Los costes de los daños de Fukushima (I)





Mikel Arizaleta
Rebelión-España



Dejando aparte los costes humanos que, sin duda, para bolsas, bancos y aseguradoras es lo de menos, los costes de la catástrofe nipona son difíciles de medir en términos económicos.
Decía El País del 17 de marzo del 2010: El mayor banco de inversión del mundo, Goldman Sachs, los cifró ayer en unos 142.000 millones de euros. Y sin embargo no modificó sus previsiones para este año: la entidad estima que no habrá impacto sobre el PIB siempre y cuando los cortes en el suministro de energía no se prolonguen más allá de finales de abril. Otras casas de análisis aseguran que habrá un recorte del PIB de entre medio punto y un punto. Y sin embargo ese impacto limitado no esconde efectos muy diferentes en sectores clave de la economía nipona.
Las multinacionales de la energía predican y divulgan que la energía nuclear es segura. Las aseguradoras piensan lo contrario: nadie quiere responder de los daños por radiación nuclear. ¿Pero quién sale garante de los daños causados por la central Fukushima-1ahora en Japón?
Y se preguntan los alemanes: ¿Y qué pasaría si esto ocurriera en Alemania? Hablamos de cantidades ingentes.
Son varias las reflexiones, que nos envía el Süddeutsche Zeitung desde Alemania.
Japón: Un país en ruinas. Muchos lugares del norte del Japón, que ayer fueron centros de vida y actividad, hoy son barro, chatarra y nada. El fortísimo seísmo ha destruido casas, puentes, conducciones eléctricas…, han ardido refinerías y ha parado la producción durante tiempo. Un inmenso terremoto y un seísmo devastador en imágenes.
Y si eso ya no fuera bastante, amenaza un grandísimo cataclismo nuclear: la central Fukushima-1, de apocalipsis denomina alguien.
El balance es dramático. Se teme que sobrepasen con mucho los 10.000 muertos, que asciendan a miles los desaparecidos, a cientos de miles los que se han quedado sin vivienda, grandes las zonas devastadas... Aseguradoras y reaseguradoras no aciertan a precisar los daños. El levantar de nuevo va a costar miles de millones en los próximos meses y años.
A la vista de la gravedad de la catástrofe natural y de la situación, que continúa empeorando, es todavía “muy pronto” para valorar los daños causados a las empresas y a la economía nipona, dijo un portavoz de seguros. “Los efectos serán cuantiosos”, sostiene Carsten Zielke, analista de seguros de la “Société Générale”.
Sólo en edificios el terremoto podría haber causado daños asegurados en 35.000 millones de dólares-US (25.000 millones de euros), según valoración de los expertos de la empresa de análisis de riesgos AIR Worldwide. A ello hay que añadir las consecuencias del tsunami: daños en carreteras, paros de producción... El Credit Suisse teme unos daños económicos de hasta 130.000 millones de euros.
“La gran mayoría de la cobertura de indemnizaciones a particulares por daños causados por terremotos corresponde a aseguradoras de Japón”. De las viviendas responde, en su mayor parte, un consorcio empresarial compuesto por aseguradoras japonesas y el Estado, consorcio que no recurre ni se apoya en reaseguradoras extranjeras. Según Moody, primeras aseguradoras importantes a nivel mundial como la alemana Allianz y la suiza Zurich se van a ver muy poco afectadas por esta catástrofe. En los seguros de daños y accidentes son tres multinacionales japonesas las que copan el 90% de su mercado. Las aseguradoras europeas responden tan solo de una pequeña cuota de aquel mercado.
Probablemente el 80% de los daños asegurados va a tratarse de daños materiales. El seguro privado de accidentes va a tener que responder en escasas ocasiones. Japón posee gran cobertura aseguradora; la tierra tiembla con frecuencia en Japón y por eso los japoneses se han asegurado fuertemente contra posibles daños. “La calidad de obra es muy buena”, dice Sibylle Steimen, sismóloga de la reaseguradora Allianz. Las normas son tales que las casas deben seguir en pie tras un terremoto. Sobre todo las torres derrochan energía reaccionando elásticamente y tambaleándose. “Los edificios importantes están construidos para resistir terremotos muy fuertes”. A pesar de todo, la destrucción ha sido enorme.
Pero en el asunto “centrales nucleares” el tema es muy otro: “En Japón en el seguro de instalaciones nucleares se excluyen los daños causados por terremotos, tsunamis y quemas provocadas por terremotos”, aclara la reaseguradora Swiss Re. Y esto vale tanto para daños en instalaciones como también ante responsabilidades frente a daños humanos. Por otra parte tampoco el seguro de casa cubre los daños causados por radiación atómica. Las consecuencias de accidentes atómicos se consideran en el ramo como difícilmente asegurable. Los daños son difícilmente calculables y las primas para un tal seguro serían enormemente altas y costosas. El mercado no acepta, no hay seguro.
La reaseguradora Munich Re espera que los “accidentes graves de las centrales nucleares niponas afecten poco a la economía de la aseguradora privada”. En Japón, aclaran los expertos, es sobre todo el Estado el competente ante los daños causados por los reactores y ante los daños de responsabilidad civil del entorno. Para la cobertura supletoria los explotadores de centrales nucleares habrían creado consorcios. Pero de cualquier modo se excluirían prestaciones por daños causados por terremotos.
Según El Finantial Times Deutschland, Tepco -explotador nipón de centrales nucleares- no ha contratado desde septiembre seguro alguno para daños materiales causados por sus centrales nucleares, sólo ha contratado para daños en sus instalaciones. El periódico se remite para ello a datos de los círculos de empresas reaseguradoras. Según los datos la gran parte de los daños recaerían o corresponderían a las empresas afectadas y al Estado japonés.
También en Japón, durante años, los sondeos de la opinión pública han mostrado que numerosos japoneses se oponen a la energía nuclear. Un sondeo de Asahi Shinbun de 1999 mostró que un 45% de los japoneses se opone a la energía nuclear y sólo un 32% la apoya. En 1996, la mitad del electorado de la Prefectura Mie firmó una posición que se opone a la construcción de una planta nuclear. Pero como señaló un estudio de la opinión pública y de la energía nuclear en Japón publicado por la Universidad Rice en el año 2000, una minoría argumentó que la energía nuclear era la clave para la independencia energética de Japón. “Esos puntos de vista permitieron que los responsables descartaran las protestas como avidez de intereses económicos egoístas a corto plazo. Utilizaron efectivamente recompensas financieras y compensaciones para calmar el descontento. Se prestó poca atención a la legitimidad de las preocupaciones del público relativas a la seguridad.”
También a ellos, como aquí, les dijeron: No hay peligro
¿Y en el estado español, quién y en qué medida responden los dueños de las centrales nucleares de los daños causados en caso de accidente? ¿Cuál es la cobertura que poseemos? ¿Qué les exige el gobierno? ¿Es rentable la energía nuclear porque nunca responde de sus posibles daños?
“Hablamos de Garoña, la central nuclear, trabajamos con esmero, ¿y me la piensas cerrar?...
“Garoña es segura, no se tiene que cerrar, si se hace es locura, vaya ¡qué barbaridad!” , así reza el estribillo del rap que han creado los trabajadores de Garoña para protestar por su cierre, previsto por el Gobierno para el 2013.
 
¡Como si el puesto de trabajo fuera un ancha es Castilla!

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