Argentina: Ni una pandemia más

Como Unión de Asambleas de Comunidades (UAC), red de asambleas socioambientales, que venimos denunciando la explotación y destrucción de la naturaleza y de nuestros cuerpos para las ganancias de unos pocos, queremos hacer un llamado a toda la sociedad para detener este mundo de pandemias.

Esta crisis sanitaria, social y económica que vivimos tiene que llevarnos a reflexionar sobre la ilusoria creencia en el crecimiento económico basado en el despojo y la expropiación de territorios y de vidas, y a centramos en crear nuevas realidades acordes con las necesidades de los pueblos.
En medio de la cuarentena, en lugar de terminar con las causas de esta pandemia que tienen origen en la destrucción de los ecosistemas, las políticas del Estado van en el sentido contrario al que deberíamos transitar, potenciando actividades que sólo traen más destrucción ambiental, más enfermedades y más crisis económicas que generarán más pobreza y peor calidad de vida. Mientras que toda la población cumple con un aislamiento social que ya lleva más de cuatro meses, estas actividades fueron declaradas esenciales por el Gobierno y continuaron operando impunemente.
Si no buscamos una alternativa general como sociedad, como los caminos que asambleas y grupos socioambientales se encuentran transitando, si seguimos cayendo en la trampa de que no hay otra salida al sistema actual, será tarde para detener la proliferación de nuevas pandemias. Y las habrá si no terminamos con el capitalismo a través de una lucha que aúne nuestras rebeldías, las que buscan justicia ambiental y las que buscan justicia social, que tienen bases compartidas en los caminos alternativos hacia la dignidad de la vida y otras formas no destructivas de relacionarnos con la naturaleza.
El modelo de sobre-explotación de la tierra, que tiene como objetivo gubernamental generar divisas, también genera otras consecuencias invisibilizadas: cada año en el mundo se envenenan cerca de 3 millones de personas por el uso de agrotóxicos, -siendo la Argentina el segundo país del mundo en cantidad de litros utilizados de estos venenos-, se desmontan o incendian miles de hectáreas de bosques nativos, selvas y humedales, se contaminan ríos y cursos de agua potable con efluentes industriales tóxicos como los de las curtiembres que, además, envenenan el aire, y se pierde la biodiversidad necesaria para el equilibrio de la vida, debido a la minería a cielo abierto, el monocultivo y el fracking. Además, casi el 63 % de lxs niñxs pasan hambre o están malnutridxs, entre otras pestes provocadas por el sistema económico que todos los gobiernos nos han vendido como progreso, para el beneficio del 1% y en detrimento del 99% restante. Por otro lado, esa búsqueda desesperada de divisas tiene como fin principal el pago de la deuda externa, no la resolución de los problemas de lxs de abajo. Y mientras lxs de abajo sufrimos estas consecuencias, los de arriba festejan las oportunidades de nuevos negocios, transformando en ganancias nuestros bienes comunes.
Como si todo ello fuera poco, actualmente nos enfrentamos a nuevos peligros dentro de este  modelo de saqueo y contaminación: la agricultura 4.0 promovida por el Estado, Bill Gates y el IICA (el plan AgTech con más automatización digital, más OGM, carne artificial, etc.), el nuevo trigo transgénico, el reciente Consejo Agroindustrial Argentino -que se propone consolidar el rol exportador del país y convertirlo en líder en el comercio internacional de alimentos de origen animal y vegetal-, el acuerdo para instalar megafactorías porcinas para China, el Plan Minero 2030, la destrucción de humedales, la construcción de represas (Hidrovía del Río Paraná /COSIPLAN-IIRSA) y todo esto en medio de una crisis sanitaria que nos obliga a permanecer en confinamiento con pocas o escasas posibilidades de salir a reclamar por nuestros derechos. Denunciamos, a su vez, que cuando estas políticas no logran el consenso social, la respuesta del estado es la represión y la persecución a quienes se oponen.
Frente a un escenario en el que crece la certeza de que más extractivismo generará más pandemias, reafirmamos nuestras convicciones:
– Rechazamos la vuelta a la “normalidad”, así como también las “nuevas normalidades” que sean impuestas desde este sistema económico mundial, con sus políticas extractivas, con la militarización de los territorios, con los tratados de libre comercio y con el sistema de patentes sobre la naturaleza. Hacemos responsable al gobierno por estas políticas perversas.
– Reclamamos, como comunidades con derecho a la autodeterminación, un cambio urgente y profundo acorde a nuestras necesidades reales. Para ello, alentamos a la construcción de nuevas prácticas que incluyan otras alternativas, con proyectos agroecológicos y de respeto a las diversidades. Tenemos la certeza de que somos capaces de impulsar y fortalecer estas alternativas ancladas en la regeneración de nuestros lazos con la tierra y la construcción de redes sociales cooperativas y solidarias. Creemos que estos caminos no sólo representan una mejora en la calidad de vida de todxs sino que son la única salida ante un futuro lleno de pandemias para nuestros pueblos y las futuras generaciones.
– Proyectamos un mundo donde aceptemos la pluralidad y la diversidad necesarias para que todos los pueblos quepamos en él, en armonía con la Naturaleza de la que somos parte.
¡NI UNA PANDEMIA MÁS!
¡Basta de destrucción de Naturaleza! Frenemos el extractivismo!

Unión de Asambleas de Comunidades


 

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