El uso disparado de electricidad de los nuevos dispositivos electrónicos pone en peligro los esfuerzos contra el cambio climático





Pedro Prieto
crisisenergetica.org



Tomamos esta noticia de nuestra web hermana Canarias ante la Crisis energética, sobre un artículo publicado el 14 de mayo de 2009 por Jean-Marie Macabrey en el diario estadounidense The New York Times, titulado El uso disparado de electricidad de los nuevos dispositivos electrónicos pone en peligro los esfuerzos contra el cambio climático, que por su interés público, reproducimos aquí traducido y comentado en parte, como siempre en cursiva.
Bruselas. Los esfuerzos mundiales de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para aumentar la seguridad energética, se encuentran en peligro si no se hace nada para analizar la energía que engullen tanto las tecnologías de la información como las de la comunicación y los dispositivos de consumo electrónicos.  
La advertencia llega de la mano de un informe publicado ayer por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El estudio advierte de que el uso de los ordenadores (computadores) y la electrónica de consumo no sólo se duplicará en 2022, sino que se triplicará en 2030.  
El director ejecutivo de la AIE, Nobuo Tanaka dijo en una conferencia de prensa en la que presentó el informe que el aumento suponía el equivalente a todo el consumo de electricidad residencial de los EE. UU. y de Japón juntos.


“A los hogares les costará alrededor de 200.000 millones de dólares en facturas eléctricas y exigirá añadir aproximadamente 280 Gigavatios (GW) en nueva capacidad de generación entre ahora y el 2030”, añadió. El informe se denomina “Artilugios y Gigavatios: políticas para una electrónica energéticamente eficiente”
Puesto en perspectiva, este nuevo consumo (excluyendo el ya considerable consumo actual de los equipos electrónicos existentes) es la energía que generará un tercio de todos los aerogeneradores que la misma AIE cree que habrá instalados en todo el mundo en 2030. Si se tiene en cuenta que desde, por ejemplo, los años 70 del siglo pasado, en que los dispositivos electrónicos empezaron con los transistores a desarrollarse, puede haber un consumo de este tipo de dispositivos de otro tanto como el que se espera se desarrolle en los próximos 20 años, viene a resultar que dos tercios de todo el poder eólico con que sueña la AIE se lo comen unos chismes pequeñitos que son perfectamente prescindibles. Casi se podría parafrasear a Groucho Marx: "Partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria."
 La AIE dice que una solución para los gobiernos sería “poner urgentemente en marcha políticas que hagan los dispositivos electrónicos, tales como las televisiones, los portátiles y los móviles (celulares) más eficientes energéticamente”. La agencia con base en París es una entidad autónoma que se creó en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y tiene el mandato de poner a punto un programa energético internacional.
De nuevo, la AIE, una vez más, aboga por no tocar el sistema, que al parecer va muy bien y en vez de proponer un serio cambio de paradigma y de forma de pensar y de consumir compulsivamente, aboga por más tecnología todavía para superar el problema que ha creado la avalancha tecnológica. También para citar a Groucho, esta vez con su famosa frase de “¡Más madera, es la guerra! –por la eficiencia, se entiende).
La publicación de la AIE hace una valoración global para cambiar los patrones de consumo de la electricidad residencial en la última década y revisa el alcance de la efectividad de las políticas gubernamentales a la hora de hacer aparatos más eficientes energéticamente. Señala nuevas oportunidades para crear hogares más inteligentes y eficientes energéticamente.
Mil millones de PCs y dos mil millones de televisores en uso.
El estudio pone al descubierto que el número de personas que utiliza ordenadores personales superará los mil millones en los próximos siete meses y hacer ver que hay cerca de dos mil millones de televisores en uso en todo el mundo, lo que resulta un promedio de 1,3 aparatos por hogar con acceso a la electricidad. La Agencia también prevé que el mundo contará con 3.500 millones de móviles (celulares) para el 2010.
Los investigadores observan que, aunque ninguno de los dispositivos electrónicos incluidos en su estudio (excepto los televisores) consume realmente grandes cantidades de energía por sí solo, han llegado a ser tan comunes en los hogares que, en conjunto, ahora representan una cantidad apreciable del consumo de energía en los hogares.
“De hecho, si se compara la electricidad utilizada por los aparatos electrónicos más comunes con los electrodomésticos tradicionales de mayor tamaño, se descubre que los dispositivos electrónicos utilizan más energía, no en todos los hogares, pero sí en muchos de los de los países de la OCDE”, señala el informe, que añade: “Esto no sólo resulta sorprendente, sino que es la principal razón por la que el consumo eléctrico residencial está aumentando en la mayoría de los países” Los autores descubrieron que el consumo de electricidad de los dispositivos eléctricos y electrónicos se ha disparado más rápidamente que cualquier otro tipo de dispositivo en los últimos cinco años, tanto en los países OCDE como en los otros. Sitúan a los ordenadores (computadores), periféricos y a la electrónica de consumo como los responsables el 15 por ciento del total del consumo residencial, un porcentaje similar al de otros aparatos de mayor envergadura, como los calentadores eléctricos de agua o los refrigeradores. Sin embargo, añaden, el crecimiento ha sido más rápido en aproximadamente un 7 por ciento anual desde 1990.
Nada menos que el 15% del consumo residencial planetario actual debido a chismes que prácticamente no existían hace apenas cuatro décadas, cuando todo el consumo eléctrico mundial se acercaba más a ese 15% que al total que hoy se consume.
Otros equipos definidos por el estudio de la AIE, además de los televisores, ordenadores de sobremesa y portátiles, son los lectores y grabadores de DVD, los modems, impresoras, consolas, teléfonos inalámbricos , contestadores automáticos, videojuegos, equipos de audio, relojes, cargadores de baterías, móviles (celulares) y juegos de niños.
Se han olvidado las cámaras fotográficas y las cámaras de video y los telemandos a pilas, además de mil cacharritos más, como los cepillos de dientes eléctricos y tantas y tantas cosas útiles de las que nuestra sociedad al parecer no puede desprenderse. Debe ser por eso, por lo que la AIE, en vez de sugerir a los gobiernos que aprieten a sus empresas para que no produzcan chorradas, lo que sugiere es que signa produciendo chorradas a tope, pero eso si, muy eficientes. Hay que ver lo que es el Mercado, con mayúsculas.
Más consumo que los calentadores de agua y los refrigeradores para 2020.
Según la AIE, incluso con las mejoras previstas en eficiencia energética, el consumo de la electrónica en el sector residencial está previsto que aumente en un 250 por ciento para el 2030. “El porcentaje de consumo eléctrico de estos dispositivos aumenta de tal forma que supondrá probablemente el mayor consumo de los usuarios finales en muchos países antes de 2020, a menos que se adopten medidas efectivas”.
Las previsiones sugieren que el consumo residencial total de energía eléctrica aumentará más que muchas previsiones anteriores y por tanto, representa un serio reto para todos los gobiernos que tienen el objetivo político de aumentar la seguridad energética y el desarrollo económico y para mitigar el cambio climático”, dice el informe.
El consumo eléctrico residencial ha aumentado en todas las regiones del planeta a un promedio del 3,4 por ciento anual desde 1990. En las industrializadas naciones europeas, creció un 1,9 por ciento anual entre 1990 y 2006. Un cuarto de este crecimiento provino de aumentos de la población; el consumo de electricidad per capita creció un 1,4 por ciento en el mismo periodo. Según la AIE, se dan todas las papeletas para que la nueva ola de desarrollo tecnológico exija aún más energía.
Pues nada, a seguir desarrollando, que es lo nuestro. Venga el I+D+i ( y si hace falta, + o+t+a); que no pare la rueda.
Los autores del estudio dicen que abundan las oportunidades para poder ahorrar. Según el informe, el consumo de información de las tecnologías residenciales de las comunicaciones y la información y los dispositivos electrónicos podrían reducirse a más de la mitad eligiendo la mejor tecnología disponible, así como determinados procesos que están actualmente disponibles.
Pues si, debe haber muchas oportunidades para ahorrar. El consumo por estos dispositivos se multiplica por tres y si reducimos el consumo unitario a la mitad, pues ya sólo consumiremos 1,5 veces más que hoy en 2030. Esto sí que es eficiencia, la verdad sea dicha.
“Muchos dispositivos móviles ya son mucho más eficientes en su uso que otros que funcionan conectados a la red”, explicó Tanaka. “Debido a que la duración máxima de una batería es un argumento para una mejor venta, los fabricantes hacen especial énfasis en diseñar productos que requieren muy poca energía. Este ejemplo nos muestra lo que se puede lograr. Cuando no existen estos alicientes comerciales, los gobiernos deben dar pasos para asegurar que aprovechan cualquier posible mejora de la eficiencia”.
El pobre Tanaka parece que no se ha dado cuenta todavía que el mejor dispositivo es el que no utiliza pilas o baterías que a los pocos meses hay que tirar (eso es mucha energía perdida) y confunde la eficiencia energética con las témporas. Ahora va a resultar que los alicientes comerciales que han conducido a esta locura de consumo energético disparado que ha dado pie al título del artículo, son los que van a ayudar a mejorar la eficiencia energética. Ver para creer.
La AIE cree que , aunque algunos de estos ahorros se puede alcanzar mediante mejores equipos y componentes, las oportunidades de mejora más importantes pueden venir del hardware y del software operando juntos de forma más eficiente, para asegurar que la energía “se utiliza cuándo y en la medida que se necesita”.

Es muy interesante observar que este artículo ha ofrecido multitud de datos interesantes (más o menos ciertos, porque se trata de una predicción) y que el autor y el comentarista no han tenido necesidad de utilizar ninguna referencia monetaria. Apenas hay una del autor al coste dinerario de las facturas eléctricas de esta aberración, y podía haberse obviado perfectamente.

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