Argentina: Con el corazón en la tierra y la soberanía alimentaria en la cabeza
En Villa Mercedes, San Luis, dos jóvenes iniciaron el camino de la permacultura con la producción de abono y plantines hasta que consiguieron la cesión de tierras improductivas. Con métodos agroecológicos, sanaron el suelo para producir alimentos que comercializan en la ciudad y abastecen a una clínica local. Corazón de Tierra, una experiencia para replicar y "tomar las riendas de nuestra alimentación".
Por Maico Martini para Ecopress
Cintia Agüero y Lautaro Campi encontraron en la agroecología un estilo de vida que enriquece sus corazones de tierra y que les permite sostenerse. Cintia recuerda que ingresó en la universidad a la carrera de Geología para ver si allí encontraba una vocación, pero se desilusionó: “no me gustó como hablaban de la Naturaleza”. Lautaro tuvo una experiencia similar, ingresó a la carrera de Agronomía y notó que en las clases le enseñaban a producir bajo los métodos de la agroindustria, dejando de lado otros conocimientos e ignorando la perspectiva ambiental.
Convencidos de que el tiempo vale oro decidieron optar por el camino autodidacta. La joven cuenta que cuando escuchó la palabra “permacultura” se le abrió una puerta hacia un mundo que tenía que ver con lo que creía y buscaba. “Un mundo relacionado con la sustentabilidad y lo ambientalmente amigable”, destaca y fue cuando empezó estudiar esa filosofía de manera autodidacta. Lautaro viene de una familia de productores campesinos, su abuelo era un trabajador de la tierra y le transmitió la vocación, por lo que no necesitaba un título para cultivar, su familia le había enseñado todo lo necesario. Motivos suficientes para lanzarse a aprender empíricamente.
Estas experiencias y aspiraciones compartidas dieron lugar al amor, mutuo y por la tierra, y fruto de ese sentimiento surgió Corazón de Tierra, un proyecto agroecológico que levanta la bandera de la soberanía alimentaria. La pareja empezó produciendo plantines y abono natural en el patio de una casa que alquilaban. También brindaban asesoramiento sobre el cuidado y producción en huertas.
Cuando se les venció el alquiler, se mudaron a una vivienda con poco espacio para plantar, pero no abandonaron sus sueños, le buscaron la vuelta y convirtieron el techo en su jardín. Pero, conscientes de que hay muchos lugares con tierra para trabajar, siguieron buscando un espacio acorde para desarrollar su actividad. Para ello contaron con la colaboración de un trabajador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En marzo del año pasado, la Fundación Aconcagua les cedió un terreno de 1,5 hectáreas en Villa Mercedes.
Corazón de Tierra y “cultivo natural”
El lugar es un vergel, donde, entre una extensa lista de cultivos, se cuentan maíz, zapallo, quínoa, batata, tomates, cereales y aromáticas. “Nosotros somos aprendices del microbiólogo japonés Masanobu Fukuoka, quien desarrolló la técnica de ‘cultivo natural’ y propone una mínima intervención de la tierra. Los principios básicos de Fukuoka son: no arar, no fertilizar, no podar y no escardar”, explica Cintia.
“Evitamos arar porque es una práctica común en la agricultura que daña la estructura del suelo, la materia fértil y los microorganismos necesarios para el desarrollo de las plantas. En Corazón de Tierra vamos por otro camino”, subraya. En este método la producción hace hincapié en los cultivos compatibles, es decir diferentes plantas que se benefician las unas a las otras en su desarrollo, y no ven como un problema la presencia de insectos o las ,mal llamadas, “malezas”.
Lautaro explica que no utilizan ningún tipo de agroquímico ni maquinaria pesada, “cuando cultivamos cortamos el pasto seguido hasta que el cultivo toma fuerza y se arraiga, luego conviven las plantas silvestres y, de vez en cuando, intervenimos para mantener cierto equilibrio”. En otras palabras, en lugar de utilizar herbicidas como se hace convencionalmente, cortan las plantas manualmente o con una cortadora de césped.
Cuando comenzaron a trabajar en este predio, el terreno estaba deteriorado y erosionado, había secuelas de quemas intencionales y la estructura del suelo estaba muy débil. Ahora es un oasis lleno de vida. “Plantamos cultivos de invierno y dejamos que las demás plantas crezcan libremente, la naturaleza es sabia y tiene la capacidad de auto-repararse, así que en el proceso inicial dejamos que se exprese libremente”, explica Cintia sobre el primer paso que dieron para recuperar la sanidad del suelo.
Multiplicar las huertas para "tomar las riendas de nuestra alimentación"
Ahora, con el suelo remediado, producen alimentos sanos y los venden a un precio accesible para que la “comida real” llegue a las familias mercedinas. Además, parte de lo producido se destina a la Clínica Aconcagua, centro de salud de la Fundación Aconcagua, que les cedió el terreno. “Es un honor que el alimento orgánico producido con cariño llegue a los pacientes del hospital y contribuya a la salud de las personas que están en un proceso de sanación”, reflexiona Cintia.
Al ser consultada sobre la problemática del hambre, considera que “es viable abastecer la demanda de alimentos con esta técnica, el mismo Fukuoka lo demostró de diferentes maneras —sostiene—. Igualmente, el asunto de la crisis del hambre no tiene que ver con la falta de alimentos, porque hoy en día una tercera parte de la comida producida termina en la basura. Entonces, no es que falta comida, sino que está mal distribuida.”
Desde Corazón de Tierra proponen ampliar su experiencia y “tomar las riendas de nuestra alimentación”. “No podemos pretender que el Estado o el mercado se encarguen de eso, ya han demostrado que no les interesa nuestra salud ni la del ambiente, podemos verlo con los ultraprocesados o con el uso excesivo de agroquímicos”, convoca Cintia y, en paralelo, marca: “Debemos luchar para que el Estado cuide a la comunidad y que el mercado no avasalle la tierra”.
“Para algunos el progreso significa avasallar a la naturaleza. Hace 500 años que en nuestro territorio estamos con este modelo depredador, nunca paró y continua. Por eso, no me sorprenden las novedades en materia de política ambiental, creo que es un reflejo de cómo estamos como comunidad”, opina la joven e insiste: “Hagan huerta, si no tienen lugar busquen el espacio en lugares comunitarios o directamente en macetas, así pueden obtener muchos alimentos reales y saludables”.
“Cuando nosotros vendemos plantines de hortalizas no lo hacemos solo por un sustento económico, sino para ayudar a que la gente tenga huertas en sus casas y así tengan acceso directo a la comida real”, explica con el corazón en la tierra.
Nota original: https://ecopresssl.com/2024/01/21/corazon-de-tierra-cultivando-alimentos-en-armonia-con-la-vida-y-con-minima-intervencion/
Edición: Nahuel Lag (Tierra Viva) - Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/con-el-corazon-en-la-tierra-y-la-soberania-alimentaria-en-la-cabeza/ Fotos: Foto: Corazón de Tierra