¿Desglobalización?
The Oil Crash
Comenzamos este post inspirados en el espléndido dibujo de Alberto Campos que asocia el capital natural (hombrecito verde) al desarrollo industrial (globo) y que creemos es perfecto para ilustrar el análisis sobre la globalización y el futuro postglobal . Si bien desarrollo industrial y globalización no necesariamente tienen que estar relacionados, podemos apreciar que uno se retroalimenta del otro. Y, en alusión al dibujo de Alberto, un componente del proceso es el material del globo, representando a la estructura del sistema, y el otro el aire que se le insufla, simbolizando la energía que lo hace expandir y le da forma. Ahora… llegado al punto en el que se hace muy difícil o imposible seguir inyectando aire al globo por la presión creciente y las fuerzas menguantes, solo cabe esperar alternativas de “desinflamiento” del mismo. Y el presente post va orientado justamente a discernir qué lo caracterizaría, cuál de las variantes tendría más posibilidades de ocurrir o sería la más deseable, y qué nombre sería más adecuado para describirlo. Y no es que consideremos de vital importancia “ponerle el nombre correcto”… En realidad vemos como interesante el ejercicio al que nos obliga este desafío intelectual, para esclarecer el presente con base en el pasado próximo y para proyectar en perspectiva los futuros probables.
Quizás nuestra pretensión sea vana o tardía porque en múltiples sitios de la WEB ya muchos hablan de la transición en términos de desglobalización [1] [2] para describir el período de tiempo comprendido entre la globalización y la postglobalización [3]; y parece natural que así sea, pues se da por sentado que la única alternativa es decrecer, colapsar o más precisamente desglobalizar, según el término más usado y aceptado... es decir, lo opuesto de globalizar. ¿Pero tiene que ser necesariamente así? ¿No es acaso una visión puramente materialista, economicista o tecnicista la que motiva esta nominación? ¿No podría acaso ocurrir que el mundo se desglobalice en ciertos aspectos pero no en otros? Y queremos resaltar que aunque el tema en cuestión suene a baladí, no lo es desde el momento que los resultados pueden estar condicionados por la actitud que adoptemos y a su vez, la actitud condicionada por el mensaje que se instale en nuestras mentes. Si nos convencemos de que la única opción es un colapso “madmaxista”, pues hay más probabilidades de que ello ocurra; sería “una profecía autocumplida*”.
Pero para que nuestra propuesta tenga sentido, antes de profundizar creemos pertinente documentar que ya estamos sumergiéndonos en el proceso de decadencia de la era global** . Empecemos haciendo un poco de historia... Quizás sean los viajes de conquista de Colón a América con sus tres carabelas "eólicas", el evento histórico que grosso modo simbolizaría el inicio de una forma avanzada pero todavía artesanal de recorrer y conectar el mundo, que más adelante se transformaría y potenciaría primero con la aparición de los barcos y trenes a vapor y paso seguido con los motores a explosión como icono del comienzo de la era de los hidrocarburos. Nace así la globalización. Una nueva, masiva y veloz forma de transitar e interconectar el globo terráqueo, que sin la ingente disponibilidad de energía abundante, barata, potente y versátil, además de los fundamentales y frescos descubrimientos científicos y tecnológicos, no hubiera sido posible.
Ahora intentemos hacer un balance de lo percibido por la humanidad, como lo positivo y lo negativo de la globalización.
Hubo un momento a partir del cual la globalización nos dio la idea de que ya no volveríamos a estar aislados. Intereses económicos y políticos globales hicieron caer dictaduras en pos de la "democracia y la apertura de los mercados". Avalanchas de productos importados surcaron los mares y nos deslumbraron mejorando la calidad de nuestras vidas a la vez que promoviendo el consumismo y el derroche. Se globalizaron idiomas, comidas y culturas, como también trabajos, vacaciones y modas. Se entretejieron las economías y el mundo de las finanzas. Nos deslumbraron los avances tecnológicos en las comunicaciones, acercando voz, datos e imágenes desde y hacia cualquier rincón del globo en fracciones de segundos. Se globalizaron las guerras por los recursos naturales y se tomó conciencia de la finitud del planeta. Se globalizaron los problemas ecológicos y ambientales, como así también los problemas sociales y climáticos. A la vez nos enriquecimos con el aumento de la empatía entre diferentes culturas y los avances científicos y tecnológicos. Nos vimos también beneficiados por el intercambio de una cantidad de recursos naturales, que si bien han devenido en desequilibrios ecológicos, también se redistribuyeron para mayor utilidad de todas las personas. Y tal vez lo más relevante por su impacto... se globalizó la reproducción del ser humano, dominando y sobresaliendo por sobre todas las demás especies [4] .
Pero, comienzan a alzarse cada vez más voces de alarma (y creemos que con justa razón) en contra de los efectos devastadores que está teniendo la globalización en múltiples frentes. Y si bien somos conscientes de que no habrá un único momento que defina “el antes y el después”, podríamos poner al año 2008 como un momento clave por el estallido de crisis y declives económicos simultáneos con impacto global (muy probablemente como consecuencia del Pico Global de producción de petróleo convencional en el año 2005), que tienen claras consecuencias sobre las poblaciones humanas, que de no haberse implementado los estímulos financieros llamados Quantitative Easing (QE) y de no haber crecido la deuda en China y otras potencias, la historia hoy ya sería más compleja de lo que es. Aunque sabido es por una minoría que solo se ha “pateado la pelota para adelante”, a costa de endeudar el presente y traer del futuro los recursos de las generaciones venideras, y a riesgo de hacer más violentos los próximos estertores del sistema (posible efecto Séneca).
La crisis que se viene gestando en EE.UU y Europa se puede considerar trascendente porque para el inconsciente colectivo simbolizan el orden globalizado, por considerarse que son quienes lo gestaron y desde donde se origina el proceso. También fue trascendente el efecto del informe del IPCC de 2007 [5] que llevó el cambio climático a un pico de interés (importante expresión de globalidad por los daños causados al ecosistema global con, entre otras, evidentes causas antropocéntricas. El deshielo de la banquisa del ártico llegó a su mínimo y las temperaturas globales estaban en su máximo, aunque luego se... ¿estabilizarían? [6]
Pues vamos viendo claro que algo no anda bien con la globalización… y así los movimientos antiglobalización otrora minoritarios se volvieron masivos. Al Foro Social Mundial se le empezaron a sumar otras marchas, partidos políticos (tanto de izquierda como de derecha), corrientes de pensamiento, medios de comunicación alternativos, mayor conciencia ambiental, local y energética. En fin, nuevas corrientes desafiando el cauce del río principal.
Pero la mayor cantidad de gente vive en Asia y allí la globalización todavía tenía mucho por dar. El 2008 fue un llamado de atención global, aunque duró poco para la mayoría de las 6.500 millones de personas de entonces... y así, mientras Chávez sumaba líderes que despotricaban contra la globalización y Evo Morales le sacaba poder a las multinacionales, intentábamos tener las mejores relaciones con China, India y Rusia que tironeaban (y tironean) la telaraña global para su lado.
La globalización entonces ya no sólo eran el G8, FMI, OMC, ni eran Coca-cola, McDonalds, Microsoft, Walmart y Carrefour entre otros. Ahora adquiría otro rostro. Podían ser los BRICS, las “redes sociales”, los transgénicos con la soja a la cabeza, la lucha contra el cambio climático, la Primavera Árabe, los Indignados, los Ocupa, Wall Street, etc. Así, la sumatoria de varias crisis van reconfigurando nuestra visión de la globalización, mientras que todavía podemos seguir sumando otras... Otras como que luego del ataque a Libia las guerras regionales-globales nos muestran la peor cara de esta globalización... el ISIS, Crimea, Siria, Egipto, Yemen atacado por una coalición liderada por Arabia Saudí y la bajada del precio de varias commodities... la bajada del precio de nada menos que el petróleo, por… la destrucción de la demanda global... ¡por la destrucción de la globalización!
Nos dirán que la globalización no es sólo eso, que está más afianzada que nunca y que a la internet le queda mucho por crecer, que las criptodivisas sin fronteras superarán lo que por ahora conocemos de la globalización monetaria, que el cambio climático se está tomando más en serio en la política y las luchas se hacen más activas y globales. Podríamos decir que la guerra al ISIS se solucionaría con una coalición global o que, como en el 2008, aunque haya una nueva debacle económica se revertirá rápidamente porque es lo que ha venido ocurriendo y es lo que se espera como consecuencia lógica… después de todo es lo que nos han inculcado mediante los medios de información masiva: ¡eterno crecimiento, bienestar y desarrollo tecnológico en todos los aspectos de nuestras vidas!
Y quienes defienden el modelo se escudarán y dirán también que gracias a los avances tecnológicos hay una globalización virtual en aumento (de hecho los movimientos antiglobalización no vienen luchando contra internet o el software libre sino mediante estos), lo cual es sin duda cierto. ¿Pero se podrá sostener en el tiempo sin el aporte de mucha energía? ¿Es el reciente apagón de internet en Europa y Asia un preludio de lo que se viene? Si la demanda global cae por las dificultades económicas, ¿será rentable el desarrollo o mantenimiento de las tecnologías e infraestructuras necesarias? (muchos síntomas hay ya de que no va a ser posible). Y así, el futuro que parece o se nos muestra como brillante, se oscurece aún más cuando nos informamos sobre las graves limitantes físicas y geológicas, que ocasionan la dependencia en metales raros o recursos que están llegando también a su Pico de producción y/o explotación y por su concomitancia con los problemas financieros que le son inherentes.
Hay otro impacto negativo a tener en cuenta de la globalización... La misma ha generado la falsa situación de eterna seguridad y bienestar. Se instaló la idea de un Estado o sistema benefactor que todo lo soluciona y lo brinda hecho. Desde la provisión de alimentos hasta el abrigo, la seguridad física y social, la salud, la educación, la justicia, etc. Y hoy, para las generaciones que nacimos y nos criamos entre tantas facilidades, cuesta imaginar la posibilidad de que sin energía la época de bonanzas pueda tener los días contados. Se ha arraigado tanto la idea de que las necesidades básicas para la subsistencia hoy parecen estar resueltas, que vamos por la vida distraídos y preocupados en acceder a las últimas tecnologías y a las últimas modas, o en el peor de los casos en salir a protestar cuando se cortan los suministros de servicios como el agua, la luz, el gas, internet, telefonía, etc. como si fueran un derecho adquirido e indeclinable. Mientras, estamos sumidos en la inconsciencia de lo que realmente cuesta en términos energéticos, físicos, económicos y de recursos que dichos servicios estén disponibles en cada hogar y en casi cualquier punto del Globo los 365 días del año.
Y todavía podemos sumar otro efecto nocivo de la globalización, más subjetivo quizás pero que "se respira y flota en el aire". Se trata de una especie de hartazgo, confusión y sensación de que -contrariamente a lo que nos informen cada día- vamos por el camino equivocado. Sensación de infelicidad y desorden creciente, con el consecuente agotamiento físico y mental (estrés, depresión, etc.) como resultado de una lucha que parece no tener mucho sentido y que ha encontrado su techo. Estructuras mentales, ideológicas, de valores, institucionales y materiales que colapsan a ojos vista. Y sin dudas, que el descrédito creciente en el modelo –aunque quizás no del todo consciente todavía para la mayoría- ayuda a sinergizar la espiral negativa en favor de la… ¿desglobalización? Se resume en la creciente apatía y rebeldía de las generaciones jóvenes, con el consecuente desinterés por protagonizar y ser partes del modelo global, aunque paradójicamente sean al mismo tiempo presas del mismo, por las tecnologías que los absorben y abstraen del “mundo real”… del mundo físico… del mundo con límites.
Fuente: The oil crash (Fragmento) Imagen: Capital natural y desarrollo industrial (por Alberto Campos)