Las 3000 familias ultra ricas se quedan con todo

Temas como "la crisis climática o los niveles persistentes de pobreza y desigualdad están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas”: Oxfam aseguró que, en 1987, el patrimonio de los mil millonarios equivalía al 3% del PBI. Hoy, ya se llevan el 13%.

Por Leandro Renou

La desigualdad es un drama global que pone a penar a millones de personas mientras las ganancias siguen concentradas en muy pocas manos. Esta semana, en los días previos a que se conociera en Argentina el indicador de pobreza más duro en más de 20 años, la ONG Oxfam, que aborda estas cuestiones, publicó un trabajo en el que muestra que la fortuna de los hogares más ricos (unos 3000) ya equivale al 13 por ciento del PBI mundial. El dato es impactante: en 1987, ese porcentaje de los ricos se llevaba el equivalente al 3 por ciento de la economía global. En pocas palabras, se amplía la brecha entre ricos y pobres y el 1 por ciento más rico tiene más riqueza que el 95 por ciento de la población en su conjunto.
En el trabajo intitulado "Multilateralismo en una era de oligarquía global: cómo la desigualdad socava la cooperación internacional", OXFAM precisa, además, que los países del sur global, entre los que está Argentina, sólo poseen "el 31 por ciento de la riqueza mundial, a pesar de concentrar el 79 por ciento de la población mundial". Curiosamente, el trabajo de la ONG se publicó en el marco de la Asamblea de Naciones Unidas, donde el presidente Javier Milei habló de individualismo y de favorecer a los sectores más concentrados. Y se inscribe en la discusión local de un modelo económico que amplió la brecha entre ricos y pobres con enormes favores fiscales y laborales a los dueños de la Argentina.
    •    Actualmente, más de un tercio de las 50 mayores empresas del mundo —con una capitalización bursátil de 13,3 billones de dólares— tienen a un milmillonario como director ejecutivo o accionista principal.
    •    Los países del Sur global sólo poseen el 31 % de la riqueza mundial, a pesar de concentrar el 79 % de la población mundial.
    •    Oxfam insta a la acción multilateral para impulsar un nuevo marco de fiscalidad internacional, la cancelación de la deuda pública y nuevas leyes de propiedad intelectual frente a futuras pandemias.
Un nuevo análisis de Oxfam en base a los datos de UBS revela que el 1 % más rico posee más riqueza que el 95 % de la población mundial en conjunto. El informe se publica hoy en el marco de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los ricos no piden permiso

En este contexto, el trabajo advierte que "los esfuerzos globales para responder a los mayores desafíos del planeta, como la crisis climática o los niveles persistentes de pobreza y desigualdad, están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas. Esta híper concentración de poder y riqueza alimenta la desigualdad tanto dentro de los países como entre ellos".
En ese sentido, Amitabh Behar, director ejecvutivo de OXFAM internacional, apuntó que “Las Naciones Unidas están perdiendo capacidad de acción frente al poder creciente de los milmillonarios".
"Sólo un multilateralismo basado en la equidad y justicia puede revertir la intensificación del poder de una oligarquía global. Algunos líderes mundiales están demostrando ser conscientes de ello y han incrementado sus esfuerzos contra la desigualdad. Pero tienen que ser más y con mayor fuerza", afirma Behar.
"En definitiva, lograr un mundo y un orden internacional más justos -en el que ultrarricos y grandes empresas paguen su parte justa, en el que se priorice la salud pública mundial y donde todos los países puedan invertir en servicios públicos- nos beneficia a todas las personas. Hace tiempo ya que muchos líderes mundiales lo reclaman, especialmente del Sur global". 
El 1 % más rico posee el 43 % de todos los activos financieros globales. Dos multinacionales son propietarias del 40 % del mercado mundial de semillas. Las “tres grandes” gestoras de fondos estadounidenses (BlackRock, StateStreet y Vanguard) gestionan 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos de inversión en todo el mundo."Aunque el mantra es que la rivalidad entre grandes potencias es el mayor factor que socava el multilateralismo, la realidad es que la desigualdad extrema juega un papel clave. En los últimos años, los ultrarricos y las empresas con mayor poder han utilizado su enorme influencia para frenar los esfuerzos para resolver los principales problemas del planeta, como la lucha contra la evasión y la elusión fiscal, asegurar que las vacunas contra la COVID-19 sean accesibles para todas las personas, o cancelar las deudas insostenibles de los países del Sur lobal", explica Behar.
"Intensificación de la oligarquía global"

El informe describe cómo se está produciendo una "intensificación del peso de una oligarquía global", en la que los ultrarricos -usualmente al frente de empresas con un enorme poder de mercado- influyen en la toma de decisiones políticas y las reglas del juego tan solo. Mientras ellos se enriquecen, se van frenando los avances hacia un mayor progreso a nivel global.
Muestra OXFAM otro dato relevante, que es que los acreedores privados "agravan la crisis de deuda mundial", con el siguiente impacto: "los países de renta baja destinan casi el 40 por ciento de sus presupuestos anuales al servicio de la deuda, lo que supone un 60  por ciento más de lo que destinan de manera conjunta al gasto en educación, salud y protección social".
Asimismo, "más de la mitad de la deuda externa de los países de renta media y baja se debe a prestamistas privados como bancos o fondos de inversión libre (hedge funds). Algunos de estos acreedores son “fondos buitre”, que compran deuda en contextos de sobreendeudamiento a bajo precio, y explotan mecanismos legales para recibir el pago en su totalidad, cosechando enormes beneficios a costo de los países".
"Sólo un multilateralismo basado en la equidad y justicia puede revertir la intensificación del poder de una oligarquía global. Algunos líderes mundiales están demostrando ser conscientes de ello y han incrementado sus esfuerzos contra la desigualdad. Pero tienen que ser más y con mayor fuerza", afirma Behar.
"En definitiva, lograr un mundo y un orden internacional más justos —en el que ultrarricos y grandes empresas paguen su parte justa, en el que se priorice la salud pública mundial y donde todos los países puedan invertir en servicios públicos— nos beneficia a todas las personas. Hace tiempo ya que muchos líderes mundiales lo reclaman, especialmente del Sur global".  


Fuente: https://www.oxfam.org/es/letters-and-statements/oxfam-afirma-que-el-1-mas-rico-posee-mas-riqueza-que-el-95-de-la-poblacion   - Imagen de portada: Un Porsche aparcado ante una tienda de lujo en Londres. Foto: JACOB VIZEK / UNSPLASH]
Descargue el informe de Oxfam Multilateralism in an Era of Global Oligarchy (en inglés).

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Argentina: Índice de riqueza

Estamos acostumbrados a que cíclicamente se informe en Argentina el índice de pobreza, lo hace el Indec, y también lo informa la UCA, no son los únicos, pero se ha convertido en parte de nuestro folclore enterarnos de esos datos y generar una polvareda de editoriales y discusiones. Es muy extraño que no pase lo mismo con la riqueza. Casi nadie informa el índice de riqueza: cuántos ricos hay, qué porcentaje de la riqueza total se concentran en pocas manos, cómo les ha ido mientras crecía la pobreza. Es llamativo porque es evidente que los dos fenómenos están conectados. Pero también es peligroso porque muchos discursos perderían su efectividad, el mapa de lo que está pasando en nuestro país aparecería completo y se vería con claridad que no es que no hay plata, sino que se la están llevando unos pocos.

Por Sergio Wischñevsky



El uso de la palabra pobreza, así en abstracto, medida en términos porcentuales, no tiene una larga tradición en nuestro país. Se empezó a medir de manera consistente y regular desde 1988. No porque la pobreza no existiera, obvio, pero no era un fenómeno estructural entre nosotros.

La llegada del primer peronismo al gobierno a mediados de los años cuarenta generó un panorama social en dónde la pobreza pasó a ser un fenómeno marginal. El sostenido aumento de los ingresos, la tendencia al pleno empleo, y las conquistas laborales se sumaron a la proliferación de centros de salud, escuelas, y la construcción masiva de viviendas. La pobreza por ingresos podía rondar un 4% de la población, los niveles de desocupación eran muy bajos, pero el acceso a la vivienda se vio complicado por la enorme cantidad de migrantes internos y de países vecinos hacia la periferia de los grandes centros urbanos. Ello tuvo como correlato la persistencia de las Villas Miseria. Los números de indigencia eran casi inexistentes.
Claro que las cosas empeoraron para los sectores populares a partir del golpe de 1955, pero la pobreza no llegó a ser un fenómeno estructural. En este sentido, Mario Rapoport (2004) menciona que, en base a datos del censo de 1970, la población en “villas de emergencia” representaba alrededor del 6% de los habitantes de la Capital Federal y el 10% de la de los partidos del GBA. La consideración de varios expertos coincide en señalar que la pobreza medida en ingresos era muy baja hasta mediados de los setenta, pero un crónico atraso en la construcción de viviendas populares hizo crecer los asentamientos precarios.
Los siete años de dictadura liberal que siguieron al golpe de Estado de 1976 marcaron un definitivo punto de inflexión. El poder de compra de los salarios experimentó una reducción de un tercio en el segundo trimestre de 1976, a pesar de que ya venían cayendo desde 1975 con el tremendo golpe a los ingresos que significó el Rodrigazo. Como resultado, entre 1975 y 1977, las remuneraciones reales promedio cayeron un 50%.
En 1974 la pobreza alcanzaba al 4,6% de los hogares. Cuando terminó la dictadura, en diciembre de 1983, la pobreza ya abarcaba al 22% de los hogares. Esa Argentina de la que nunca más pudimos salir.
Según datos del Centro de Población, Empleo y Desarrollo de la Universidad de Buenos Aires (CEPED-UBA), el primer gobierno de la democracia, el de Raúl Alfonsín, logró en sus primeros años bajar ese número al 14% en 1985. La inflación fue deteriorando los salarios y el número se elevó hasta un 20%. La hecatombe de la hiperinflación de 1989 elevó la cifra hasta el monstruoso 47%. Ese fue el contexto de la salida anticipada de Alfonsín de la presidencia, y la herencia que recibió Carlos Menem cuando asumió la presidencia. Durante su mandato también sufrió un proceso hiperinflacionario, pero, Plan de Convertibilidad mediante, en mayo de 1995, cuando se realizaron las elecciones presidenciales en que renovó su cargo, había logrado estabilizar los niveles de pobreza en torno al 22% de los hogares. Sin embargo, en el segundo mandato de Menem, la pobreza volvió a aumentar. En esa serie se ve que la pobreza alcanzó en 1999 al 40% de los hogares. Es decir, que el segundo gobierno de la democracia ya dejaba en un altísimo número la pobreza, a pesar de que la inflación era muy baja.
Durante la presidencia de su sucesor, Fernando De la Rúa, todo empeoró. Para octubre de 2001 la pobreza ya alcanzaba el 46% y durante la explosión popular del 2001, y la crisis del 2002, la Argentina tocó fondo con 66% de pobres y el país en llamas.  En mayo de 2003, cuando el presidente provisional, Eduardo Duhalde, le entregó el poder a Néstor Kirchner la pobreza era del 62%, según la estimación del Cedlas. En el gobierno de Kirchner se logró bajar este indicador llevándolo a casi el 37% en todo el país en el segundo semestre de 2007. Esta caída de más de 20 puntos se debió principalmente a las políticas de recomposición de ingresos. Lo que demuestra que se puede bajar la pobreza si se está dispuesto a afectar los intereses que hay que afectar. Durante los ocho años del gobierno de Cristina Fernández, la pobreza que arrancó con el 37% logró bajarse en 2015 a 30%, siendo su mejor marca un 28% en 2013. Menos de eso ningún gobierno pudo lograr. La presidencia de Mauricio Macri; con Federico Sturzeneger, Toto Caputo y Patricia Bullrich en el equipo; volvió a subir la pobreza hasta un 37%. Alberto Fernández, con la pandemia mediante y sin vocación de dar peleas políticas, subió los números al 40%. Javier Milei, en apenas nueve meses, llevó la pobreza al 53% y si se llegara a devaluar el peso, cómo muchos le piden, los niveles serían mayores aún.
Pero todo este relato carece de sentido si la mirada sólo queda fijada en los índices de pobreza. Porque al mismo tiempo que todo esto pasaba, una hiperconcentrada oligarquía se apropió de la riqueza que otros perdían.
La ONG Oxfam, que aborda estas cuestiones, publicó un trabajo en el que muestra que la fortuna de los hogares más ricos (unos 3000) ya equivale al 13 por ciento del PBI mundial. El dato es impactante, y más si se lo compara históricamente, en 1987 ese porcentaje de los ricos se llevaba el equivalente al 3 por ciento de la economía global. En pocas palabras, se amplía la brecha entre ricos y pobres y el 1 por ciento más rico tiene más riqueza que el 95 por ciento de la población en su conjunto.
La concentración de la riqueza en América Latina y el Caribe es tal que un puñado de menos de cien personas, conocidas como los mil-millonarios, reúne un valor que equivale al PIB de Chile y Ecuador juntos, es decir, unos 480.000 millones de dólares. Puesto en términos de tiempo de trabajo, a un trabajador que cobra el salario mínimo promedio de la región le toma 90 años ganar lo mismo que un mil-millonario en un solo día.
Todo esto mientras Milei no para de decir que hay que beneficiar a los empresarios, que son héroes los que evaden impuestos, y que ellos son los únicos que generan riqueza en Argentina. En la UIA, dijo “venimos a achicar el estado para agrandar sus bolsillos”.

Que el árbol de la pobreza no nos tape el bosque de la desigualdad y la concentración de la riqueza en muy pocas manos.


https://www.pagina12.com.ar/770890-indice-de-riqueza - . Imagen: Leandro Teysseire

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