Cuidadanía. Poner la vida en el centro
El Decrecimiento propone construir otras formas de vida basándose en las relaciones sociales, la cercanía, la austeridad, la vida en común y la ralentización del tiempo. Elementos que lejos de ser limitantes son los que enriquecen la vida y la llenan de alegría. No son nuevos los estudios que apuntan que la felicidad subjetiva no está asociada al consumo y al dinero sino más bien a la vida comunitaria donde prima la relación.
El Feminismo añade que además se trata de construir formas de vida que tienen como sustrato el cuidado colectivo, reconociendo que las personas somos seres vulnerables e interdependientes. La propuesta de la Cuidadanía permite entender los trabajos de cuidados más allá de las prácticas que generan una vida sostenible. Es reconocer que “la vida vivible está por construir en la interacción con otros, que la vida se dirime en la vida misma y que no puede procurarse fuera de la vida (en los mercados)”.
La Cuidadanía implica un derecho a cuidar, a no cuidar por obligación y ser cuidada/o, sin que esto signifique subordinación para las mujeres. El Decrecimiento y la Cuidadanía reclaman el derecho y las posibilidades de reorganizar nuestra sociedad de forma colectiva y de crear colectivamente nuestra propia vida de forma sostenible.
Extraído de: Poner la vida en el centro: respuestas del ecofeminismo y del decrecimiento a la UE
La Cuidadanía implica un derecho a cuidar, a no cuidar por obligación y ser cuidada/o, sin que esto signifique subordinación para las mujeres. El Decrecimiento y la Cuidadanía reclaman el derecho y las posibilidades de reorganizar nuestra sociedad de forma colectiva y de crear colectivamente nuestra propia vida de forma sostenible.
Extraído de: Poner la vida en el centro: respuestas del ecofeminismo y del decrecimiento a la UE