Ence busca socio para sus inversiones en Uruguay



La portuguesa Portucel, que hasta hace unos años tuvo participación en el capital de Ence, se perfila ahora como su posible y probable socio en Uruguay. Figura a la cabecera en la cartilla de baile que maneja el grupo español, por delante de las finlandesas Stora Enso y UPM, entre otras, en el proceso de recepción, aceptación y subasta de ofertas que tiene abierto desde hace un mes para dar entrada a un socio con solvencia industrial y financiera en su concesión de una gran papelera.
 
La crisis económica y financiera y la caída de la demanda y de los precios de la madera y de la pasta para papel, junto al castigo que sufren sus resultados por el peso de la deuda, han forzado a Ence a buscar con cierta premura un socio para llevar adelante su proyecto estrella, una planta de celulosa en Punta Pereira (Uruguay) con capacidad de producir un millón de toneladas anuales y cerca de un millón de megavatios hora de energía eléctrica renovable, o en su defecto a retrasar el calendario inicial para su puesta en marcha. Lo que no se contempla, según fuentes de la compañía, es la posibilidad de cancelar el proyecto.

La idea de Ence es rentabilizar la planta incluso antes de construirla con la entrada de un socio o incluso con su venta a terceros, señalan fuentes conocedoras del proceso. La caída de la demanda de pasta es transitoria, limitada en el tiempo, mientras que son y van a ser cada vez mayores las dificultades que ponen los Gobiernos y los ciudadanos por motivos medioambientales a la apertura de nuevas papeleras, agregan. Contar ya con una licencia como la de Ence, que puede tardar en tramitarse y obtenerse de dos a cuatro años, es "un tesoro", dicen. A lo que hay que agregar, en pro del atractivo de la oferta de Ence, que las dificultades financieras y la crisis han congelado proyectos de fábricas de otras compañías.

Ence, que cerró en abril una estructura de financiación corporativa a largo plazo por importe de 1.225 millones de euros para la ejecución de los proyectos de su Plan Estratégico 2007-2011, entre ellos la fábrica uruguaya, y que ha refinanciado hace unas semanas créditos por otros 350 millones, ha cambiado de consejero delegado y ha reconducido su estrategia en los últimos meses para adaptarse a la crisis. La última refinanciación, destinada exclusivamente a sus negocios españoles, desvincula la suerte de éstos, que considera estratégicos, del macroproyecto uruguayo. Suponen liquidez y recursos para afrontar en el mercado doméstico su expansión en actividades forestales y medioambientales y para completar la moderna factoría que inaugurará en unas pocas semanas en Asturias. Ence, sin embargo, finalmente no ha dispuesto del grueso del macrocrédito suscrito en abril.

La de Uruguay es otra historia. La papelera, según fuentes próximas al proceso de selección de ofertas, que aún puede prolongarse un par de meses, espera que el socio elegido para ese país le aporte más de 300 millones de dólares por el 49% de su proyecto industrial y unos cien millones más si extiende su participación a sus activos forestales en Uruguay (170.000 hectáreas casi a pie de fábrica). Cantidades a las que debería añadirse la aportación que tendrá que afrontar el nuevo socio correspondiente al 49% de la inversión prevista para culminar la construcción y dotación de maquinaria en la planta, que ronda los mil millones de euros.

Recientemente se han desestimado o retirado ofertas de empresas como las brasileñas Votorantim Celulose e Papel (VCP) y Suzano y alguna norteamericana. Alguna solicitud preliminar de precio está referida a la totalidad del negocio uruguayo de Ence.

El problema de fondo es que los candidatos a asociarse con la española están también endeudados y tienen dificultades para lograr hoy la financiación imprescindible para llevar adelante la operación. Y Ence quiere efectivo.

De ahí que se vea más factible la candidatura de Portucel. La portuguesa baraja instalar una papelera en Uruguay, y en noviembre ratificó, incluso, una inversión milmillonaria en el país. Una manera de reconducir tan onerosa presencia, en el actual contexto, es renunciar al proyecto propio y sumarse al de Ence.

La española, por su parte, podría reducir su deuda, agregar recursos a su expansión en el negocio de la biomasa y mejorar resultados y dividendos con el fin de mejorar sus posibilidades de recabar financiación en el mercado.
 
 
Fuente: El País

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