En el Día por el Decrecimiento
El 29 de octubre de cada año se celebra el Día por el Decrecimiento, un día simbólico que recuerda la gran crisis del sistema económico conocido como crac del 29, y que ahora cobra una nueva dimensión a la luz del del marasmo de emergencias que nos acechan, empezando por la que envuelve a todas, la emergencia climática. Si la crisis del 29 supuso, además de una reestructuración global del capitalismo, la Gran Depresión y la llegada de los fascismos, las crisis y emergencias del presente nos sitúan en un escenario terminal, en el que el crecimiento exponencial e indefinido, consustancial al sistema capitalista, ha llegado a los límites de un planeta finito, y de la misma sostenibilidad de la civilización humana.
Fuentes: Ecologistas en Acción
Por eso son cada vez más las voces que plantean un cambio de sistema, una salida del capitalismo salvaje que nos ha traído a esta encrucijada histórica en la que estamos.
Los síntomas de que estamos ante una crisis de mayor trascendencia y globalidad que la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado, no dejan de acumularse:
• Una crisis energética que anuncia el tabú innombrable del descenso energético, el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles. Si desciende la disponibilidad de energía, se hace imposible el crecimiento, y el sistema entra en crisis. Según la gran mayoría de expertos ya habríamos superado el cénit de producción de todos los petróleos, mientras que para el gas “natural” este cénit y posterior declive se situaría en torno a 2030, y el del carbón en torno a 2040.
• La incapacidad de sustitución de las energías fósiles por energías renovables en las actuales condiciones de crecimiento, por su propia naturaleza y por el cénit próximo de los minerales estratégicos fundamentales para su construcción.
• Una emergencia climática provocada, precisamente por la quema de estos combustibles fósiles, que, independientemente de su cercano agotamiento, exige una reducción radical de su consumo si se quiere tener la posibilidad de que nuestro planeta sea habitable para los seres humanos.
• Mientras tanto, y empujando en la misma dirección suicida del crecimiento, el llamado “capitalismo verde” ha encontrado en los fondos Next Generation, un balón de oxígeno para seguir creciendo, amparado en el mismo desvarío de la ausencia de límites.
Estaríamos pues asistiendo a los primeros síntomas de una enorme recesión/depresión económica y, seguramente, a una profunda crisis sistémica que nos llevará más pronto que tarde, si no le ponemos remedio, a distintas formas de colapso.
Ante este grave panorama la única alternativa sensata y razonable es la del decrecimiento. En cualquier caso, decreceremos sí o sí. Pero no es lo mismo el decrecimiento caótico y descontrolado impuesto por una crisis económica, que el decrecimiento como una propuesta planificada, fruto de una decisión democrática colectiva con el objetivo de acercarse a la sostenibilidad ecológica y la justicia socio-ambiental.
Este Día por el Decrecimiento aboga por un decrecimiento planificado en unas dimensiones económica, política, social y ecológica que suponen en conjunto una alternativa radical al modelo de desarrollo actual basado en el crecimiento económico ilimitado. Frente al endiosado PIB como medida de todo, propugna la idea de “Vivir mejor con Menos” o “Menos para Vivir Mejor”, y separa radicalmente la idea de Buen Vivir del consumo excesivo e irresponsable de recursos materiales y energéticos.
Según Serge Latouche, uno de los pensadores de referencia en los proyectos de decrecimiento, este, supone un conjunto de respuestas agrupadas en el modelo de las “8 R”:
1. Revaluar: Revisar nuestros valores y elegir los cooperación frente competencia, altruismo frente a egoísmo individualista, sobriedad frente a consumismo, etc.
2. Reconceptualizar: Modificar la manera en que construimos nuestra forma de captar la realidad. La pobreza, la escasez, la felicidad son construcciones sociales que debemos desmantelar para reconstruir.
3. Reestructurar: Adaptar el aparato de producción y las relaciones sociales según los valores nuevos de vida simple y respeto ecológico.
Relocalizar: Relocalizar la producción y el consumo a nivel local, y evitar el transporte desde largas distancias por los altos costos energéticos y de emisiones que suponen.
4. Redistribuir: Redistribuir la riqueza, tanto en losEstados como en las relaciones entre el norte y el sur.
5. Reducir: Reducir el consumo a lo justo y necesario para vivir, evitando el consumismo desenfrenado típico de las sociedades capitalistas.
6. Reutilizar. Reutilizar y reparar al máximo todos los bienes, conservarlos en vez de desecharlos.
7. Reciclar: Reciclar hacia otros usos cuando los objetos terminen su vida útil.
¿Cómo celebrar el Día por el Decrecimiento?
El Día por el Decrecimiento deberá servirnos:
• Para echar el freno y replantearnos, en una situación de crisis sistémica, nuestros conceptos de felicidad y bienestar, y desligarlos del consumismo, que la publicidad ha fijado con firmeza en nuestros cerebros.
• Para pensar en las actividades económicas al servicio de los seres humanos, y no del lucro privado.
Para poner la vida y los cuidados en el centro.
La Buena Vida, en suma, dependerá de la sostenibilidad y el mantenimiento de la vida, de nuestras relaciones personales y familiares, del brillo de nuestras mayores cualidades humanas.
Mirarnos la huella ecológica
Una propuesta para valorar los profundos cambios que necesitamos en nuestras vidas es calcular nuestra huella ecológica. Comprobaremos que si toda la humanidad viviera como nosotras y nosotros, se necesitarían dos o más tierras. Los datos nos saldrán así de elevados porque, además de nuestros consumos personales o familiares, están los que suponen vivir en un país con alto nivel de desarrollo (infraestructuras, servicios públicos, etc.)
Entre las muchas propuestas seleccionamos estas dos:
• Calculadora del Global Footprint Network
• Calculadora de la Fundación Vida Sostenible
Fuente: https://www.ecologistasenaccion.org/182624/dia-por-el-decrecimiento/