«Ella está en todos»: un collage de odas a la naturaleza
«Ella está en todos. Cantos a la naturaleza» (2024) es un libro publicado por Editorial Alquimia que reúne prosas y poemas de autores de diversas épocas y procedencias. Cada página es una invitación a conectarnos con la Tierra y la biodiversidad que nos rodea. Árboles, flores, ríos, pájaros, montañas son retratados en estos extractos. El libro es una pequeña muestra de cómo diversas expresiones literarias han tratado la naturaleza, a veces furiosa e implacable, a veces exuberante y majestuosa, pero siempre omnipresente en el imaginario de todas y todos.
Texto por Constanza López Cabello
“la Naturaleza es lo que reconocemos,
aunque nos falte la manera de expresar”.
“Naturaleza es lo que vemos”, Emily Dickinson.
El compilado de extractos que componen Ella está en todos acoge textos que van desde el siglo X hasta mediados del siglo XX. Así, el libro recorre desde la obra de Sei Shonagon, escritora japonesa que vivió a finales del 900, hasta la de Luis Oyarzún, escritor y poeta chileno reconocido por su ensayo Defensa a la Tierra publicado póstumamente en 1973.
Poesía y prosa se mezclan para formar parte de este collage textual que expone la pluma de poetas y escritores como Alfonsina Storni, Emily Dickinson, Gabriela Mistral, Pedro Prado, entre muchos otros. Entre las páginas se asoman también otros géneros literarios: extractos de diarios y epístolas que alaban las estaciones del año, la reconfortante sensación de estar en la naturaleza y lo sagrado de la Tierra. El romanticismo alemán, con su oda a lo natural, no puede quedar fuera, así podemos leer un pequeño texto de Johann Wolfgang Goethe, pero también de Ralph Waldo Emerson quien, aunque estadounidense, se verá fuertemente influido por este movimiento.
Poetas, filósofos, literatos, científicos, ensayistas, políticos, románticos, ambientalistas, naturalistas, feministas, hombres y mujeres, parece no faltar nadie en estos cantos, ni siquiera la voz de los pueblos originarios representados por el Lonco Pascual Coña (1840-1927), oriundo de Rauquenhue –hoy, Piedra Alta, en las cercanías del Lago Budi, región de la Araucanía–, y un representante anónimo de los indígenas Swaminsh, territorio que hoy contempla el estado de Washington en EEUU. Ambos relatos destacan la importancia de la naturaleza para los pueblos a los que pertenecen. Por su parte, el Lonco ofrece una caracterización de los conocimientos de los antiguos mapuche sobre su tierra, y las diferencias de estos saberes con los de los chilenos. El segundo texto es parte de una carta que realizó el jefe Swaminsh en respuesta al presidente de EEUU, Franklin Pierce, quien en 1854 hizo una oferta de compra de terreno a la comunidad indígena del lugar.
Esta carta del líder Swaminsh se hizo muy popular en la década de los setenta. Se convirtió, entonces, en una suerte de manifiesto del movimiento ecologista. Este documento deja ver no solo la sabiduría en torno a la biodiversidad con la que estos indígenas habitaban, si no también su gran destreza oratoria. En este bello manifiesto la Tierra es vista de forma sagrada, al mismo tiempo que revela un mensaje de alerta de las consecuencias inexorables de la actitud occidental frente a la naturaleza. Pero más importante aún, se trata de un discurso que considera una fuerte conexión del humano con su entorno natural. En palabras del líder indígena: “Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros”. Algo que sin duda las culturas occidentalizadas han olvidado.
Este sentido de pertenencia a la naturaleza, otros autores y autoras lo han intentado buscar en esos elementos identitarios presentes en los diversos territorios de los que forman parte. Tanto el texto de Gabriela Mistral llamado “Recado sobre la alameda chilena” o el de Pedro Prado titulado “Las Pataguas” resaltan a los árboles –álamo y pagua respectivamente– cómo un símbolo de identidad nacional. Prado lo expresa así: “Yo que conozco mi patria como el hortelano los rincones de su heredad, he buscado en ella algún símbolo hermoso para ofrecerlo a los que forman el alegre corro de la juventud americana” (39).
Como se ha visto, el libro nos presenta una rica variedad de voces que nos invitan a detenernos y explorar el mundo natural a veces con la curiosidad de la infancia, otras con el asombro de los antiguos exploradores y cronistas que recorrieron grandes extensiones de mar y tierra en búsqueda de objetos maravillosos con lo que completar sus gabinetes. Esa diversidad de perspectivas sobre las formas que la naturaleza brinda, subraya la importancia de recordar que, al igual que otras especies, somos una parte integral de este vasto y hermoso planeta.
La selección de este compilado es realmente buena. Sin embargo, a ratos, este collage parece perder el hilo. Pienso que quizás con un prólogo o epílogo que ofreciera un contexto, más allá del tema –la naturaleza–, podría haber enriquecido mucho más la lectura. Me quedan dudas respecto a la elección ¿Por qué se eligió a estos escritores y no otros?, ¿cual es el orden de estos escritos? o ¿por qué el desorden?, ¿por qué esa selección de imágenes? A ratos parece que todas las elecciones fueron realizadas de forma aleatoria. De todas formas, me parece que es un compilado muy inspirador y una muestra de cómo la industria editorial se está involucrando cada día más en la construcción de una conciencia ambiental hoy más que nunca necesaria.
Ficha técnica: Editorial: Alquimia, Colección Inventario de Especies ( @alquimiaediciones )
Diseño: Nicolás Sagredo (@grafica.infinita) - Selección y edición: Felipe Reyes Flores y Guido Arroyo González.
Autores y autoras: Sei Shonagon, Johann Wolfgang Goethe, John Ruskin, Ralph Waldo Emerson, Mary Austin, Susan Fenimore Cooper, Emily Dickinson, Gabriela Mistral, Edna St. Vincent Millay, Katherine, Mansfield, Marina Tsvietáieva, Alfonsina Storni, Pedro Prado, Roberto Arlt, Luis Oyarzún.
Imagen de portada: ©Martin Gerlach’s Decorative Groupings (1897) - Fuente: Revista Endémico - https://endemico.org/ella-esta-en-todos-un-collage-de-odas-a-la-naturaleza/