Promueven gestión integrada de cuencas hidrográficas en Uruguay: presiones y potencialidades
Por un nuevo paradigma
Uruguay “tiene grados de libertad como para avanzar hacia una sustentabilidad de sus territorios”. Pero al mismo tiempo “tenemos también potencialidades que aprovechan agentes externos al sistema”, “actores transnacionales” que están “presionando sobre nuestras cuencas hidrográficas” para “obtener beneficios en el cortísimo plazo”, alertó la doctora en Geografía Ana Domínguez.
La especialista mencionó especialmente los “fenómenos de sojización y monocultivos forestales”, que están “impactando fuertemente en nuestros territorios”.
Domínguez fue entrevistada por Radio Mundo Real en el marco de la actividad-taller denominada “Cuencas hidrográficas y gestión territorial”, realizada el martes en la ciudad uruguaya de Florida. Allí participaron unos 30 representantes de productores familiares del país, organizaciones sociales, gobierno municipal, nacional y mujeres rurales.
Domínguez es docente del Instituto de Profesores Artigas y de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, e integrante de la organización REDES – Amigos de la Tierra Uruguay y del Programa Uruguay Sustentable.
En una interesante charla con un fuerte corte pedagógico, la doctora abundó en la explicación sobre lo que son las cuencas hidrográficas, sus componentes y la gestión integrada de ellas. Entre esos componentes, Domínguez destacó los bióticos y abióticos. Resaltó a “los bienes de la naturaleza, como por ejemplo el agua, los suelos, que están íntimamente vinculados”. También a la fauna, la flora, los aspectos geológicos que están por debajo de la cuenca y la sociodiversidad que habita en ella, que “extrae los bienes de la naturaleza para desarrollar las actividades económicas”.
“Pensar en una gestión de las cuencas hidrográficas es tratar de ver no solamente los componentes, sino también las múltiples interrelaciones que existen entre ellos”, dijo Domínguez. Asimismo, la gestión integrada de las cuencas debe tener en cuenta aspectos como los conocimientos existentes sobre ellas, los distintos componentes del ciclo hidrológico, la cantidad y calidad de las aguas, la dimensión ambiental, social, económica y también la política institucional.
El modelo predominante de ver las cuencas es el “sectorial”, que según explicó Domínguez ve al agua a partir de las funciones que cumple para cubrir determinadas demandas. Es así que se ve el agua en función de la generación de energía hidroeléctrica, o para la actividad agropecuaria, el uso industrial o el humano. “No hay que abandonar esa línea de análisis, pero hay que generar otra forma de visualizar la naturaleza en su funcionamiento, porque ella funciona de forma integrada”, dijo la especialista. “La gestión integrada de cuencas es un nuevo paradigma de visualizar de forma integrada las sociedades con sus territorios”, agregó.
Otro de los puntos destacados en la charla con la investigadora uruguaya fue el de la participación de la ciudadanía en los ámbitos de decisión sobre las cuencas hidrográficas y los territorios. “Es más fácil trabajar con las distintas organizaciones sociales, ambientales, culturales, en los distintos territorios, porque la gente ve y siente cómo funcionan sus territorios como cuencas”, consideró Domínguez. En esta línea, destacó que los habitantes del campo “dependen fuertemente” de la gestión del agua, lo que podría explicar la mayor sensibilidad que estos temas muchas veces provocan en el medio rural en comparación con lo que pasa en las ciudades.
En los últimos años se han elaborado en Uruguay una Política Nacional de Aguas y una Ley de Ordenamiento Territorial. El país “nos ofrece un marco jurídico que pensamos que tenemos que aprovechar porque dentro de esas dos leyes existen los capítulos vinculados a la participación ciudadana”, dijo la docente uruguaya. “Los distintos usuarios y la sociedad civil tenemos que ser capaces de controlar y proponer nuestras políticas de desarrollo territorial. Para poder participar es necesario estar informado, pero también tener una reflexión y un análisis sobre nuestros territorios”, agregó.
En este enfoque de análisis, Domínguez aseguró que “somos optimistas”, porque Uruguay “tiene grados de libertad como para avanzar hacia una sustentabilidad de sus territorios”, aunque alertó porque “las potencialidades” del país son aprovechadas por “agentes externos”, “transnacionales”, para obtener beneficios en el “cortísimo plazo”.
La especialista mencionó los ejemplos de las presiones en los territorios de los monocultivos de soja y árboles. Entre los dos ocupan más de dos millones de hectáreas en un país que tiene en total 16 millones que pueden ser cultivadas. “Entonces, la sociedad uruguaya debiera dar una discusión sin dudas política sobre cuáles podrían ser nuestras políticas hídricas a futuro, que tienen que estar necesariamente de la mano con las políticas de ordenamiento territorial, para regular usos y ocupaciones de nuestros suelos y aguas”, definió Domínguez.
(2011) Radio Mundo Real