¡Alarma en Fukushima!
Detectan altísimos niveles de radiactividad en el agua del subsuelo de Fukushima.
La Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco), operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima-1, informó el Viernes 18 que detectó un alarmante aumento de radiactividad en las muestras de agua del subsuelo en la planta.
Según el comunicado de la empresa, los niveles de radiactividad en el agua del subsuelo se dispararon 6.557 veces en 24 horas al alcanzar los 400.000 becquerelios por litro, mientras que un día antes eran de solo 61 becquerelios. Se trata de la peor cifra desde que en agosto se produjo un vertido de 300 toneladas de líquido radiactivo.
Las muestras estudiadas proceden de un pozo ubicado a 10 metros del tanque de almacenamiento en el que se registró la fuga. Fue el mayor vertido desde el accidente de la planta en 2011, con unos niveles de estroncio de casi 80 millones de becquerelios por litro, que la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón calificó como “incidente grave” correspondiente al nivel 3 de la escala internacional de sucesos atómicos INES. Ante la magnitud de la fuga, se temió que el agua radiactiva pudiera contaminar el océano Pacífico.
Las muestras recogidas con anterioridad en el mismo pozo revelaron una alta presencia de tritio radiactivo.
Ante estos incidentes, Tepco aseguró que continuará las labores de descontaminación del suelo... para evitar nuevos vertidos a las aguas subterráneas.
RIA NOVOSTI
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SALTA EL NIVEL DE RADIACION EN EL SISTEMA DE RADIACION EN EL SISTEMA DE DRENAJE DE FUKUSHIMA TRAS EL TIFON WIPHA
Niveles extremadamente altos de radiación fueron registrados en el agua del túnel de drenaje que sale al océano en el territorio de la accidentada planta Fukushima-1, informa la agencia Itar-Tass.
Según informó la operadora TEPCO, citada por Itar-Tass, el nivel de estroncio y otras sustancias beta-emisoras es de 1.400 bequerelios por litro, lo que supera casi 30 veces la norma máxima para el agua que puede ser vertida al mar. La prueba fue tomada a 150 metros de la orilla del océano, y ahora los expertos dela TEPCO van a medir la radiactividad del agua en la zona marítima circundante. Las últimas mediciones mostraron tasas 70 veces más altas que las registradas este martes tras las pruebas de radiactividad en esta zona. Los expertos creen que este salto está relacionado con el tifón Wipha, que azotó la región este 16 de octubre. El tifón provocó fuertes lluvias que podrían haber vertido tierra radioactiva al sistema de drenaje.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/108743-radiacion-drenaje-fukushima-tifon-wipha
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Una petición (antinuclear) de urgencia
Salvador López Arnal
El tenaz, documentado, republicano y consistente activista antinuclear, el gran científico franco-barcelonés Eduard Rodríguez Farré, nacido en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, me ha hecho llegar el siguiente llamamiento cuya urgencia es más que evidente:
Buenos días,
El peligro de las enormes emisiones de radiación de Fukushima 4 ha adquirido una nueva dimensión. ¡La comunidad internacional debe intervenir!
Por ello he firmado una petición dirigida a Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, y a Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, en la que se solicita:
"En el reactor 4 de la central atómica de Fukushima, la retirada inminente de una gran cantidad de barras gastadas de combustible radiactivo de una piscina de 100 pies en el aire presenta desafíos científicos y de ingeniería sin precedentes. Con un peligro potencial equivalente a 15.000 veces la radiactividad que afectó a la ciudadanía de Hiroshima, solicitamos que la comunidad internacional, a través de las Naciones Unidas, tome el control de esta tarea cuya peligrosidad no tiene ningún precedente".
¿Desea firmar esta petición? Haga clic aquí por favor: http://petitions.moveon.org/sign/the-world-community-must?source=s.em.mt
No es mucho una firma. Lo sabemos todos, lo sabemos todas. Pero es importante que miles y miles, que millones de voluntades ciudadanas, avalen, den apoyo, se religuen fraternal y resistentemente en una petición tan urgente, tan razonable y tan humanamente responsable. Podemos, debemos hacer temblar los cimientos de una decisión irracional en un momento tan delicado. No podemos, no debemos dejar en manos de una corporación privada como TEPCO, que ha demostrado ya -una y mil veces- su incompetencia (y aristas aún peores) sea la responsable máxima de una operación de estas dificultades tecnológicas y científicas sin precedentes hasta el momento. Jugamos con fuego radiactivo y al borde del abismo.
¡No estamos condenados al desastre atómico! ¡No! ¡No debemos permitir las acciones no meditadas suficientemente de gobiernos poco responsables o sumisos y de corporaciones insaciables que han demostrado mil veces el lado oscuro de su fuerza (muy debilitada)!
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Alarma por fugas radiactivas en Japón
Por Gustavo Veiga
Las malas noticias que llegan sobre la planta nuclear de Fukushima tienen pasado, presente y futuro. Pero además conservan una alta combustión política. Desde el 11 de marzo de 2011, en que se produjo la tragedia, se la compara con Chernobyl, el antecedente más grave y más cercano ocurrido en la ex Unión Soviética, hoy Ucrania, en 1986. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, destacó el miércoles pasado que las filtraciones de agua radiactiva están bajo control. Repitió lo que dijo en Buenos Aires cuando la visitó en septiembre para la Asamblea del Comité Olímpico Internacional (COI) que eligió a Tokio como sede de los próximos Juegos 2020 (ver aparte). “En este momento, bajo el cielo azul en Fukushima, los niños juegan al fútbol”, aseguró. Sus refutadores están en su propio país y hasta en la ONU. El Comité Científico sobre los Efectos de la Radiación de esta última, sostiene que el gobierno nipón desestimó ciertas radiaciones. Y concluyó que su nivel “podría ser hasta un 20 por ciento superior a lo que se creía hasta ahora”. Para rematarla, la Autoridad de Regulación Nuclear japonesa, un ente independiente, criticó a la operadora de la central Tepco (Compañía Eléctrica de Tokio) porque a diario se filtran al mar 300 toneladas de agua contaminada.
Japón, el ejemplo de reconstrucción más difundido del mundo capitalista desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, es la tercera economía planetaria. Pese a ello, importa la mayor parte de su energía. De ahí que le resulta vital reabrir sus cincuenta reactores nucleares que mantiene clausurados desde el tsunami que devastó Fukushima. La primera interesada en que vuelvan a funcionar es Tepco. Pero su lobby, que ha desplegado a pleno para conseguirlo, se contradice con las alarmas que causan sus propios anuncios de fugas de agua radiactiva. El último lo realizó el jueves pasado. El anteúltimo lo había hecho el 10 de octubre, cuando informó que se habían detectado altas concentraciones de cesio radiactivo en el mar que circunda a los reactores.
El Comité Científico sobre los Efectos de Radiación de la ONU (Unscear), acaba de cuestionar los criterios y métodos empleados por el gobierno japonés y Tepco para medir las consecuencias de lo ocurrido en Fukushima. Concluye que la central nuclear podría haber liberado un 20 por ciento más de radiactividad de lo que se consideraba hasta hoy. En julio de 2011, Wolfgang Weiss, su presidente, comparaba lo que pasó en la ex URSS hace veintisiete años con el desastre de Japón: “Chernobyl era un reactor. Aquí tenemos cuatro y un almacén de residuos. El inventario de lo que hay es mucho peor”. Y sobre todo después de que esta semana pasara por Japón el tifón Wipha. Provocó fuertes lluvias que podrían haber volcado tierra radiactiva en el sistema de drenaje.
Desde el exterior, las críticas provienen de distintos especialistas. Citado por la BBC, el alemán Mycle Schneider, autor de numerosos informes sobre energía nuclear y asesor durante veinte años del Parlamento Europeo en el tema, dijo que “hay pérdidas de agua por todas partes, no sólo de los tanques, sino que también está goteando desde los sótanos, se está filtrando por las grietas a todas partes. Nadie puede medir eso. La situación es mucho peor de lo que se nos ha hecho creer”.
Justin McKeating, autor del blog Nuclear Reaction Greenpeace Internacional, se pregunta: “¿Cuánta incompetencia por parte de Tepco está dispuesto a tolerar el gobierno japonés? No hubo arrestos ni despidos. Entre tanto, el primer ministro Abe viaja por el mundo promocionando la industria nuclear. La situación es absurda”.
Cuando no viaja, la política global que pretende llevar adelante en su país ha sido bautizada como Abeconomía. En ese marco, este político conservador y defensor del desarrollo atómico japonés como abastecedor de energía, pretende relanzarlo, como anunció en septiembre: “Reactivaremos las plantas de energía nuclear siguiendo los estándares de seguridad más estrictos del mundo”.
Abe no toma en cuenta la ambivalencia de la población que arrojó como resultado más de una encuesta. La periodista Suvendrini Kakuchi, de IPS (Inter Press Service), cita dos muestreos diferentes en un artículo de esta semana. El primero es de julio de 2012, lo realizó el diario Tokyo Shimbun y arrojó que el 80 por ciento de tres mil encuestados se pronunciaron en contra del desarrollo atómico. Otro medio, Asahi Shimbun, informó que había cedido el rechazo a la puesta en funcionamiento de los reactores: un 40 por ciento de mil consultados se mostró a favor un año después.
Los activistas que cuestionan la política nuclear de Abe, se han hecho notar. El que llegó más lejos en su propósito es un ex embajador japonés en Suiza: Mitsuhei Murata. Le escribió una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon para pedirle que impidiera la organización de los Juegos Olímpicos en Tokio 2020. Los 220 kilómetros que separan a Fukushima de la capital japonesa resultaron suficientes para el COI, que la eligió por sobre Madrid y Estambul. Además de las promesas de Abe en Buenos Aires durante la votación (“El mundo está preocupado por Fukushima. Déjenme decirles que la situación está bajo control...”). Y los 4500 millones de dólares que prometió Tokio en infraestructura para la cita olímpica.
Por ahora se imponen los recursos millonarios del gobierno conservador. No lo detuvieron las movilizaciones de cientos de miles de japoneses críticos de la energía nuclear desde que la central de Fukushima colapsó. Tampoco los centenares de denuncias que se acumulan contra Tepco ni las evaluaciones negativas del desastre que difundieron científicos prestigiosos. Mucho menos el último discurso callejero de Kenzaburo Oe, ganador del Premio Nobel de Literatura 1994 ante 2000 personas reunidas en la plaza pública de Hibiya. Ni hubo respuesta para los agricultores y pescadores de la zona afectada que se quedaron sin trabajo.
El primer ministro tuvo una respuesta para todo, incluido el estado de salud de la población. Cuando pasó por Buenos Aires dijo: “No hubo problemas relacionados con la salud hasta ahora. No los hay en el presente y no los habrá en el futuro, lo afirmo de la manera más inequívoca y enfática”. En agosto pasado la prefectura de Fukushima presentó un estudio sobre la glándula tiroides de casi 200 mil niños y adolescentes del lugar. Arrojó 18 casos de cáncer y 25 que podrían estar incubándolo. El porcentaje no parecería significativo hoy. Pero Weiss, el presidente del Comité Científico de la ONU, recordó que Chernobyl generó consecuencias en humanos que no se conocieron hasta cinco años después.
Fuente: - gveiga12@gmail.com