Argentina: Una ciudad gobernada por asambleas vecinales

En las últimas semanas de 2001 algo cambió en Argentina. Al grito de «¡Que se vayan todos!» se fueron muchos y llegaron otros y otras, desde abajo, creyendo en una revolución social creada a partir de un movimiento de asambleas populares. Poco queda de eso más allá de una generación que tuvo que organizarse, casi sin quererlo, ante el colapso del Estado en el que vivían.  Una de esas personas fue Danilo Castelli, que participó en la asamblea de su barrio y se dio cuenta de que “hay una cuestión estructural en la organización del sistema capitalista que hace que los ciudadanos perdamos siempre”, como él nos cuenta.

Entrevista de Pablo Santiago

Después se mudó al interior del país, donde tuvo el primer encuentro con el ambientalismo y la amenaza del extractivismo. Tirando del hilo, llegó a la conclusión de que el capitalismo «avanza sobre el medio ambiente y la humanidad misma». Así llegó al decrecimiento y a la necesidad de una transición ecosocial en la que estemos organizadas para lograr supervivencia de nuestras comunidades. «Y ahí se me ocurre este librito«, remata Danilo, con el que hablamos por videollamada.


Explicas que vivimos en falsas democracias, porque en una democracia representativa no es el propio pueblo el que gobierna. ¿Qué te motiva a escribir sobre esto?
Hay un video que me influenció bastante, que se llama No veas este video, donde se hace una explicación didáctica y de la oposición que hay entre democracia y república. Los artífices de la república que conocemos estaban en contra de la democracia, en contra del gobierno directo del pueblo. La Constitución Nacional de mi país jamás menciona la palabra democracia, sino que habla de un sistema republicano representativo y federal. Otro articulo dice explícitamente que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes. Me parece muy clara la oposición entre democracia y república. Por eso creo que el término democracia representativa es un oxímoron.
Democracia directa es redundante y lo que se llama democracia representativa en realidad es la república. Habría que tratar de hacer esa distinción más clara, porque incluso veo gente crítica del capitalismo que sigue llamando democracia a estos sistemas republicanos. La solución sería una democracia verdadera para impedir muchos de los abusos que estamos sufriendo ahora, porque el poder está concentrado y unos pocos toman decisiones que afectan a todos.
Tu propuesta es esa: una ciudad, un territorio, gobernado directamente por asambleas populares.
Me puse a pensar en una ciudad donde, por ejemplo, el estado municipal ya no puede sostenerse por falta de fondos o por cualquier razón. Ahí lo que quedan son los vecinos, y para seguir ahí tienen que organizarse de alguna manera, tienen que resolver sus problemas comunes. La alternativa sería caer en una especie de neofeudalismo donde los dueños de las tierras sean los que tomen todas las decisiones y los demás seamos una especie de siervos. La alternativa igualitaria es la democracia directa, que todos los vecinos decidan en conjunto los asuntos que nos afectan.
Dentro de ese escenario hipotético, tratas muchos aspectos diferentes. Desde la necesidad de que haya más agricultores, a un nuevo modo organizar una nueva educación. ¿En qué escenarios ves esta organización más factible?

Hay ejemplos que ya hemos visto, como en Chiapas con los zapatistas o la confederación que existe en Kurdistán. Siempre en zonas que están fuera del poder de estados naciones o de quien compita con ese poder, como podría ser una organización narco. Por eso digo en el libro que una ciudad gobernada por asambleas vecinales no sería posible en un lugar donde el Estado nacional o el estado provincial siga siendo fuerte, porque mediante sus fuerzas represivas puede impedir la reunión pública de los vecinos. El escenario en que pongo esta hipótesis es un escenario de colapso del Estado nación, de los estados provinciales, donde esta idea de una ciudad gobernada por la asamblea es una especie de matafuego que se usa en una emergencia. No para tenerlo ya disponible, pero sí tener un poco pensado como podríamos hacer y no improvisar todo de cero en ese momento.
¿Y qué papel juega aquí la la transición eco social? Porque una de las motivaciones que explicas es el rechazo al binarismo apocalipsis o crecimiento infinito.

Mantener el curso actual es físicamente imposible. Lamentablemente, quizás en alguna parte del mundo el escenario apocalíptico sí sea verdad, sobre todo en ciudades muy grandes y muy dependientes de cadenas de distribución globales que no producen nada localmente. Pienso más en comunidades que son más autosuficientes, que quizá han sido un poco más dejadas de lado por la globalización o incluso donde hay sobrevivientes de esas otras comunidades que no lograron mantenerse, que colapsaron y que van a tener que emigrar a algún lado.
¿Qué nos puede aportar este libro para intentar mejorar los asociacionismos y movimientos en los que ya participamos?
Me gustaría promover el debate dentro del movimiento por la transición ecosocial, en concreto por el aspecto político de esta transición, que es algo de lo que no se habla demasiado. Hablamos de transición energética, de transición en las economías, pero no de transiciones en los sistemas políticos. Me gustaría que en esta minoría de minorías hubiera un debate o una propuesta que en un futuro pueda servir a la gente que va a tener que implementar esto, porque va a colapsar el municipio tal como lo conoce y va a va a tener que reorganizar la vida en su comunidad. Necesitamos esperanza y conocimiento para saber por dónde empezar a organizarnos, para dejar claro lo que queremos, porque si no, el que toma la iniciativa va a ser el otro lado, los que quieren averiguar de qué manera seguimos sosteniendo el capitalismo en el colapso. Tenemos que, por lo menos, escribir nuestras propias utopías. Si van a ser utópicas, que por lo menos sean las nuestras.

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2024/10/09/una-ciudad-gobernada-por-asambleas-vecinales/ - Imagen de portada: Carmen Pena Espiño
 

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