Uruguay: Una revolución a merced del viento
Por Miguel Arregui
Hay personas que los encuentran horribles. Otros los aprecian como esbeltas esculturas modernas. La mayoría sólo se sorprende: objetos extravagantes en la verde campaña oriental que hubieran desconcertado al mismísimo don Quijote.
Los parques eólicos con sus grandes molinos son recientes en Uruguay, aunque no en el mundo, y hay muchas esperanzas depositadas en sus aspas. Las personas y empresas utilizan cada vez más aparatos y la demanda por electricidad en el país crece en ángulo agudo: más de 6% anual en la última década. ¿Cómo proveerla? Los recursos naturales tienen límites y se encarecen. Pero la tecnología crea opciones.
Pasos inaugurales.
En el principio fue el pequeño parque Agroland, en Rocha, del grupo argentino Bulgheroni, que en marzo de 2007 comenzó a suministrar unos modestísimos 0,45 megavatios (MW). En junio de 2008 el mismo grupo agregó a la red eléctrica otro parque, ya con unos respetables 18 MW. Cada MW de potencia instalada provee el consumo eléctrico promedio de 1.500 personas, unos 500 hogares.
Entre diciembre de 2008 y junio de 2010 comenzaron a operar los parques eólicos de la empresa estatal UTE: Caracoles I y II, con 10 aerogeneradores en la cima de la sierra del mismo nombre, en el departamento de Maldonado, con 20 MW de potencia instalada. Entre 2011 y 2012 la firma Kentilux agregó otros 17,2 MW con un parque montado en el departamento de San José. Hoy, a casi siete años de los tímidos inicios, se han conectado 59,3 MW de potencia en base a viento al sistema de distribución nacional: 20 MW propiedad de UTE y 39,3 de empresas privadas. Son suficientes para abastecer casi 30.000 hogares, el 2,5% del total del país.
La electricidad en base a "granjas" eólicas, un salto evolutivo de los viejos y pequeños molinetes, tan comunes en la campaña uruguaya, es "limpia", inagotable y -en el mediano plazo, porque la inversión inicial es grande- mucho más barata que la producida con petróleo en centrales térmicas. Parece el complemento ideal para las cuatro represas hidroeléctricas que proveen la mayor parte de la demanda uruguaya por electricidad.
Era de gigantes.
No es un asunto sencillo: la logística (puertos, carreteras, camiones especiales, grúas) está al límite y escasean los técnicos y operarios calificados. Los proyectos suman unos 1.000 MW: más de 500 molinos que pesan al menos 250 toneladas cada uno y cuyo valor unitario ronda los 3,7 millones de dólares.
También se acumularon retrasos de todo tipo debido a la falta de experiencia, las limitaciones materiales y las horcas caudinas de la burocracia nacional y departamental.
El fenómeno se inició cuando UTE ofreció buena paga y contratos de largo plazo a las empresas privadas que instalasen granjas eólicas. UTE además bonifica el precio por MW hora a quienes se instalen antes de marzo de 2015. También se ofrecen exenciones tributarias.
Al finalizar 2013 habrá más de 150 MW instalados, aunque no todos operativos. Se inicia la era de los grandes parques, de 50 a 150 MW cada uno. El primero que se instaló, Agroland, tiene máquinas chicas movidas por dos palas. Ahora todas tienen tres grandes palas para optimizar la captación de vientos y con potencias que van de 1,8 hasta 3,3 MW cada una. Los mejores vientos se registran en el sur del país, en particular en las sierras de Maldonado y en Montevideo; y luego en las sierras de Lavalleja y en torno a Paso de los Toros.
Según el viento, la máquina. En la costa francesa hay aparatos de hasta 6 MW de potencia. Instalar molinos en el mar es mucho más caro aunque el viento, libre de obstáculos, es más uniforme. Además se evitan las quejas habituales: ruido (que afecta hasta unos 300 metros de distancia) y "polución" visual, un asuntos discutible.
Otra queja es la amenaza para las aves. Sin embargo las aspas son muy visibles y giran más bien lento (se utilizan multiplicadores para mover el generador a gran velocidad). En general los pájaros las ven y esquivan con facilidad. "En España sólo he oído de un pájaro muerto por las aspas", dice Tabaré Martínez, un uruguayo experto en grúas que trabaja por el mundo para el grupo Sarens, una multinacional de origen belga. "Sin embargo, como los ecologistas allí son muy fuertes, he tenido parado un parque entero porque un águila estaba poniendo huevos en un molino", narra Martínez. Soviets y electricidad.
A fines del año que viene, con mucha experiencia ganada, habrá en Uruguay por lo menos 700 MW de potencia instalada de energía eólica. En 2015-2016 serán unos 1.000 MW de potencia en base a viento, 22,5% de propiedad pública y el resto privada, y en 2017 podría alcanzarse unos 1.350 MW. Entonces el petróleo, básicamente para uso en vehículos e industria, representará sólo el 40% de la matriz energética nacional (más de 50% hace una década). La producción de energía eléctrica, en tanto, se hará al menos en un 90% por fuentes renovables: 45% de hidroeléctrica, 30% de eólica y 15% de biomasa.
En un día de buen viento y bajo consumo los parques eólicos podrán cubrir por sí solos toda la demanda eléctrica nacional. En buen romance, las centrales térmicas serán poco utilizadas. La leña, en tanto, seguirá siendo el principal energético para calefacción y para la industria.
En la región, la mayor cantidad de parques se instala en Brasil. Pero Uruguay es el país de América Latina, y tal vez del mundo, que cubrirá pronto el mayor porcentaje de abastecimiento eléctrico con molinos. Lenin dijo cierta vez que comunismo era soviets más electricidad. El comunismo y los soviets resultaron fallidos. Pero la electricidad es uno de los dioses de este tiempo y algunas de sus catedrales tienen forma de molino.
El País - http://www.elpais.com.uy/- Imagenes: ceibal.edu.uy
Hay personas que los encuentran horribles. Otros los aprecian como esbeltas esculturas modernas. La mayoría sólo se sorprende: objetos extravagantes en la verde campaña oriental que hubieran desconcertado al mismísimo don Quijote.
Los parques eólicos con sus grandes molinos son recientes en Uruguay, aunque no en el mundo, y hay muchas esperanzas depositadas en sus aspas. Las personas y empresas utilizan cada vez más aparatos y la demanda por electricidad en el país crece en ángulo agudo: más de 6% anual en la última década. ¿Cómo proveerla? Los recursos naturales tienen límites y se encarecen. Pero la tecnología crea opciones.
Pasos inaugurales.
En el principio fue el pequeño parque Agroland, en Rocha, del grupo argentino Bulgheroni, que en marzo de 2007 comenzó a suministrar unos modestísimos 0,45 megavatios (MW). En junio de 2008 el mismo grupo agregó a la red eléctrica otro parque, ya con unos respetables 18 MW. Cada MW de potencia instalada provee el consumo eléctrico promedio de 1.500 personas, unos 500 hogares.
Entre diciembre de 2008 y junio de 2010 comenzaron a operar los parques eólicos de la empresa estatal UTE: Caracoles I y II, con 10 aerogeneradores en la cima de la sierra del mismo nombre, en el departamento de Maldonado, con 20 MW de potencia instalada. Entre 2011 y 2012 la firma Kentilux agregó otros 17,2 MW con un parque montado en el departamento de San José. Hoy, a casi siete años de los tímidos inicios, se han conectado 59,3 MW de potencia en base a viento al sistema de distribución nacional: 20 MW propiedad de UTE y 39,3 de empresas privadas. Son suficientes para abastecer casi 30.000 hogares, el 2,5% del total del país.
La electricidad en base a "granjas" eólicas, un salto evolutivo de los viejos y pequeños molinetes, tan comunes en la campaña uruguaya, es "limpia", inagotable y -en el mediano plazo, porque la inversión inicial es grande- mucho más barata que la producida con petróleo en centrales térmicas. Parece el complemento ideal para las cuatro represas hidroeléctricas que proveen la mayor parte de la demanda uruguaya por electricidad.
Era de gigantes.
No es un asunto sencillo: la logística (puertos, carreteras, camiones especiales, grúas) está al límite y escasean los técnicos y operarios calificados. Los proyectos suman unos 1.000 MW: más de 500 molinos que pesan al menos 250 toneladas cada uno y cuyo valor unitario ronda los 3,7 millones de dólares.
También se acumularon retrasos de todo tipo debido a la falta de experiencia, las limitaciones materiales y las horcas caudinas de la burocracia nacional y departamental.
El fenómeno se inició cuando UTE ofreció buena paga y contratos de largo plazo a las empresas privadas que instalasen granjas eólicas. UTE además bonifica el precio por MW hora a quienes se instalen antes de marzo de 2015. También se ofrecen exenciones tributarias.
Al finalizar 2013 habrá más de 150 MW instalados, aunque no todos operativos. Se inicia la era de los grandes parques, de 50 a 150 MW cada uno. El primero que se instaló, Agroland, tiene máquinas chicas movidas por dos palas. Ahora todas tienen tres grandes palas para optimizar la captación de vientos y con potencias que van de 1,8 hasta 3,3 MW cada una. Los mejores vientos se registran en el sur del país, en particular en las sierras de Maldonado y en Montevideo; y luego en las sierras de Lavalleja y en torno a Paso de los Toros.
Según el viento, la máquina. En la costa francesa hay aparatos de hasta 6 MW de potencia. Instalar molinos en el mar es mucho más caro aunque el viento, libre de obstáculos, es más uniforme. Además se evitan las quejas habituales: ruido (que afecta hasta unos 300 metros de distancia) y "polución" visual, un asuntos discutible.
Otra queja es la amenaza para las aves. Sin embargo las aspas son muy visibles y giran más bien lento (se utilizan multiplicadores para mover el generador a gran velocidad). En general los pájaros las ven y esquivan con facilidad. "En España sólo he oído de un pájaro muerto por las aspas", dice Tabaré Martínez, un uruguayo experto en grúas que trabaja por el mundo para el grupo Sarens, una multinacional de origen belga. "Sin embargo, como los ecologistas allí son muy fuertes, he tenido parado un parque entero porque un águila estaba poniendo huevos en un molino", narra Martínez. Soviets y electricidad.
A fines del año que viene, con mucha experiencia ganada, habrá en Uruguay por lo menos 700 MW de potencia instalada de energía eólica. En 2015-2016 serán unos 1.000 MW de potencia en base a viento, 22,5% de propiedad pública y el resto privada, y en 2017 podría alcanzarse unos 1.350 MW. Entonces el petróleo, básicamente para uso en vehículos e industria, representará sólo el 40% de la matriz energética nacional (más de 50% hace una década). La producción de energía eléctrica, en tanto, se hará al menos en un 90% por fuentes renovables: 45% de hidroeléctrica, 30% de eólica y 15% de biomasa.
En un día de buen viento y bajo consumo los parques eólicos podrán cubrir por sí solos toda la demanda eléctrica nacional. En buen romance, las centrales térmicas serán poco utilizadas. La leña, en tanto, seguirá siendo el principal energético para calefacción y para la industria.
En la región, la mayor cantidad de parques se instala en Brasil. Pero Uruguay es el país de América Latina, y tal vez del mundo, que cubrirá pronto el mayor porcentaje de abastecimiento eléctrico con molinos. Lenin dijo cierta vez que comunismo era soviets más electricidad. El comunismo y los soviets resultaron fallidos. Pero la electricidad es uno de los dioses de este tiempo y algunas de sus catedrales tienen forma de molino.
El País - http://www.elpais.com.uy/- Imagenes: ceibal.edu.uy