Pesticidas, el turbio negocio europeo: 1,4 M de intoxicados en Brasil por comprar veneno prohibido en primer mundo

Datos publicados en un informe "no oficial" revelan que Brasil es el segundo mayor comprador de pesticidas fabricados en países de la Unión Europea (UE), cuyo uso está prohibido en las 27 naciones que conforman el bloque y también en Reino Unido

Por Orlando Angel


La práctica ya es conocida pero, por primera vez se revela la importancia de Brasil en este mercado. El gigante suramericano importa un promedio anual superior a las 10.000 toneladas de agroquímicos. Un reportaje realizado por los medios brasileños Agencia Pública y Reporteros Brasil detalla que entre 2018 y 2019 la UE y Reino Unido han exportado al país suramericano más de 22.000 toneladas de plaguicidas que están prohibidos en el viejo continente.

En 2018 fueron 10.000 toneladas y otras 12.000 en 2019. Más de la mitad (77 %) salió de la fábrica de Syngenta en Inglaterra, donde la empresa produce el plaguicida paraquat.
Lo impactante del caso, es que el bloque europeo autoriza la exportación de plaguicidas que considera demasiado peligrosos para su aplicación en su agricultura, pero tolera la importación de alimentos cultivados con estos productos en otros continentes.

“Es el ciclo del veneno. Sabemos que estos plaguicidas son peligrosos, pero los vendemos y externalizamos los impactos de nuestro propio consumo. Mientras tanto, campesinos, indígenas y personas que viven cerca del campo sufren en Brasil , indicó Laurent Gaberell.
Gaberell es investigador de Public Eye, organización suiza que monitoriza el comportamiento de las empresas europeas en Brasil.

El estudio de Gaberrel titulado «Brasil: El segundo mayor comprador de agrotóxicos prohibidos en Europa», indica que la UE y Reino Unido producen hasta 41 tipos diferentes de plaguicidas, prohibidos para ellos pero autorizados para su fabricación y exportación.
La práctica fue clasificada como «discriminatoria» y «una contradicción legislativa» por Baskut Tuncak, quien fue relator especial de la Organización para las Naciones Unidas (ONU) para sustancias tóxicas desde el año 2014 hasta julio de 2020.
«La Unión Europea no tolera estos pesticidas en su territorio, pero fuera de la Unión Europea dice que no es problema suyo”, dijo Tuncak en el mencionado reportaje.

Lagunas legales
Según Tuncak, la situación contradictoria se permite gracias a “lagunas legales” creadas al servicio de la industria de los plaguicidas, que “sigue violando los derechos humanos fuera de Europa”.
Sólo en 2018 se autorizaron más de 81.000 toneladas para su fabricación en la UE e Inglaterra, destinadas a la venta a 85 países que no forman parte del bloque.
Entre los motivos que llevaron a la UE a prohibir estos agrotóxicos destacan evidencias sobre su relación con la infertilidad, malformaciones de bebés, cáncer, contaminación del agua y toxicidad para animales, como las abejas.

Public Eye y Unearthed utilizaron las leyes de acceso a la información para obtener datos de la Agencia Europea de Sustancias Químicas y órganos del Reino Unido, Alemania, Bélgica y Francia.
“Las empresas se ocultaron tras el escudo de la confidencialidad comercial. Por primera vez pudimos acceder a toda esta información sobre 41 pesticidas”, dice Gaberell, de Public Eye.
El apetito del mercado brasileño por estos productos es superado solo por Estados Unidos, que fue el campeón de compras. Incluso con la relevancia del mercado estadounidense, la mayor parte de las exportaciones van a «países más pobres, donde se cree que estos agroquímicos dañinos representan mayores riesgos», dice el informe, que añade que entre los mayores compradores se encuentran Ucrania, México y Sudáfrica.
“Lo que causa la malformación genética en Europa también la causa en Malasia. Lo que mata a las abejas en Europa mata a las abejas en Brasil o en Sudáfrica. Pero, las condiciones para aplicar la ley y controlar el uso son más débiles en los países más pobres”, denunció Gaberell.
El investigador recuerda que Brasil, Sudáfrica e India autorizan la fumigación aérea, algo prohibido en la Unión Europea que ocurre sólo en situaciones específicas.
La fumigación aérea está prohibida porque cuando los aviones vierten el químico, una gran parte queda a la deriva y puede llegar a ríos y comunidades rurales alrededor de la plantación.

Exportación de males
Los nuevos datos muestran que los principales compradores de plaguicidas prohibidos en la UE son también los principales vendedores de alimentos para el bloque: Estados Unidos, Brasil y Ucrania. En otras palabras, las empresas europeas se benefician de la venta de pesticidas peligrosos para que sus alimentos se cultiven en otros continentes, el ciclo del mal.
Es decir, mientras se prohíbe el uso de los productos químicos en cuestión, ya que representan un riesgo para los trabajadores rurales y el medio ambiente; cuando se trata de residuos de alimentos, el bloque establece límites que sí toleran a los alimentos importados.
No son pocos los casos de alimentos brasileños con pesticidas prohibidos en Europa que llegan a los mercados. La ONG Pesticide Action Network (PAN) analizó pruebas en 770 frutas, verduras y granos vendidos por Brasil a Europa en 2018. De estos, 97 tenían pesticidas prohibidos o restringidos en la UE.
«De un total de 31 muestras de manzanas que vinieron de Brasil y fueron analizadas, 24 tenían residuos de pesticidas prohibidos o restringidos en Europa. También se han encontrado cantidades significativas en otras frutas, como papaya, mango y limón», dice el estudio.
El análisis de PAN señala que hubo pocos alimentos probados de Brasil, por lo que los resultados no representan todos los alimentos importados de ese país. “Pero no hay duda de que la UE está comprando productos prohibidos para su uso en su territorio. Esto es hipocresía”, dice la toxicóloga Angeliki Lyssimachou, una de las investigadoras que está trabajando con los datos en PAN.
Esta encuesta es parte de una gran compilación realizada por PAN, cuyo equipo analizó las pruebas toxicológicas realizadas por países de la UE con muestras de alimentos recolectadas en los mercados.
Carbendazim: la nueva polémica en Brasil

El pesticida prohibido en la UE que apareció más en los alimentos brasileños fue el carbendazim, en 64 de los 770 alimentos analizados, principalmente en frutas. Estuvo presente en 24 de 30 muestras de manzana, 19 de 112 muestras de papaya y 13 de 103 muestras de mango.
El carbendazim ha sido prohibido en Europa porque puede provocar defectos genéticos, dañar la fertilidad y el feto, además de ser muy tóxico para la vida acuática.
En Brasil, fue el producto más encontrado en los alimentos según las pruebas realizadas por Anvisa entre 2013 y 2015 dentro del Programa de Análisis de Residuos de Plaguicidas en Alimentos.
Además, es el tercero más detectado entre 2017 y 2018. En total, apareció en 51 % de las muestras de pimiento, em 24 % de las de piña y en 18 % de las de mango.
Se utiliza en el cultivo de naranja, limón, manzana, frijoles, soja y trigo. Según Ibama, en 2018 se compraron 4,8 mil toneladas del producto. No existen datos sobre la exportación de este producto de Europa a Brasil en 2018 o 2019, solo de Europa a otros países.

Por estas razones, el carbendazim promete ser la nueva polémica en Brasil, porque ha sido reevaluado. Eso significa que puede ser prohibido o quizás se renuevesu autorización.
El informe habló con los abogados que trabajan en la constitución del “Carbendazin Task Force”, grupo formado por las empresas manufactureras para defender la permanencia de los plaguicidas en el mercado brasileño.
En Brasil, 25 empresas registran 102 productos que contienen este plaguicida, entre ellos Adama (empresa del mismo grupo que Syngenta), Bayer y Nortox, el mayor fabricante brasileño de plaguicidas.
Buscado por el informe, Bayer dijo que dejará de vender carbendazim en el mundo a finales de año. Por su parte, Nortox no respondió a los investigadores hasta que se cerró el asunto.
Paraquat: campeón de exportación y muerte
El producto prohibido en Europa que ha tenido más permisos de exportación a nivel mundial es uno de los plaguicidas de mayor impacto en Brasil: el paraquat.
Fueron 32 mil toneladas de paraquat las que se exportaron en 2018, cifra que representó 40 % de las exportaciones totales de la UE de plaguicidas prohibidos.
Este agrotóxico fue también en 2018, con mucho, el más exportado hacia Brasil, con 9 mil toneladas; todo esto a pesar que es el plaguicida que cobró más vidas de brasileños en la última década, según datos del Ministerio de Salud revelados en el reportaje.
Según Ibama, en 2018 se vendieron 13 mil toneladas en Brasil. Es decir, la producción de Syngenta que salió de Inglaterra y llegó a Brasil correspondió al 68% de las compras de este químico en el país.
El paraquat fue prohibido en 2007 en la UE, después de que las investigaciones indicaran que la exposición a pesticidas está asociada con la enfermedad de Parkinson.
Aunque prohíbe su uso, la UE permite la importación de arroz con hasta 0,5 miligramos de paraquat por kilogramo. En otros alimentos, el límite fijo es el mínimo que la tecnología puede detectar.
Debido a los riesgos para la salud humana, el paraquat tiene la clasificación toxicológica más alta de Brasil y está a punto de ser prohibido, con una fecha final de prohibición establecida para los próximos 22 años. Pero, luego de un intenso cabildeo por parte de los fabricantes y productores de soja, el regulador comenzó a volver a discutir la prohibición, abriendo la posibilidad de que se presenten nuevos estudios.
La revisión del paraquat fue prohibida por los tribunales, pero Anvisa ganó un recurso de apelación y volvió a incluirlo en la agenda de la junta colegiada.
La discusión moviliza organizaciones de diferentes ámbitos. La Campaña Permanente contra Plaguicidas y por la Vida reunió más de 200 firmas de organizaciones, diputados e incluso universidades pidiendo a Anvisa mantener la prohibición del paraquat.

Syngenta provee 77 % de los pesticidas
Además del paraquat, hay otros cinco pesticidas que están prohibidos en Europa pero que siguen siendo fabricados para su venta en Brasil.
Por ejemplo, en 2011 se prohibió la propargita, producida por Arysta, una empresa propiedad de un conglomerado indio que tiene fábricas en Europa.
La UE considera la propargita como extremadamente tóxico cuando se inhala, tóxico para la vida acuática, tiene el potencial de causar daños graves a los ojos y hay evidencia de que causa cáncer. A pesar de eso, en 2018 se autorizaron las ventas de 600 toneladas de ese producto a Brasil. En 2019, 608 toneladas.
La cianamida, producida por el alemán Alzchem, es un regulador del crecimiento de las plantas que fue prohibido en 2008. En contacto con la piel, causa quemaduras graves, daño a los ojos y hay evidencia de que causa cáncer. Además de dañar la fertilidad y el feto, daña los órganos internos con una exposición prolongada y también es perjudicial para la vida acuática. En 2018 se autorizaron ventas de 460 toneladas del producto.
“Fue prohibido en la Unión Europea porque las autoridades concluyeron que es imposible protegerse durante su aplicación, incluso usando guantes, máscaras y otros equipos”, dice el toxicólogo Peter Clausing, miembro de la sección alemana de PAN (Red de Acción contra los Plaguicidas).
También hay tres productos químicos producidos por Bayer y vendidos a Brasil: etoxisulfuron, ciflutrina y tiodicarb.
Consultado sobre la práctica de las empresas de seguir vendiendo productos prohibidos en Europa por riesgos para la salud, CropLife (asociación que representa a los mayores fabricantes de plaguicidas del mundo como Bayer y Syngenta) respondió que respeta las particularidades de cada país.“Cada país tiene sus particularidades de suelo, clima y plagas, además de sus mecanismos de aprobación, regulación e inspección del uso de plaguicidas químicos. Los miembros de CropLife Brasil obedecen a contextos locales, que son diferentes de una región a otra y no menos rigurosos”, explicó la multinacional con sucursal el país suramericano.
«Es importante señalar que los productos autorizados en otros países no son autorizados automáticamente en Brasil«, dijo en nota la Sindiveg (Unión Nacional de la Industria de Productos para la Defensa Vegetal), que también representa a fabricantes brasileños como Nortox y Ourofino Agrociencia.
El grupo también discute sobre las diferencias de clima entre los continentes. «El ataque de plagas en Brasil es más severo debido a las condiciones climáticas de un país tropical, con temperaturas más altas y un ambiente más húmedo», dice la explicación corporativa.
Presión sobre la Comisión Europea
Con la publicación del informe con los nuevos datos, Public Eye tiene la intención de movilizar a la opinión pública contra la práctica. En tanto, la Comisión Europea afirma que el Convenio de Rotterdam -del cual Brasil es signatario- contiene reglas contra la exportación de plaguicidas prohibidos.
«El Convenio se basa en el principio de que corresponde a los países importadores decidir si quieren o no importar los plaguicidas enumerados», explica el reportaje.
Otro ejemplo es la Convención de Bamako, ratificada por 25 países africanos. Para evitar la transferencia de desechos tóxicos, la convención prohíbe sustancias prohibidas en los países de origen, como los pesticidas. «Es la regla de no importar nada que el país exportador no se venda a sí mismo», dice Portier. «Los países controlan lo que quieren y protegen a su propia población».
En el horizonte de Brasil, sin embargo, no hay iniciativas en esta dirección. Bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, Anvisa lanzó más productos pesticidas que cualquier otro gobierno.
Muertes por pesticidas
Los dos de los pesticidas más populares en Brasil fueron responsables de la muerte de 214 brasileños en la última década, según datos oficiales. Los herbicidas de paraquat y glifosato llevaron a un promedio de cinco personas por semana a recibir atención médica de emergencia entre 2010 y 2019.
En el mismo período, la Anvisa estudió si retirar o no productos del mercado, y consideró que solo el paraquat representaba riesgo de salud.
Mientras se debate si el producto saldrá de los estantes, la decisión está ahora bajo la presión del lobby de las empresas de pesticidas, que están tratando de levantar la prohibición.
Solo en 2018 se vendieron más de 200.000 toneladas de glifosato y paraquat en Brasil, según Ibama; esto a pesar que los dos herbicidas encabezan la lista de plaguicidas permitidos en Brasil que más envenenaron y mataron en la última década.
Pero la data pareciera, más que proteger a los campesinos, querer salvar a los agrotóxicos para que no salgan del mercado brasileño, pues sostiene que 92 % de las muertes causadas por estos productos se clasificaron como suicidio.
Los números son difundidos por el Sistema de Información de Enfermedades Notificables (Sinan) del Ministerio de Salud y fueron obtenidos a través de la Ley de Acceso a la Información.
Estos revelan que entre 2010 y 2019 se produjeron 45,7 mil casos de intoxicaciones por plaguicidas. En 29,4 mil se confirmó la relación entre intoxicación y contacto con plaguicidas. De estos, 1.800 personas murieron.
Cada registro proviene de un formulario con 86 campos rellenados por médicos. El informe, que contó con la ayuda del laboratorio de investigación Investigación Avanzada en Base de Datos (Arida), de la Universidad Federal de Ceará (UFC), realizó un mapeo sin precedentes para descubrir qué principios activos mataban e intoxicaban más en Brasil.
De las más de 45.000 notificaciones, menos de la mitad (19.852) tenían el nombre del ingrediente activo, y muchos de estos registros eran ilegibles.
Arida estandarizó 13.392 registros, es decir, el 29 % de las notificaciones. El análisis mostró que glifosato, aldicarb, paraquat, picloram y carbofurano son los pesticidas que más intoxicaron a los brasileños en la última década. En cuanto a las muertes, aldicarb, paraquat, glifosato, diurom y carbofuran son los que más provocaron personas fallecidas.
Ya dos de estos plaguicidas están prohibidos en Brasil: aldicarb desde 2012, y carbofuran desde 2017; pero al parecer se siguen vendiendo en el comercio ilegal.
Pero según el reportaje, las cifras revelan apenas una pequeña parte del dantesco escenario negativo que producen los agrotóxicos en Brasil.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por cada caso de intoxicación notificado oficialmente, hay otros 50 no contados. Este comportamiento, explican los expertos, dejan que los resultados no oficiales en Brasil puedan alcanzar un número de intoxicaciones por plaguicidas que superaría los 1,4 millones de personas afectadas durante la última década.

Fuente: https://www.elciudadano.com/reportaje-investigacion/pesticidas-europa-intoxicados-brasil-prohibido/09/17/

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