La fauna salvaje, contra las cuerdas: El 84% de las poblaciones de peces de agua dulce y el 68% de los vertebrados se han perdido en menos de 50 años.

 

El 84% de las poblaciones de peces de agua dulce y el 68% de los vertebrados (mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces) han desaparecido en menos de 50 años, entre 1970 y el 2016. La Tierra está perdiendo a pasos agigantados su riqueza faunística. Así lo remarca, según el informe Índice Planeta Vivo 2020 , de WWF. Este informe analiza la abundancia de ejemplares de fauna, por lo que es uno de los mejores termómetros para conocer la salud de los ecosistemas del planeta. Dado que este declive es paralelo a la degradación de los hábitats, esta pérdida es también una alerta sobre la agonía de los enclaves que sirven de sustento biológico a la humanidad. Tenemos que dar un golpe de timón contra la sobreexplotación, y un nuevo modelo alimentario
 

Antonio Cerrillo


Índice planeta vivo (LVE)

Los animales salvajes están perdiendo sus territorios: en las montañas, en los bosques, en los ríos y en los mares, lo que afecta a un buen número de especies. El estudio ha analizado la evolución de 20.811 poblaciones distintas correspondientes a 4.392 especies diferentes de vertebrados. “La situación de los reptiles y los anfibios es bastante preocupante, pero en el caso de los peces su estado ya es alarmante”, señala Enrique Segovia, responsable de Conservación de WWF en España.
En el caso de las especies de agua dulce, la caída de las poblaciones de peces es del 84%. Segovia destaca la degradación de los ecosistemas. Dos tercios de los humedales han sido dañados, destruidos o desecados a lo largo del siglo XX.
La humanidad sigue ocasionando la destrucción de la diversidad biológica. Se ha producido un descenso de 8 puntos respecto al informe elaborado hace dos años.
Las principales amenazas para la fauna salvaje son las actividades humanas, incluida la deforestación, la agricultura intensiva y el tráfico de especies.
“Detrás de esta dramática cifra están las mismas causas que generan la aparición de enfermedades de origen animal, como la Covid-19”, señala WWF.
Un sistema alimentario y de consumo insostenible, y la destrucción de los bosques tropicales (para abrir haciendas y campos agrícolas y granjas) desempeñan un papel clave en toda esta situación.
“Durante las últimas décadas, la actividad humana ha dañado gravemente los hábitats y los recursos naturales de los cuales dependen la vida silvestre y la humanidad, como los océanos, los bosques, los arrecifes de coral, los humedales o los manglares”, señala WWF.
El informe destaca que la situación es especialmente grave para la fauna en la región de Latinoamérica y Caribe, donde el índice se ha producido un 94%.
La preocupación abarca el estado de las poblaciones de los grandes mamíferos en África, que, en general, se siguen reduciendo (leones, gorilas, elefantes, chimpancés...), debido a la caza ilegal y a las múltiples presiones, entre otras, de la guerrilla.
En cambio, en Europa y Estados Unidos se recuperan algunas especies, como el lobo, el oso o el lince, entre otras, “debido a las políticas de conservación o transformaciones sociales que han comportado una ganancia para los espacios forestales”, dice Segovia.
No se cuantifica el estado de las poblaciones de insectos, pero diversos informes han señalados los indicios de muchas de sus poblaciones, como por ejemplo las mariposas.

Mariposas en un claro del Messok-Dja National Park, en la cuenca de el Congo. (EP)

El análisis se hace público en un contexto de crisis sanitaria mundial “en el que ya ha quedado demostrado que enfermedades como la Covid-19 están vinculadas de forma directa con la destrucción de la naturaleza”, señala WWF, por lo que “proteger nuestra riqueza natural se convierte en el mejor antivirus para evitar futuras pandemias”.
La huella humana se está dejando sentir en todos los rincones del planeta. El 75% de la superficie terrestre no helada ha sido modificada por el hombre y los últimos lugares vírgenes se concentran en apenas unos pocos países, Rusia, Canadá, Brasil y Australia.

Pescador en el río Langwa River, en Zambia (WWF)

“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un coste muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad”. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto. Todos estos cambios amenazan también la seguridad alimentaria, por lo que “es urgente tomar medidas para transformar nuestro sistema agroalimentario”.
El gran reto consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras (ya que buena parte de ellas son insostenibles) para que se produzcan alimentos que velen por conservar la biodiversidad. Para el caso de la agricultura, esto supone aplicar prácticas agroecológicas, reducir el uso de químicos, fertilizantes y plaguicidas, así como proteger los suelos y los polinizadores.
Dos coyotes en las inmediaciones del volcán Irazú en Costa Rica; 'gallareta' en la zona boscosa de Guápiles, en Costa Rica; y en la parte inferior, peces carpa dorada en el Zoológico Nacional de Managua (Nicaragua) y un caimán en el campo olímpico de golf de Río de Janeiro (Brasil). (ARCHIVO / EFE)
Algunos de los ejemplos más dramáticos
● En el parque nacional Kahuzi-Biega, de la R.D. del Congo, los gorilas de Grauer han reducido en número su población un 87% y los chimpancés un el 22% en 20 años (1994 y 2015). La principal amenaza es la caza ilegal, especialmente alrededor de concesiones mineras.
● En la playa de Tortuguero en Costa Rica, el número de nidos de tortugas disminuyó un 84% entre 1995 y 2011. La población de tortugas laúd del Pacífico oriental está en peligro crítico; las principales amenazas son los altos niveles de caza furtiva huevos de tortuga, captura incidental y desarrollo insostenible de las zonas costeras.
● En el suroeste de Ghana, el número de loros grises africanos se redujo entre un 90-99% entre 1992 y 2014 debido a las capturas de estas aves para el comercio de aves silvestres y la pérdida de hábitat.
● El zampullín cornudo ha registrado una disminución de más del 30% en los EE. UU. y Canadá entre 1967 y 2015. ¿Causas? La perturbación humana, las tareas forestales en los sitios de reproducción, los niveles fluctuantes del agua y la población de lagos con truchas arcoíris. que compiten por insectos acuáticos.
● La población de desove del esturión chino en el río Yangtze en China disminuyó en un 97% entre 1982 y 2015 debido a la represa del río. Se creyó que pudo extinguirse, pero en 2015 se encontraron cuatro esturiones juveniles en el esturión del Yangtze, lo que sugiere que algunos individuos han logrado adaptarse. La especie está en peligro crítico de extinción.
● La abundancia de rayas de agua dulce sudamericanas (mantarrayas) en el río Paraná en Argentina se redujo en un 15% anual entre 2005 y 2016 debido a las presiones de la pesca.
● La skúa ártica (págalo parásito, ave marina) experimentó una disminución del 62% en las islas Orkney, Reino Unido, entre 1982 y 2010. Es probable que su disminución se deba en parte a la reducción relacionada con el clima de especies de presas como la anguila de arena. (anguilas, pescado)


Mapa huella ecológica del consumo mundial por persona en 2016 Informe Planeta Vivo de WWF (.)


Fuente: La Vanguardia-Verde - Imagen de portada: Peces remontando la corriente en el río Juruena , en el Salto São Simão, en el Mato Grosso- (estado de Brasil). (WWF)

 

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué