Barcelona al desnudo
Civismo y derecho a la libre expresión. Con estos principios en mente, el Ayuntamiento (municipalidad) de Barcelona apoyó la publicación de un folleto que recuerda que en Cataluña, en el noreste de España, no hay nada que prohíba andar desnudo por la calle.
Una mirada diferente: desnudos en la ciudad condal. Foto de Maite Cruz, El Periódico de Cataluña.
Pero la edición de 2.000 ejemplares con el título "Expresarse en desnudez, el derecho individual a la indumentaria libre", mezcló una primicia mundial con una ola de reacciones que amenaza con que los mentados trípticos nunca lleguen a tener ávidos lectores.
Todo comenzó cuando la Coordinadora de Derechos Civiles de la ciudad condal, dirigida por la concejal Pilar Vallujera, otorgó una subvención de 600 euros a dos entidades nudistas, Addan y Aleteia, para la referida edición.
La publicación, que se abre con una portada que muestra a dos mujeres desnudas ante la escalinata de las fuentes de Montjuïc, recuerda el "compromiso de Barcelona con el civismo y la educación" y el afán de su gobierno en reconocer, fortalecer y difundir "todas aquellas iniciativas que puedan mejorar el ejercicio de los derechos civiles, pero también de la convivencia".
Y el derecho al nudismo es uno de ellos, por lo que, sigue el folleto, el ayuntamiento se muestra proclive a "respetar el derecho de la ciudadanía al nudismo y a vivir con la indumentaria que libremente se quiera utilizar, o a cualquier grado de desnudez, si ésta es su voluntad o necesidad".
Las leyes de España prohíben expresamente exhibirse de forma obscena o por la fuerza ante menores de edad, pero no contemplan ninguna sanción a la desnudez pública como tal.
Y en Cataluña, en particular, el Parlamento Catalán expresó oportunamente en dos resoluciones "la necesidad de que las administraciones competentes adopten las iniciativas y medidas necesarias para suprimir los obstáculos que impiden el ejercicio de la desnudez".
Prohibir y promover
Pero una cosa es no prohibir, y otra muy diferente es promover, y en ese punto se centra la polémica.
Al publicar la noticia el lunes 30, El Periódico de Barcelona calificaba a la iniciativa de recordar a la ciudadanía sus derechos con respecto al nudismo de "pionera a escala mundial" y adelantaba que sus promotores querían extenderla por el resto de la autonomía catalana.
De inmediato, el blanco de las preguntas de los periodistas fue el alcalde de Barcelona, Joan Clos, que se apresuró a aclarar que "el ayuntamiento no promueve que la gente vaya desnuda por la calle".
Más tarde, su portavoz, Ferrán Mascarell, reiteró ese concepto en un comunicado, al tiempo de ratificar el respeto del gobierno barcelonés por los derechos de los defensores del nudismo.
También comentó que la idea de editar el polémico folleto es parte de la difusión de iniciativas ciudadanas.
"El ayuntamiento no promueve ni tiene previsto promover que los ciudadanos practiquen el nudismo; sí respeta los derechos de sus defensores, pero sería una insensatez pretender imponer este criterio de convivencia al conjunto de los ciudadanos", aclaró Mascarell.
"Las prácticas nudistas están reglamentadas, como por ejemplo en las playas, y siempre son la consecuencia de un pacto entre la ciudadanía. No acostumbran a ser una propuesta de los gobiernos (...) Es la consecuencia de un proceso social pactado", agregó el portavoz.
Por su parte, la concejal de Derechos Civiles, Pilar Vallujera -responsable directa de la subvención- aclaró en el mismo comunicado que "Barcelona impulsa el respeto y el diálogo para convertirse en un modelo de convivencia. Barcelona reconoce, fortalece y difunde todas aquellas iniciativas ciudadanas que puedan mejorar el ejercicio de los derechos, pero también la convivencia ciudadana".
La tormenta política sigue dando qué hablar, con representantes de varios sectores políticos aportando su punto de vista.
Urbi et orbi
El escándalo cayó como un balde de agua fría a las organizaciones promotoras de la idea, que en julio pasado realizaron una marcha en bicicleta, desnudos, por sus derechos.
En la información original de El Periódico, Jacint Ribas, presidente de Addan, había señalado en referencia al folleto que "no sólo es un tríptico informativo para la ciudadanía en general. También ha de servir para que los cuerpos policiales tengan constancia de ello y defiendan la expresión de la desnudez en las calles, las playas, las instalaciones y los transportes públicos, o en locales privados".
Incluso, junto a su colega de Aleteia, Just Roca, pensaban en una edición de los trípticos en francés e inglés, pensada para los turistas.
Ahora temen que tanta controversia pública termine por dejar los folletos en algún cajón olvidado.
BBC