Uruguay: Segunda marcha nacional por la Tierra y en Defensa de los Bienes Naturales y contra la megaminería





La Segunda Marcha Nacional por la Tierra y en Defensa de los Bienes Naturales se llevó a cabo el 12 de octubre de 2011, en la ciudad de Montevideo, con una nutrida concurrencia de productores y trabajadores rurales a caballo, junto a ciudadanos de a pie de distintas partes del país. La manifestación partió del Obelisco de la Independencia, recorrió la principal avenida de la capital, 18 de julio, y siguió por Fernández Crespo hasta el Palacio Legislativo, en donde hablaron representantes de los participantes y se leyó una proclama común.
Una característica destacada de esta marcha con respecto a la primera, realizada el 13 de mayo pasado, fue la presencia de productores y trabajadores rurales de zonas del país más allá de Valentines y Cerro Chato, donde surgieron los primeros movilizados por conflictos con la minera Aratirí. Los provenientes de Santa Clara de Olimar, Tupambaé, Arévalo y El Rosario, de Caraguatá, Vichadero y otros lugares reflejan la expansión en el país de la fiebre minera desatada por la especulación financiera internacional con los metales.
Proclama de la Segunda Marcha Nacional
Somos
  • productores y trabajadores rurales organizados de Artigas, Canelones, Cerro Largo, Durazno, Florida, Rivera, Rocha, San José, Tacuarembó y Treinta y Tres.
  • asociaciones de vecinos y amigos de La Paloma, Valizas y Aguas Dulces, La Esmeralda, Punta del Diablo y Chuy.
  • trabajadores, estudiantes, profesionales, jubilados y ciudadanos de todo el país.
Exigimos
  • que paren la entrega de la tierra y los bienes naturales del país a la inversión extranjera que saquea nuestras riquezas.
  • que seamos previamente consultadas las comunidades afectadas directamente por los proyectos de inversión que interfieren en nuestras actividades productivas y nuestras formas de vivir.
  • que sea informada y consultada ampliamente toda la ciudadanía de las decisiones que involucren cambios sustanciales del modelo y la matriz productiva del país.
¿Por qué hacemos esta exigencia?
Porque a más de 500 años del desembarco de los conquistadores europeos, sigue el colonialismo apropiándose de nuestras tierras y bienes naturales.
Porque a 200 años de la supuesta independencia, continúan con el saqueo.
Porque avanza la concentración y extranjerización de la tierra.
  • Las empresas forestadoras y fabricantes de celulosa ocupan más de un millón de hectáreas. Solo la firma Montes del Plata, de capitales chilenos y suecos, posee hoy 250.000 hectáreas, es el mayor latifundio del país. Otro millón de hectáreas ocupan los monocultivos de soja en expansión.
  • Decenas de empresas como Aratirí andan detrás de nuestros minerales. Hay tres millones y medio de hectáreas pedidos por las mineras, que se expanden por la Ruta 7, llegan al cerro de Vichadero, aparecen en San José y en Rocha. Este año ya se solicitó cerca de un millón de hectáreas.
Porque expulsan al trabajador rural y al productor familiar
  • La producción de alimentos va siendo sustituída por monocultivos de eucaliptos, pino y soja para ser exportados como simples materias primas. Y ahora pretenden ocupar también grandes áreas para la extracción a cielo abierto de oro y hierro dejando miles de hectáreas destruídas.
  • Cuanto más tierra se le entrega a las multinacionales, más se agudiza la expulsión de los productores familiares, con la carga de frustración, éxodo de jóvenes y disgregación familiar. Junto a este drama social, se pone en riesgo la seguridad y soberanía alimentaria. Sólo entre 2005 y 2010 desaparecieron 3 mil microempresas rurales declaradas en el BPS.
  • El Instituto Nacional de Colonización se ensaña con un modesto colono. Recurre a un enorme operativo policial para desalojar a Ney Thedy, símbolo de la lucha por la tierra en Bella Unión, uno de los fundadores en los años 60 del sindicato UTAA que, con Sendic a la cabeza, promovieron las históricas marchas cañeras. Mientras que a Thedy, que ha hecho todos los esfuerzos para cumplir con las obligaciones financieras, se lo despoja de un pedazo de tierra trabajado con sus propias manos por 20 años, a otros se les conceden amnistías, refinanciaciones y prerrogativas de todo tipo.
  • En Cerro Chato, Valentines, Santa Clara de Olimar, Tupambaé y otros lugares, de aprobarse los planes de Aratirí y otras empresas, serán más de 400 familias rurales expulsadas de sus tierras para que las mineras hagan su negocio y esos campos queden después inutilizables.
  • En Rivera están perforando el cerro de Vichadero al lado del poblado de 3.300 personas que viven la angustia de no saber cuál será su destino si se instala una explotación minera en el lugar.
Porque contaminan y destruyen el medio ambiente natural
  • Aratirí dejaría los suelos destruidos por cráteres de varios cientos de hectáreas de superficie y 400 metros de profundidad, a lo que se agregan depósitos de estériles que ocupan miles de hectáreas y que contaminarán suelos, aguas superficiales y subterráneas en varios kilómetros alrededor. Aratirí se propone además detonar unas 115 toneladas diarias de explosivos que emitirán gases peligrosos para la salud y producirán niveles de ruido incompatibles con otras actividades humanas.
  • La empresa San Gregorio, en Minas de Corrales, está extrayendo oro con cianuro, técnica prohibida en varios países por la inevitable contaminación. La misma minera quiere extraer oro en predios de Rocha y San José, adonde ya están llegando los cedulones del gobierno.
  • Los monocultivos de árboles para la fabricación de celulosa se extienden en forma indiscriminada, consumen grandes volúmenes de agua afectando a las producciones vecinas y ocupan las mejores tierras del país, que al cabo de varias cosechas sucesivas quedarán inutilizadas.
  • La siembra contínua de monocultivos de soja agota la fertilidad de la tierra y recurre a enormes cantidades de agrotóxicos que contaminan suelos y cursos de agua. Utilizan atrazina (herbicida) y endosulfán (insecticida), prohibidos en Europa desde hace 8 años por contaminar el agua, ser altamente residuales, mutagénicos y cancerígenos. Bella Unión, Guichón y el Sauce vienen sintiendo el impacto en la salud humana de las fumigaciones indiscriminadas.
Porque destruyen las bellezas y el turismo de la Costa de Rocha
  • Pretenden sacrificar los ambientes naturales privilegiados de la costa oceánica y el turismo que nos relaciona con la naturaleza -y que aporta crecientes ingresos al país-, para la construcción de unos megapuertos de hierro y madera cuya finalidad es exportar en la mayor escala y con la mayor rapidez las materias primas y riquezas naturales del Uruguay y los países vecinos.
  • Estos megapuertos son el complemento de las actividades extractivas que pretenden desarrollar en el interior del país, pero implican la destrucción del paisaje y el patrimonio cultural de esa zona, así como el desplazamiento definitivo de las actividades tradicionales de turismo y pesca de que viven los pobladores del lugar.
Porque el país puede y debe asegurar la soberanía alimentaria
  • Mientras el hambre persiste en Uruguay y aumenta en el mundo, nuestra bendición de clima, tierras fértiles y agua debería permitirnos garantizar la seguridad y la independencia alimentaria del país y, al mismo tiempo, abastecer a otros países que carecen de estas riquezas.
  • El agua dulce, superficial y subterránea que recorre nuestra tierra está en peligro ante tantos mega-proyectos contaminantes. Los gobiernos deben obedecer el mandato de la reforma constitucional del agua de 2004, hace exactamente siete años, que le otorga a todos los nuruguayos la responsabilidad de cuidar el agua y para ello deben constituirse en todo el país los Comités de Cuenca con participación directa del pueblo.
Porque está en juego la soberanía y la independencia del país
  • En los últimos 25 años, todos los gobiernos han firmado tratados de protección de inversiones para eximir de impuestos a los capitales del llamado primer mundo, cederles puertos privados, zonas francas y marginar a la justicia uruguaya de la resolución de los conflictos.
  • Como si esto fuera poco, se agregan contratos de inversión ilegales, como el firmado por el gobierno y Montes del Plata, donde pretendían mantener en secreto ventajas económicas que no tienen los uruguayos, junto a la violación de leyes sociales y ambientales del país.
Porque la ciudadanía debe ser informada y consultada
  • Hablan de un cambio en la matriz productiva del país y discuten un modelo de explotación minera que no ha sido propuesto por ningún partido político ni puesto a votación de la ciudadanía.
  • Para introducir un cambio social, económico, ambiental y cultural de esas dimensiones, la sociedad debe ser informada y consultada ampliamente para tomar la decisión definitiva.
Por eso reafirmamos con fuerza:
El agua, la tierra, los bienes naturales, no son mercancía.
La tierra es de todos, de ella vivimos, ella nos da un lugar en este mundo y queremos vivir en armonía con ella. No puede negársele un lugar a ningún hijo de esta tierra.
¡No a la megaminería a cielo abierto! ¡No a Aratirí!
¡No más entrega del territorio a los grandes capitales apátridas!
¡No a las plantaciones indiscriminadas de eucaliptos y pinos!
¡No a los monocultivos insustentables de soja transgénica!
¡No al uso abusivo de agrotóxicos y de productos prohibidos que envenenan suelos y cursos de agua, afectando la salud humana!
¡No más expulsiones de la tierra! ¡Tierra sí, para el que la cuida y la trabaja! ¡Devolver al compañero Ney Thedy su pedazo de tierra!
¡No a los contratos confidenciales que condicionan al país y a las generaciones futuras y se someten a tribunales foráneos!
¡Si al desarrollo responsable en equilibrio con los bienes naturales!
¡Si a la preservacion y el desarrollo de la pesca artesanal y el turismo en la costa oceánica!
¡Si a los trabajadores rurales y los productores familiares afincados en la tierra!
¡Ciudadanos somos nosotros!
¡Comunidad somos nosotros!
¡Pueblo somos nosotros!
¡No nos dejaremos robar nuestro destino!
Como dijo Artigas: ¡No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad! 

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