Las petroleras podrían haber pagado los daños climáticos de los 30 últimos años y mantener beneficios billonarios

Las grandes compañías fósiles continúan acumulando montañas de billetes. Los años pasan acumulando récords de beneficios un ejercicio tras otro a la vez que la mayoría de ellas dice cumplir con sus compromisos climáticos. Pero los daños climáticos provocados por esas mismas empresas, las emisiones que generan, son evidentes. Incluso se pueden cuantificar, como ha hecho Climate Analytics en su último informe.

Aida Cuenca

El think tank internacional calcula que los daños climáticos globales derivados de las emisiones asociadas a las 25 mayores empresas fósiles entre 1985 y 2018 ascienden a 20 billones de dólares, frente a los 30 billones de dólares que ganaron durante el mismo periodo. Es decir, que con lo que ganaron en 32 años podrían haber pagado todos los daños provocados por hacer negocio con los combustibles fósiles y, aun así, habrían tenido 10 billones de dólares de ganancias.
En 2022, en siete de estas grandes compañías, entre las que se incluyen Saudi Aramco, ExxonMobil y Shell, las ganancias económicas casi duplicaron los daños estimados causados por sus emisiones ese año: 497.000 millones de dólares frente a 260.000 millones respectivamente.
«Estas grandes petroleras y gasísticas conocen el cambio climático desde hace décadas, pero han redoblado su modelo de negocio. Han cosechado enormes beneficios financieros, mientras que el cambio climático se ha intensificado y ha dejado a las personas vulnerables, y en particular a los países en desarrollo, pagando la factura», afirma el autor principal, Carl-Friedrich Schleussner.


Emiratos Árabes Unidos juega a dos bandas
La edición de la Cumbre del Clima de este año se celebrará en Emiratos Árabes Unidos, una decisión que ha levantado mucha polémica. El presidente del país anfitrión, el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahayan, ha optado por darle los mandos de las negociaciones a Sultan Ahmed Al Jaber, ministro de Industria y Tecnología Avanzada y consejero delegado de la empresa petrolera estatal. Su presencia destaca en este nuevo informe, puesto que la lista de las compañías contaminantes deudoras incluye la empresa dirigida por Al Jaber: la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC).
Asimismo, el informe compara los daños con los fondos soberanos, creados en gran parte con los beneficios de la extracción de combustibles fósiles. De esta manera, la responsabilidad de los perjuicios se distribuye a partes iguales: un tercio para las grandes petroleras y el resto para los gobiernos y consumidores.
Emiratos Árabes Unidos vuelve a mencionarse en este sentido, ya que alberga los mayores fondos soberanos combinados. «La mitad de ellos podrían pagar los daños causados por las emisiones asociadas a su industria del petróleo y el gas entre 1985 y 2018, y aún dispondrían de 700.000 millones de dólares de riqueza», destaca la publicación.
Una oportunidad más de establecer el fondo de pérdidas y daños
Las diez catástrofes climáticas más destructivas conllevaron cada una de ellas unas pérdidas de al menos 3.000 millones de dólares solo en 2022, según datos de la organización Christian Aid. En estimaciones futuras, otro estudio de la revista científica One Earth señalaba a principios de este año que las 21 mayores empresas fósiles del mundo serán responsables de unos costes económicos de 5,4 billones de dólares (casi cinco billones de euros) debido al cambio climático en los próximos 25 años, de 2025 a 2050.
«Tras los superbeneficios del año pasado, algunas de estas empresas están dando marcha atrás en sus compromisos climáticos, lo que demuestra que no podemos confiar en que lo hagan por sí solas, y menos al ritmo que necesitamos», sostiene Schleussner. «Los Gobiernos deben intervenir y gravar a los contaminadores para que paguen por las pérdidas y los daños que están causando. También necesitamos un compromiso firme en la COP28 para eliminar progresivamente los combustibles fósiles y mantener el 1,5 ºC».
Desde que se acordó el fondo de pérdidas y daños el año pasado en la COP27, se ha especulado mucho sobre cómo establecerlo, quién lo financiará e incluso si se tendrán en cuenta otras fuentes financieras para el mismo objetivo: proteger a los países más vulnerables de las catástrofes climáticas. Mientras tanto, el dinero sigue sin llegar a los países que más lo necesitan. Según el último informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el déficit de medidas de adaptación es entre 10 y 18 veces mayor que los flujos de financiación pública internacional.
En vísperas de la COP28, el Comité de Transición, formado por 24 estados miembro, se reunió recientemente para redactar un preacuerdo sobre el fondo de pérdidas y daños que se someterá a votación en la cumbre celebrada en Dubái.
El establecimiento del fondo todavía tiene muchos detalles por pulir, pero una de las decisiones más controvertidas ha sido la de que el Banco Mundial será el que albergue el fondo durante cuatro años, con vistas a independizarlo más adelante. Los países del Sur Global se mostraron reticentes ante este último punto. Argumentaron que la financiación del Banco Mundial no se basa en subvenciones, sino en préstamos, algo que aumenta su deuda, y que el dominio de Estados Unidos en la organización, por ser su mayor accionista, influenciaría en la toma de decisiones.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/empresas-fosiles-danos-climaticos/ Imagen de portada: Zona del estabilizador de condensado de la planta de gas de Haradh, propiedad de Saudi Aramco. Foto: Aramco

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Expertos en derechos humanos de la ONU investigan a Saudi Aramco, la mayor petrolera del mundo

                                                                                    Foto: Aramco.

Especialistas en derechos humanos de la ONU iniciaron hace meses una investigación contra Saudi Aramco, la mayor empresa fósil del mundo, tras ser acusada de vulnerar los derechos humanos, promover desinformación climática e ir en contra de los objetivos del Acuerdo de París. Las pesquisas se extienden también a las entidades que la financian y los países donde operan.

Eduardo Robaina

El pasado 26 de junio, el Grupo de Trabajo de derechos humanos y empresas transnacionales de Naciones Unidas remitió a la compañía fósil una carta de 11 páginas después de recibir informaciones «que parecen ser contrarias a los objetivos, obligaciones y compromisos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático y que están teniendo un impacto negativo en la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático». En la misiva se exponen todas las acusaciones y se dio un plazo de 60 días para responder a una serie de cuestiones. Pasado el tiempo estipulado (que expiró el 25 de agosto), Saudi Aramco no dio ninguna respuesta y la carta enviada ha pasado a ser de lectura pública.
En su escrito, la ONU señala que «sin prejuzgar la exactitud de estas acusaciones», le gustaría expresar su «más seria preocupación por los impactos adversos sobre los derechos humanos causados por actividades como la explotación de combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático«, e insiste en que las acciones de Saudi Aramco pueden contribuir a socavar el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 ºC.
Además, se muestran preocupados por las acusaciones de lavado de imagen verde y por «las repercusiones negativas que la información inexacta o falsa sobre el cambio climático pueden tener en los esfuerzos de mitigación y adaptación, así como en el disfrute más amplio de todos los derechos humanos». En este sentido, el grupo de expertos carga contra la presión que ejercen las corporaciones hacia los gobiernos: «Las empresas deben abstenerse de apoyar y/o participar en campañas de información pública basadas en afirmaciones inexactas, engañosas e infundadas que perjudican la capacidad de los Estados y del público para tomar decisiones informadas en relación con el cambio climático».
Este procedimiento especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU es todo un hito, como reconoce a Climática el propio Grupo de Trabajo: «Las empresas petroleras y gasísticas han sido objeto de avisos en el pasado, pero ésta es la primera vez que se envía una comunicación a una empresa petrolera y gasística en relación con el cambio climático y los derechos humanos«.
Si bien los escritos dirigidos a la compañía fósil, sus financiadores y los gobiernos no son una sentencia ni una orden judicial que obligue a cambiar su forma de actuar, sí es una herramienta muy valiosa para usar en un litigio climático, donde sí se pueden frenar actividades contrarias a la acción climática o incluso impugnar una ley. Además, estas communications (así llaman a estas advertencias en la ONU) también son relevantes para la próxima directiva europea sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad.
Saudi Aramco, la mayor empresa fósil del planeta
El detonante del caso contra Saudi Aramco fue una denuncia presentada en 2021 por la organización de derecho ambiental ClientEarth ante los expertos de la ONU. En ella acusaban a la petrolera de «la mayor violación del derecho internacional en materia de derechos humanos relacionada con el clima por parte de una empresa». Aun así, desde la ONG reconocen que la ONU también puede «haber recibido más información de otras partes» y no solo la suya.
Saudi Aramco es una empresa estatal cuyas acciones pertenecen en un 98,5% al Gobierno del Reino de Arabia Saudí. En 2022, tuvo unas ganancias de 161.000 millones de dólares, un 46,5% más que en 2021. En 2019, un análisis realizado por Richard Heede, del Instituto de Responsabilidad Climática de Estados Unidos, concluía que Saudi Aramco es la empresa que más ha contribuido al calentamiento del planeta. Desde 1965, sólo esta compañía ha producido el 4,38% del total de emisiones mundiales.
Según la base de datos GOGEL, la compañía dirigida por Amin H. Nasser es la que cuenta mayor cantidad de recursos fósiles en desarrollo del planeta: dispone de recursos equivalentes a 19.961 millones de barriles de petróleo, todos repartidos entre Arabia Saudí y Kuwait. Asimismo, acorde a los informes independientes de SP Global y Evercore ISI, sus planes pasan por aumentar la producción de petróleo en 13 millones de barriles más al día antes de 2027.
El Grupo de Trabajo de la ONU es consciente de todas estas evidencias. «En lugar de alinear su estrategia empresarial con los objetivos del Acuerdo de París y reducir la producción de combustibles fósiles y sus emisiones al ritmo necesario para alcanzar el objetivo de mitigación climática de 1,5 °C, la estrategia empresarial de Saudi Aramco consiste actualmente en aumentar su producción de combustibles fósiles, con las consiguientes repercusiones negativas reales y potenciales sobre los derechos humanos», reconocen a Climática.
Ni Saudi Aramco ni Arabia Saudí dan la cara
Con el objetivo de esclarecer todas las acusaciones que pesan sobre Aramco, los especialistas de Naciones Unidas les plantearon diez cuestiones que a día de hoy siguen sin respuesta. Entre ellas, se pedía las evaluaciones de impacto ambiental de sus proyectos, las medidas adoptadas para garantizar la legislación medioambiental internacional y las normas de derechos humanos, una explicación de la forma que emplean para medir sus emisiones de gases de efecto invernadero, o las acciones llevadas a cabo para combatir la desinformación y los bulos.
En cuanto al resto de actores interpelados, hasta el momento de la publicación de este artículo sólo han respondido a sus respectivas cartas los bancos HSBC, Société Générale, Crédit Agricole y BNP Paribas (éste lo hizo el 22 de septiembre); el fondo de inversión EIG Partners; y los gobiernos de Francia y Japón. No han dado respuesta alguna por ahora ni Arabia Saudí, ni Estados Unidos, ni Reino Unido, ni tampoco las entidades financieras JP Morgan, Goldman Sachs y Citigroup, entre otras. Desde Climática nos hemos puesto en contacto con Saudi Aramco, sin recibir respuesta.
La carta (y por ende, la investigación) de Naciones Unidas está liderada por Pichamon Yeophantong, presidente-relator del Grupo de Trabajo de derechos humanos y empresas transnacionales (compuesto por cinco miembros), y se han sumado Ian Fry, relator especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático; David R. Boyd, relator especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible; Marcos A. Orellana, relator especial sobre las consecuencias para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambientalmente racionales de las sustancias y desechos peligrosos; y Pedro Arrojo-Agudo, relator especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/expertos-onu-investigan-saudi-aramco/ - Foto: Aramco.

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