España: ¿Hay que aplicar la 'solución final' a las especies invasoras?



Mosquitos tigre, avispas asiáticas, cangrejos azules... La proliferación de estas especies durante este verano aviva el debate entre los ecologistas sobre su conservación o erradicación

Javier Caamaño

MADRID.- Quizás este verano haya notado un aumento notable de los mosquitos que le molestaban por las noches. No sería extraño, ya que las altas temperaturas que se han registrado esta primavera y este verano han dejado en España una plaga de mosquitos tigre, un insecto procedente del sudeste asiático. 
Estos mosquitos, que casi matan a un joven en Murcia que sufrió cientos de picaduras, han obligado incluso a la Generalitat a dar órdenes a los Mossos d'Esquadra para que inspeccionen los vehículos que entran a la la comunidad autónoma para evitar que se propague una especie de la que se prevé que lleguen casi un millón de ejemplares a nuestro país en este verano.
El de los mosquitos tigre no ha sido el único caso de "invasión". El norte de España también ha sufrido una plaga de avispas asiáticas, conocidas como las avispas "asesinas", y no parece que el nombre sea en vano: este martes se conocía la muerte de una mujer de 86 años causada por más de treinta picaduras, además de registrarse decenas de ataques de este tipo.
Y no solo hay insectos entre las plagas de este verano, ya que la lista de especies invasoras en España incluye a animales como el caracol manzana, el mapache o el mejillón cebra. Esta misma semana se detectaba también el primer ejemplar en nuestro país de pacú, un pez de origen amazónico emparentado con las pirañas que es temido por la apariencia humana de su dentadura. Y no tranquiliza mucho saber el nombre por el que se le conoce popularmente (por un incidente en Papúa Nueva Guinea): el "cometestículos". 
Ante la proliferación de estos nuevos "inquilinos" de los hábitats españoles, los ecologistas no se ponen de acuerdo sobre qué se debería hacer con el problema. La decisión no es fácil: ¿Se debe respetar a estas especies, aun a riesgo de que ellas acaben con las que ya vivían en la zona? ¿O hay que erradicarlas para evitar males mayores?
Un ejemplar de pacú, conocido por su dentadura con forma humana. FOTO: Henrik Carl (Universidad de Copenhague)
La respuesta de los ecologistas es unánime: no hay que llegar a ese punto. Lo idóneo es invertir en prevención para que estas plagas no logren expandirse y establecerse en zonas cuyos hábitats quedan en serio peligro con su presencia.

Sin embargo, en lo referente a qué medidas tomar en última instancia, surge la división. Hay organizaciones, como Greenpeace, que ven viable su erradicación -si los biólogos la avalan- una vez que una especie invasora se ha conseguido implantar. Y es que, según recuerdan, este fenómeno es la segunda causa de la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas, solo por detrás de la disminución de los hábitats. Son, además, un grave peligro para las economías locales.
Otros, como Ecologistas en Acción, también contemplan la erradicación de los grupos invasores, aunque recalcan que "depende, no hay recetas comunes" en esta cuestión. Creen que hay que valorar cada situación, y ponen como ejemplo el de algunos casos en los que se han gastado millones y millones de dinero público para intentar sacrificar a una especie invasora sin ningún resultado.
Desde PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal), mantienen firmemente la postura contraria: "La solución nunca puede ser exterminar a una especie", dicen. De hecho, fueron contrarias a la propia publicación del catálogo de estas especies que hizo el Gobierno, y se quejan de que en la mayoría de los casos se trata de animales introducidos voluntariamente. "Nosotros somos los culpables", afirman para argumentar que no podemos tratar de resolver estos casos cortando por lo sano.

Imagenes: Seis de las especies invasoras que se han instalado recientemente en España (de izqda a dcha): el mosquito tigre, el mejillón cebra, el pacú, el cangrejo azul, el caracol manzana y la avispa asiática. - Un ejemplar de pacú, conocido por su dentadura con forma humana. FOTO: Henrik Carl (Universidad de Copenhague) -




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