La biodiversidad es el cimiento de nuestra existencia.
La principal cumbre de biodiversidad, que se celebra en Cali, debe servir para hacer balance de nuestra relación con la naturaleza y cuestionar el sistema de valores que permite patrones de crecimiento insostenibles
Paula Caballero
La biodiversidad es el cimiento de nuestra existencia: Los ecosistemas que la sustentan son esenciales para la seguridad alimentaria, la salud pública y la economía global. Sin embargo, durante las últimas décadas, nos hemos aproximado a la biodiversidad como algo alejado – o completamente marginal - al desarrollo. Incluso, cuando medimos la riqueza total de un país —lo que se conoce como el Producto Interno Bruto— solamente sumamos el valor de todos los bienes y servicios producidos, ignorando el costo ambiental de esa producción. Esto trae varias limitaciones e invisibiliza la importancia de la biodiversidad, ya que la mitad de la economía mundial depende de ella, como lo estimó el Foro Económico Mundial después de analizar 163 sectores económicos y sus cadenas productivas.
Hoy, la vida silvestre a nivel mundial presenta una disminución promedio global del 69% de las casi 32.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2018, según Informe del Planeta Vivo de 2022. La pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas que la sustentan representa un riesgo importante para la sanidad, el suministro de energía y la producción de alimentos; limita servicios naturales como la purificación del aire, el ciclo del agua o la fertilización del suelo; y, sumada a la crisis climática, trae unos impactos incalculables de alcance económico, social y ambiental.
Por ello, la COP16 —la Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica, la principal cumbre de biodiversidad en el mundo— que se llevará a cabo en Cali, Colombia, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, debe constituirse en un alto en el camino.
Un alto para hacer un balance de nuestra relación con la naturaleza. Un alto para considerar el creciente costo de la degradación y devastación de nuestros ecosistemas. Un alto para que cuestionemos el sistema de valores que permite y valida patrones de crecimiento insostenibles, y que también impulsan la inequidad.
Ante la actual encrucijada planetaria, que la cumbre suceda en América Latina representa una responsabilidad y una oportunidad única. Responsabilidad porque la región cuenta con seis de los 10 países más megadiversos del mundo: Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador y Venezuela. Además, tiene alrededor del 40% de la biodiversidad del planeta. Países que, a su vez, albergan ecosistemas críticos, como la Amazonía, los bosques secos tropicales, los páramos andinos, los manglares, el Pantanal y los arrecifes de coral en el Caribe. Un tercio del agua dulce está en la región. Por dar un ejemplo de su dimensión, tan solo el volumen de agua que el río Amazonas vierte al Océano Atlántico es mayor que la suma de los siguientes nueve ríos más grandes del mundo.
Fuente: Fragmento de un artículo publicado en el Diario El País de España https://elpais.com/america-futura/2024-10-11/la-cop16-clave-para-avanzar-el-liderazgo-de-america-latina-y-el-caribe.html - Imagen de portada: Vista aérea de la selva amazónica uno de los reservorios más importantes del mundo en Leticia, Colombia, en abril de 2023. ANADOLU (GETTY IMAGES)