Combinar fertilizantes químicos y biológicos daña la respuesta de las plantas al estrés
Este insecticida también se utiliza en la agricultura, pero debido a las claras evidencias de su relación con el declive de las abejas, en 2013 fue parcialmente prohibido en la Unión Europea y a partir del 30 de septiembre se dejará de comercializar para usos agrícolas puesto que el gigante químico, BASF, no presentó los datos necesarios para renovar su autorización.
Durante la primera semana de agosto, la Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria (NWMA) anunció que descubrieron decenas de miles de huevos contaminados con fipronil - un insecticida sintético utilizado para matar ácaros, pulgas, garrapatas y otros insectos en mascotas. Sin embargo, su uso está expresamente prohibido en animales para consumo humano o de los cuales se vayan a consumir sus derivados, como en este caso los huevos.
Durante la primera semana de agosto, la Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria (NWMA) anunció que descubrieron decenas de miles de huevos contaminados con fipronil - un insecticida sintético utilizado para matar ácaros, pulgas, garrapatas y otros insectos en mascotas. Sin embargo, su uso está expresamente prohibido en animales para consumo humano o de los cuales se vayan a consumir sus derivados, como en este caso los huevos.
Este insecticida también se utiliza en la agricultura, pero debido a las claras evidencias de su relación con el declive de las abejas, en 2013 fue parcialmente prohibido en la Unión Europea y a partir del 30 de septiembre se dejará de comercializar para usos agrícolas puesto que el gigante químico, BASF, no presentó los datos necesarios para renovar su autorización. La dimensión del problema de la contaminación de los huevos con este insecticida aún no es del todo conocida, pero se sabe ya que al menos 19 países, principalmente en Europa, se han visto envueltos en este nuevo escándalo alimentario. En España, y hasta el momento, se detectó una partida de 20.000 unidades de huevo líquido contaminado con el insecticida en una empresa de Vizcaya. En Holanda al menos 180 granjas han sido cerradas temporalmente y en Alemania supermercados como Aldi y Lidl han decidido retirar los huevos provenientes de Holanda de sus estanterías. Las autoridades sanitarias alemanas están incluso analizando otros productos elaborados con huevos como la pasta, mayonesa o bizcochos. Pero esta es sólo la última de las crisis mundiales de seguridad alimentaria. La agricultura y ganadería industrial se ha relacionado una y otra vez con brotes de E. coli, salmonella, listeria, gripe aviar, gripe porcina y la enfermedad de las vacas locas. Las autoridades holandesas y belgas pueden tener conocimiento de este problema desde hace por lo menos dos meses, sin embargo la información solo en agosto ha llegado a la ciudadanía. Esto es el resultado de una industria codiciosa que se va saltando las reglas debido también a la mala supervisión de los gobiernos.
El modelo de agricultura y ganadería industrial nos está llevando hasta el borde del precipicio y en él los proveedores buscan los atajos sólo para obtener más beneficios económicos, a expensas de la salud pública y ambiental. Nuestra demanda insaciable de carne, productos lácteos y huevos ha creado un sistema de ganadería industrial altamente intensivo a nivel mundial que busca grandes producciones a cualquier costo. Con demasiada frecuencia, este sistema pone innecesariamente en peligro la salud pública. Promueve condiciones degradantes para los animales, fomenta la deforestación desbocada para obtención de piensos y pastos, provoca la contaminación de ríos y océanos y contribuye de manera masiva al cambio climático. Es un auténtico desastre para nuestro planeta. La solución no es simplemente evitar este o aquel producto. La mejor manera de protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias de este tipo de problemas es cambiar el sistema alimentario predominante de una vez por todas. Necesitamos más transparencia y una producción respetuosa con el planeta y todos sus habitantes. Y… todas las personas jugamos un papel decisivo y determinante en provocar este cambio. Recupera el control de tu alimentación. Averigua de dónde proviene tu comida. Lee lo que dice la etiqueta. Procura comprar alimentos ecológicos, locales y de temporada, directamente de productores, minoristas o mercados de confianza. Si puedes, cultiva más tus propios alimentos. Reduce el consumo de productos de origen animal como la carne, los lácteos y los huevos, que a menudo están vinculados a este tipo de alertas sanitarias. Adopta una dieta diversificada donde predominen los alimentos de origen vegetal. La dieta es sin duda la mejor herramienta, y al alcance de todas las personas, que tenemos para contribuir positivamente a salvar el planeta y a mejorar nuestra salud. ¡Utilicemosla adecuadamente! Entre todas las personas podemos arreglar el sistema alimentario.
Fuente: Agricultura ecológica