó hace poco a uno de sus mejores periodistas, Ben Webster, a la sección ambiental, dijo Vaughan.
Entonces, ¿por qué perdió su gloria el periodismo ambiental de Estados Unidos?
Según Parke, “los escándalos, las celebridades y los deportes, prácticamente todo lo que no sea reporteo de investigación y riguroso, se favorece como opuesto a un periodismo de explicación y de servicio público”.
Los medios comerciales están “bajo dura presión” para cubrir temas que eleven sus ventas, audiencias y lectores en línea, añadió.
Pero no todo está perdido. Este temblor ha alumbrado el creciente periodismo sin fines de lucro.
“Veo que aparecen más sitios en línea especializados, como InsideClimate, que hace poco ganó un premio Pulitzer, y Climate Central“, dijo Vaughan.
“Hay un fenómeno en alza, las iniciativas financiadas por filántropos (como Carbon Brief, China Dialogue y The Energy Desk), así como noticias de interés público y distribución gratuita, producidas por periodistas veteranos bajo el paraguas de Climate News Network, que están haciendo parte del mejor reporteo sobre cambio climático”, agregó.
“Mire qué temas ganan premios”, dijo Parke. “Son noticias sobre derrames de petróleo, la salud de los océanos, alimentos contaminados, cambio climático. Hay un montón de trabajos excelentes fuera de la estructura de los medios tradicionales”.
Pero en este universo, hay también espacio para los equívocos.
“He visto blogs y revistas de organizaciones no gubernamentales que son como una extensión de su trabajo de promoción y comunicación, y no lo que uno reconocería como periodismo profesional e independiente. Es una escritura con una agenda, por más imparcial que pretenda ser”, apuntó Vaughan.
Desde otra perspectiva, a Dodd le preocupa que “muy poca gente ve las noticias relevantes que esos nuevos medios están contando”, porque su alcance es pequeño, de nicho, sin los recursos ni la audiencia que alguna vez dominaron los diarios nacionales o los programas nocturnos de las cadenas de televisión.
Imagen: Científicos a bordo del buque Lake Guardian se preparan para tomar muestras del agua del lago Michigan. Crédito: Adrianne Appel/IPS.
En 1989, había 85 secciones de ciencia en los periódicos de Estados Unidos. En 2012 sobrevivían solo 19. El diario The New York Times anunció el 1 de marzo que ponía fin a su Green Blog, que seguía información y noticias ambientales y de energía. Ya había desmantelado en enero su equipo de ambiente, que tenía tres años de vida. También este año, la Universidad Johns Hopkins retiró su programa de escritura científica, con tres décadas de actividad, siguiendo los pasos de la Universidad de Columbia, que en 2009 bajó la cortina a su programa de periodismo sobre ciencias de la tierra y el ambiente, por el escaso interés que despertaba. La extinción del periodismo científico es una tragedia en pleno desarrollo, afirman periodistas especializados en Estados Unidos.
En un tiempo en que la conversación pública debería girar en torno del cambio climático, la energía, los recursos naturales y el desarrollo sostenible, el espacio que los medios de comunicación de este país dedican al reporteo ambiental se encoge cada vez más.
El primer volumen del Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sostiene que ahora ya son abrumadoras las evidencias de que la especie humana es el factor principal del calentamiento global.
Pero, “a medida que el periodismo ambiental se achica, se abre una brecha de conocimiento”, dijo a Tierramérica el periodista Samuel Fromartz, editor en jefe de Food & Environment Reporting Network, un medio en Internet sin fines de lucro.
“El público aprende menos sobre problemas ambientales y sus efectos en la salud, pero a la vez puede ser presa fácil de aseveraciones infundadas y sin base científica que a menudo abundan en Internet”, agregó Fromartz, en un aparte de la 23 conferencia anual de la Sociedad de Periodistas Ambientales (SEJ por sus siglas inglesas) que se celebró del 2 al 6 de este mes en Chattanooga, Tennessee, en el centro-este de Estados Unidos.
“Sin periodistas para revelar noticias y hablar con fuentes autorizadas, el que pierde es el público”, añadió.
Scott Dodd, editor de On Earth.org, publicación en línea del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, considera que el cambio climático es “la noticia más urgente de nuestra era”. Pero los problemas ambientales son “sistemáticamente ignorados”, dijo a Tierramérica.
“El ambiente debe ocupar más o menos 25 por ciento de los temas que un reportero debe cubrir”, dijo Dodd. “Se les pide que cubran alcaldía, policiales, la comisión de planificación y, entre una cosa y otra, consigan alguna noticia ambiental”.
Además, agregó Dodd, el cambio climático y la energía “tienden a ser complejos, se desarrollan en largos períodos y requieren un grado de conocimiento que quizás no tenga el reportero común”, con el cual él se identifica.
“En información de largo plazo como cambio climático, en la que las noticias de hoy no son muy diferentes a las de la semana pasada o a las del año pasado, es difícil sin conocimiento encontrar un ángulo novedoso y convencer al editor que debe ser tema de portada”, se explayó Dodd.
La membresía de la SEJ, fundada en 1990 por un pequeño grupo de reporteros y editores a tiempo completo, es muy elocuente sobre esta declinación. De sus actuales 1.300 asociados, la vasta mayoría son periodistas “freelance” (autónomos), muchos de ellos a la fuerza, explicó la directora ejecutiva de la organización, Beth Parke.
Pero, para ser justos, si bien el periodismo ambiental puro se ha encogido, todavía se puede apreciar algo de “fertilización cruzada” con otros temas de la agenda noticiosa.
“En general, los editores entienden que no pueden cubrir salud, alimentación, bienes raíces, transporte, política, energía y consumo… sin incluir de un modo u otro cuestiones ambientales”, dijo Parke.
Mientras el periodismo ambiental se derrumba en Estados Unidos, no pasa lo mismo del otro lado del Atlántico, observó Adam Vaughan, editor del sitio de ambiente del diario británico The Guardian.
Ese periódico todavía tiene cuatro reporteros, dos editores, dos subeditores y un editor de fotografía dedicados a este tema. Y este año, por primera vez, el diario contrató a un corresponsal ambiental en Australia.
Otro diario británico, The Times, trasladó hace poco a uno de sus mejores periodistas, Ben Webster, a la sección ambiental, dijo Vaughan.
Entonces, ¿por qué perdió su gloria el periodismo ambiental de Estados Unidos?
Según Parke, “los escándalos, las celebridades y los deportes, prácticamente todo lo que no sea reporteo de investigación y riguroso, se favorece como opuesto a un periodismo de explicación y de servicio público”.
Los medios comerciales están “bajo dura presión” para cubrir temas que eleven sus ventas, audiencias y lectores en línea, añadió.
Pero no todo está perdido. Este temblor ha alumbrado el creciente periodismo sin fines de lucro.
“Veo que aparecen más sitios en línea especializados, como InsideClimate, que hace poco ganó un premio Pulitzer, y Climate Central“, dijo Vaughan.
“Hay un fenómeno en alza, las iniciativas financiadas por filántropos (como Carbon Brief, China Dialogue y The Energy Desk), así como noticias de interés público y distribución gratuita, producidas por periodistas veteranos bajo el paraguas de Climate News Network, que están haciendo parte del mejor reporteo sobre cambio climático”, agregó.
“Mire qué temas ganan premios”, dijo Parke. “Son noticias sobre derrames de petróleo, la salud de los océanos, alimentos contaminados, cambio climático. Hay un montón de trabajos excelentes fuera de la estructura de los medios tradicionales”.
Pero en este universo, hay también espacio para los equívocos.
“He visto blogs y revistas de organizaciones no gubernamentales que son como una extensión de su trabajo de promoción y comunicación, y no lo que uno reconocería como periodismo profesional e independiente. Es una escritura con una agenda, por más imparcial que pretenda ser”, apuntó Vaughan.
Desde otra perspectiva, a Dodd le preocupa que “muy poca gente ve las noticias relevantes que esos nuevos medios están contando”, porque su alcance es pequeño, de nicho, sin los recursos ni la audiencia que alguna vez dominaron los diarios nacionales o los programas nocturnos de las cadenas de televisión.
Imagen: Científicos a bordo del buque Lake Guardian se preparan para tomar muestras del agua del lago Michigan. Crédito: Adrianne Appel/IPS.