Un funcionario de Botsuana admite que “los bosquimanos fueron expulsados por la minería de diamantes”










En un nuevo libro publicado este mes, un alto funcionario del gobierno de Botsuana ha admitido que los bosquimanos del Kalahari fueron expulsados de su tierra para facilitar la minería de diamantes.
El funcionario, un “empleado gubernamental muy bien situado” en el momento de la expulsión de los bosquimanos de la Reserva de Caza del Kalahari Central en 2002, contó al autor estadounidense James G. Workman:
“He visto los planes; he mirado los planos. No me cite por mi nombre, por favor, puesto que me traería problemas. Pero por supuesto que el corte de agua tiene que ver con los diamantes. Tiene todo que ver con los diamantes.”
El Gobierno de Botsuana inutilizó el pozo vital para los bosquimanos cuando los expulsó, y derramó su abastecimiento de agua en la arena. Ha negado repetidamente que los yacimientos de diamantes de la reserva estuvieran detrás de las expulsiones, aunque Survival International y otros mantienen desde hace tiempo que esta era la causa.
La mina de diamantes planeada en la tierra de los bosquimanos fue archivada este año debido a la recesión global. Previamente, el depósito de diamantes de la reserva era propiedad de De Beers, quien lo vendió a la empresa Gem Diamonds poco después de que en 2006 el Tribunal Supremo de Botsuana dictaminara que los bosquimanos habían sido expulsados a la fuerza. En 2007 Gem Diamonds valoró el yacimiento en 2.200 millones de dólares, y anunció su intención de abrir la mina lo antes posible.
Muchos bosquimanos han regresado al Kalahari Central desde su victoria en el Tribunal Supremo, pero el Gobierno continúa prohibiéndoles el acceso al agua, y los bosquimanos han comenzado nuevos procedimientos legales para asegurar este derecho.
El libro “Heart of Dryness” de James G. Workman examina la campaña del Gobierno de Botsuana para expulsar a los bosquimanos, usando el agua como arma. www.ecoportal.net
Survival - www.survival.es


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Ocho comunidades masai de la región de Liondo, en Tanzania, han sido quemadas dejando a 3.000 personas sin comida, agua ni refugio.
El 4 de julio, policías antidisturbios fuertemente armados prendieron fuego a las casas y depósitos de comida de los masai para expulsarlos de sus tierras ancestrales. Miles de masai se encuentran ahora en situación de indigencia con su ganado, en condiciones de sequía extrema. Fueron forzados a abandonar sus tierras para crear un área de caza para la empresa Otterlo Business Corporation (OBC).

Un masai declaró: “Hoy en día nuestra tierra está siendo usada por la inversión: turismo de caza de lujo”.

Survival ha recibido también informes inquietantes de que las mujeres masai han sido violadas y brutalmente golpeadas durante los desalojos. Una mujer describió así su terrible experiencia: “Dos hombres armados me agarraron y me obligaron a tumbarme, al tiempo que otros seis hombres les siguieron y todos me violaron”.

Se cree que la empresa Otterlo Business Corporation está vinculada a las familias reales de los Emiratos Árabes Unidos y ha mantenido derechos exclusivos de safari y de caza en Loliondo, al norte de Tanzania, desde 1992. La zona está situada en tierras que son tradicionalmente masai, pero desde que obtuvo la concesión, la empresa la utiliza para organizar safaris de caza de grandes animales. La concesión de caza ha restringido considerablemente el acceso de los masai a tierras de pastoreo para su ganado, lo que ha desencadenado constantes tensiones entre los masai y la empresa OBC.
Las recientes atrocidades demuestran que en estos momentos la situación es crítica. A las mujeres masai que se manifestaron recientemente en Loliondo contra las violentos expulsiones se les dijo que no tenían derecho a protestar. Los líderes de las comunidades locales han recibido también amenazas anónimas.

La quema de comunidades ha cesado, pero se está deteniendo a cualquier masai que arrea ganado en la zona de caza de OBC. Cinco personas han sido ya detenidas sin acceso a defensa legal o fianza, y han sido encarcelados durante seis meses. Otros 10 masai deben comparecer ante los tribunales el 24 de agosto.

Las poderosas empresas de safaris de caza tienen un historial de impacto en la vida de los indígenas en Tanzania. En 2007, los hazda, un pequeño pueblo indígena cazador- recolector, escaparon por poco a la expulsión de parte de sus tierra ancestral. Ocurrió después de que la empresa Tanzania UAE Safari Ltd renunciara a su licencia de caza, tras la presión ejercida por los hadza, las organizaciones indígenas y Survival.

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